En la zafra de cultivos de invierno actual el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) recibió muestras de colza (Brassica napus) provenientes de chacras con síntomas de senescencia prematura y vuelco. Tras un análisis detallado, confirmamos daños en los tallos caracterizados por galerías causadas por larvas de moscas. Las muestras se conservaron en el laboratorio de entomología de INIA La Estanzuela y se identificaron los individuos adultos e inmaduros provenientes las mismas.
En esta comunicación, se registra por primera vez la presencia en Uruguay de dos especies de moscas barrenadoras en colza: Phytomyza rufipes (Diptera: Agromyzidae) y Scaptomyza sp. (posiblemente S. flava; Diptera: Drosophilidae). Mientras que ambas especies fueron confirmadas mediante identificación tanto taxonómica como molecular, solo se encontraron larvas y pupas de Phytomyza rufipes dentro de los tallos afectados por barrenado. Consecuentemente, a continuación, se proporciona información detallada sobre esta última especie.
El nombre científico es Phytomyza rufipes (Diptera: Agromyzidae); el nombre común mosca barrenadora del tallo de colza.
Distribución
Phytomyza rufipes tiene una amplia distribución en Europa, donde se ha conocido durante mucho tiempo como una plaga del género Brassicae (Spencer, 1973). También se ha reportado en los Estados Unidos y Canadá (Rossa et al., 2006). En la región neotropical, se registró por primera vez en Colombia, posiblemente como una introducción desde Europa (Spencer, 1984), y posteriormente en Argentina (Valladares et al., 1999).
Importancia y ciclo
Phytomyza rufipes es un minador/barrenador de hojas y pecíolos que se alimenta exclusivamente de plantas de la familia de las crucíferas; incluyendo colza, nabos y diversas variedades de coles (Spencer, 1973, 1990). Las hembras adultas ponen sus huevos en el interior de las hojas. Las larvas excavan galerías en el mesófilo, ubicado entre las epidermis de la cara superior e inferior de la hoja, hasta encontrar una nervadura, y desplazarse hacia la nervadura central y el pecíolo, lugar donde pasan la mayor parte de su fase de desarrollo larval. El nivel de daño varía en función de la etapa de desarrollo del cultivo en la que se produce el ataque, siendo más significativo cuanto más jóvenes son las plantas (Spencer, 1973). Debido al posible impacto económico que esta especie puede tener en los cultivos locales, consideramos crucial notificar sobre su presencia en el país y remitir la información necesaria.
Identificación y daño
Los adultos son pequeños, con machos midiendo alrededor de 2,5 mm y hembras alrededor de 3,5 mm. Tienen una coloración general gris mate en el cuerpo, con la cabeza mayoritariamente amarilla, aunque las antenas pueden oscurecerse ligeramente. Las patas y las pleuras también son amarillas, al igual que el flequillo en la escama. Se destacan por tener una frente excepcionalmente ancha, tres veces más ancha que el ojo, que se proyecta de manera llamativa sobre el ojo en vista lateral. Además, las genas son extremadamente desarrolladas, ocupando el 3/4 de la altura ocular. Las hembras adultas ocasionalmente punzan los bordes de las hojas con sus ovopositores, lo que crea protuberancias en la parte inferior de las hojas. Estas punciones a veces no se utilizan exclusivamente para la puesta de huevos, ya que también pueden ser aprovechadas para alimentarse del líquido que se desprende (Bohm, 1957). Se ha observado que las hembras ponen hasta 81 huevos en su vida (Frey, 1951). En Argentina, se detectaron entre 0 y 88 larvas por planta, con un máximo de 11 larvas por pecíolo (Valladares et al., 1999). La pupación puede ocurrir dentro del tallo o en el suelo.
Las larvas de esta especie son blanquecinas y pueden alcanzar hasta 6 mm de longitud. Una característica distintiva de las larvas son los espiráculos posteriores que presentan entre 25 y 30 poros diminutos. Estas larvas atacan las hojas, creando galerías en el mesófilo que se extienden hasta las nervaduras. Luego, se desplazan hacia el pecíolo y lo minan en su totalidad en ambas direcciones, y en ocasiones y cuando las plantas son jóvenes, pueden ingresar al tallo (Frey, 1951; Stapel, 1961). La alimentación de las larvas ocurre principalmente dentro de la médula del peciolo y tallo, y el tejido vascular apenas se ve afectado. Consecuentemente, las hojas a menudo pueden sobrevivir incluso en presencia de una gran cantidad de larvas. Este tipo de daño puede afectar a las plantas desde el momento de la implantación hasta su madurez (Hochapfel, 1937; Roesler, 1937; Günthart, 1946), lo que resulta en la decoloración y pérdida temprana de las hojas, lo que a su vez disminuye la resistencia de las plantas al frío (Stapel, 1961), y también puede resultar en vuelco.
Phytomyza rufipes vs otras moscas en colza
Además de Phytomyza rufipes y Scaptomyza sp. aquí reportadas, en la colza se puede encontrar la mosca de la raíz (Delia radicum, Diptera: Anthomyiidae), que como su nombre común indica, infesta las raíces en lugar de las hojas. Delia radicum no pertenece a la familia Agromyzidae; en particular, los adultos de la mosca de la raíz son más grandes que los agromyzidos y se asemejan más a las moscas domésticas. Además, cabe destacar la presencia sírfidos depredadores (Diptera: Syrphidae), conocidos como “moscas de las flores”, quienes se alimentan de polen y néctar de flores durante su fase adulta, mientras que sus larvas son depredadoras y se alimentan de insectos como pulgones. El reconocimiento correcto es imperativo para un buen panorama de la situación.
Condiciones que afectan su proliferación. Altas precipitaciones influyen negativamente sobre el nivel de la población larval.
Medidas preventivas de control
Aunque potencialmente puede causar preocupación las plantas de colza pueden tolerar la pérdida de hojas más antiguas, y normalmente no se considera necesario el tratamiento con insecticidas. Asimismo, dado que esta plaga es emergente en nuestro país y teniendo en cuenta la naturaleza preliminar de esta comunicación, es esencial realizar investigaciones adicionales para adquirir un conocimiento más completo acerca de su biología y comportamiento.
Es imperativo reportar si las chacras presentan barrenado externo e interno o vuelco de plantas producto del daño de la mosca barrenadora tallo colza para determinar la incidencia de esta plaga emergente en la zafra actual.
Artículo elaborado por técnicos del INIA: Ximena Cibils, Nicolas Baraibar, Mario Gambiasi y Silvina Stewart, de INIA La Estanzuela e INIA Salto Grande.
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