Eduardo Filliol, productor ovejero, dijo que el chipeo y la castración de perros no es una mala solución, pero le falta rapidez, y ésta se podría lograr con las brigadas de control.
El viernes 29 de enero un grupo de productores ovejeros trasladó a la Plaza Independencia, frente a la Torre Ejecutiva, ovejas muertas y lastimadas por perros. El objetivo fue hacer visible en la ciudad un problema que los productores sufren desde hace décadas.
La Mañana consultó al productor ovino Eduardo Filliol que posee establecimiento en Paysandú y se dedica la cría de Merino Australiano y Poll Dorset, pero además integra el directorio del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) en representación de la Federación Rural.
“Las soluciones que se plantean” por parte del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) “no son malas, por ahí está la salida, porque se busca tener un control de los perros y cada vez que un animal hace algo malo saber quién es su dueño, lo que pasa es que esas soluciones que consisten en castrar y chipear, son a largo plazo”, expresó.
Lo que el sector ovino necesita “es una solución ahora, que comience a dar respuesta de forma inmediata mientras se desarrollan esas otras opciones”, y en ese sentido una de las ideas manejadas es la creación de “brigadas de control”.
Consultado sobre las mismas, Filliol dijo que las brigadas implicarían el trabajo conjunto de por ejemplo el Ministerio del Interior, las intendencias y el Ministerio de Defensa.
Ante la presencia de perros en un establecimiento el productor o empleado que está recorriendo el campo podría llamar a un número de teléfono de emergencia como el 911 y comunicaría la situación. La brigada de control se trasladaría al lugar, capturará al perro y lo derivaría a un refugio. Allí el animal es castrado y se le coloca el chip para luego ser puesto en adopción. “Es una forma rápida de combatir el problema”, dijo.
La idea también es válida para los animales que están en las ciudades y pueblos, pero no solo perros “porque también es común ver caballos, vacas y ovejas” en centros poblados y éstos “causan accidentes que a veces tienen consecuencias irreversibles”.
La tarea de la brigada de control implica que haya una respuesta rápida y requiere de la participación conjunta de diferentes dependencias del Estado e instituciones privadas. “El Ministerio del Interior conoce cómo se implementa la captura de los perros, las intendencias y el Ministerio de Defensa poseen vehículos para el traslado de todo tipo de animales, y las ONG los reciben. En el caso de los equinos “pueden ser entregados a escuelas de equitación para niños autistas”, sugirió.
A su vez hay que “educar a los ciudadanos” para que asuma “responsabilidad en los animales que posee”. En ese sentido consideró que “el ser humano marcha a rigor, sino le duele no pasa nada, entonces hay que hacer las cosas más drásticas como aplicar multas elevadas”. “Nos falta cultura sobre cómo tener nuestras mascotas, las que debemos sacar con una correa y juntar lo que ensucia en los espacios públicos”.
No son perros salvajes
Filliol reflexionó que los perros que atacan a las ovejas “no son salvajes” por lo que “pueden ser recuperables, pero para eso hay que tenerlos con responsabilidad”, y es allí cuando comienza a operar la tenencia responsable.
“Se pueden adoptar porque no son animales agresivos con el ser humano, son agresivos sí con las ovejas porque son animales que están acostumbrados a salir a morder y cuando se juntan dos o tres más, es como que empiezan a jugar y muerden, no son mordeduras para comer, por eso en un par de horas son capaces de lastimar 50 o más ovejas”, y muchas de éstas se mueren porque “la saliva y mordedura del perro es muy difícil de curar en las ovejas, además cuando el ovino se ve atacado se asusta, se mete al agua y muere ahogada”.
Al otro día, cuando el productor se encuentra con eso siente “enojo, impotencia y una angustia enorme. Es el mismo sentimiento que sintió el ciudadano de Montevideo cuando vio las ovejas que llevaron a la Plaza Independencia. El no poder hacer nada para poder salvar a ese animal hace que uno se sienta muy mal”, explicó.
A eso se suma que “cada oveja implica años de trabajo, implica genética, y todo se va en un par de horas, y no se soluciona con la compra de otra oveja porque genéticamente no va a ser igual a esa que fue muerta por el perro. Los productores logran tener sus ovejas con una genética buscada, lo que lleva mucho trabajo y no hay una matriz que permita hacerlo fácilmente. Entonces cuando uno se encuentra con las ovejas lastimadas en el campo le pasan muchas cosas por la cabeza, y esa impotencia y desesperación fue lo que llevó a los productores a llevar las ovejas a la Plaza Independencia”, concluyó.
Perros Maremma, burros y llamas
Eduardo Filliol dijo que los perros Maremma son una “buena solución” para evitar predadores. “Nosotros tenemos perros Maremma y con ellos controlamos perros, zorros y caranchos, no los ataca sino que los corre”. Otra forma es el uso de burro y la llama, pero “sobre estos no tengo experiencia en mi establecimiento”, aclaró.
Por otro lado, comentó que la mayor presencia de montes en Uruguay “permite que los predadores se trasladen más porque ahí entre los árboles se sienten seguros”.
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