Finalizado el año 2020, con todos sus aspectos luctuosos, se conocen los datos básicos de actividad y de exportaciones, en las que las distintas áreas de la producción rural, con todas las dificultades habidas y por haber, mantienen su posición central en cuanto a la recaudación de divisas y al nivel de actividad en general.
Como se puede ver en el cuadro adjunto, los rubros agropecuarios representaron el 80% de la exportación de bienes, y si bien por diversas causas se han registrado algunas bajas, no se han desplomado y mantienen sus capacidades para ir por la revancha en cuanto se normalice el contexto ambiental (por la sequía), y se estabilicen los mercados, hoy condicionados por la marcha de la pandemia.
La situación actual es de gravedad, qué duda cabe, y así se manifiesta en el resultado de algunos sectores. El dato de exportaciones de bienes comparado con el quinquenio anterior muestra una caída de significación, como ilustra la gráfica de columnas. Respecto al año anterior, la baja de la recaudación en dólares, llega al 9,6 %, pero se explica en su mayor parte por factores circunstanciales que afectan algunos rubros y pueden revertirse en este mismo ejercicio que se inicia (ver recuadro por la revancha).
Exportación de bienes de origen agropecuario
Exportación de bienes
(dóllares, Mill)
La fuente de los datos utilizados en este artículo es la Unión de Exportadores del Uruguay, que utiliza la información de solicitud de exportaciones provista por la Dirección de Aduanas.
Si se agrega la información de exportaciones desde las zonas francas, que releva Uruguay XXI, la baja en la recaudación trepa hasta el 12,5 % de la de 2019: con un ingreso total de menos de US$ 8.080 millones en 2020, que equivale a una caída de más de US$ 1.300 millones entre años. Los principales productos que se exportan desde estos enclaves son: celulosa (a cuya factura se le resta la compra de la madera a la entrada de la zona franca), concentrado de bebidas (planta de Pepsi Cola en Colonia), y productos farmacéuticos. La magnitud de la baja se explica básicamente por la caída del precio de la celulosa, consecuencia directa de la recesión mundial que impuso la pandemia.
Si se observa la evolución de las exportaciones mes a mes a lo largo del año se aprecia que hubo 10 meses consecutivos de baja (de hasta 20% en algunos casos) respecto a igual mes del año anterior. Esta brecha se fue achicando a medida que avanzaba el año y en el último trimestre, y particularmente en diciembre, prácticamente se equipararon los dos años.
Desplome del turismo
Las bajas más cuantiosas se dieron en las exportaciones de servicios, sobre todo en el turismo receptivo, que representa normalmente cerca de la mitad del total. Algunos rubros agrupados en este sector registraron aumentos, como los servicios de telecomunicaciones, informática y otros. En conjunto, la baja fue de casi 18% en los 12 meses anteriores a setiembre (último dato difundido), respecto al año anterior.
Las exportaciones de servicios en los 12 meses a setiembre de 2019 sumaban US$ 4.561 millones, por lo que la baja este año sería del orden de los US$ 810 millones. Si la tendencia se mantiene hasta fin de año, la recaudación en todo el 2020 sería del entorno de los US$ 3.700 millones. Para cuantificar el fenómeno, puede compararse con los 12 meses anteriores a setiembre de 2018, cuando superaron los US$ 4.930 millones. También correspondería considerar la caída de los gastos de los uruguayos, y los demás radicados en el país, en el extranjero, que en este período tuvieron una reducción drástica, sobre todo por el cierre de Argentina. Es decir, habrá una disminución muy importante de los ingresos por turismo receptivo, pero también una baja porcentualmente no menor en la salida de dólares por turismo emisor. De todos modos, en números absolutos es mucho más lo que se pierde que lo que se ahorra.
El rubro cárnico sigue liderando el ranking
Como siempre, empezamos por observar lo ocurrido con la carne vacuna. En el cuadro presentamos datos de cierre oficiales.
Los principales resultados ya habían sido anticipados y ahora simplemente se ajustan con los últimos datos actualizados. La baja en los ingresos por exportaciones de carne vacuna, y en general de todo el sector cárnico, es del orden del 10% respecto al año previo, que fue excepcional, debido a la exacerbación de la demanda china por la crisis en el sector de los cerdos.
O sea, nada que ver con la pandemia, que sí tuvo gran importancia en cuanto afectó la demanda europea, a donde se dirigen los embarques de mayor valor en el marco de las cuotas Hilton y 481, fundamentalmente.
En ese contexto complicado, Uruguay pudo lograr colocaciones a buenos valores en EEUU y Canadá, así como en otros destinos menores, que compensaron en buena medida la caída de las ventas en China y a la UE. China siguió siendo, sin embargo, el principal comprador por lejos de nuestra carne, mantiene un buen nivel de demanda en la actualidad y pronósticos de continuidad en esa línea.
En cuanto a los precios de la carne exportada, si bien se registran algunas bajas puntuales respecto a los muy elevados valores de 2019, siguen siendo relativamente altos en términos históricos. No puede decirse que sean remuneradores, porque eso depende de otros factores que no estamos comentando ahora.
Acuerdos de comercio
La gran tarea a emprender en el rubro cárnico tiene que ver con la mejora en la inserción internacional: Uruguay paga íntegramente los aranceles de importación en casi todos los destinos, salvo las cuotas (acotadas, como su nombre indica) en la UE y en EE. UU., y las ventas dentro del Mercosur. La carne uruguaya paga 12% en China, 26,4% lo que se venda fuera de cuota en EE. UU., y los insuperables 38,5% en Japón y 40% en Corea, los ansiados y más promisorios mercados del mundo. Son más de US$ 200 millones por año que paga la carne nuestra por año de aranceles con el volumen actual de ventas; es una cifra muy significativa, que hace la diferencia entre la prosperidad y el estancamiento.
Lo grave es que nuestros competidores de Oceanía, y también EE. UU. como exportador, pagan muchísimo menos en todos esos destinos: cuentan con Tratados de Libre Comercio con acuerdos de reducción progresiva de aranceles que año a año los van distanciando cada vez más de nuestra posición estática. Este año, 2021, la situación se agrava aún más, dado que entran en vigencia nuevas rebajas para nuestros competidores mientras a nosotros se nos reducen algunos negocios fundamentales. Tal el caso de la cuota 481, cuya fracción disponible baja en 4.500 t, que con la participación que Uruguay habitualmente alcanza podría representar una pérdida de 1.500 a 2.000 t. También se verá afectada la cuota Hilton, debido al Brexit, no porque caigan los volúmenes adjudicados a nuestro país sino porque se pierde flexibilidad en la colocación.
Todavía queda pendiente la apertura de mercados asiáticos de gran volumen, como Indonesia, Filipinas, Vietnam, Malasia y otros, que cuentan con poblaciones cuantiosas –más de 500 millones de personas entre todos-, con economías dinámicas y en crecimiento, lo que siempre se traduce en un aumento en el consumo de carne.
Nuestros vecinos y principales competidores en China y otros mercados, no tienen acceso a Japón y Corea por protocolo sanitario, de modo las condiciones comerciales con esos países se ciñen a un problema de exclusivo resorte uruguayo.
De todos modos, Uruguay accede por estatus sanitario y por numerosos factores de competitividad naturales y construidos, a un abanico de destinos que le permiten colocar su producción a valores promedio respetables. Puede y debe rendir más, pero todavía aprueba sus exámenes.
Escenario inestable
La situación actual de la ganadería está signada por la falta de agua, que amenaza convertirse en una sequía grave para una gran parte del territorio, y por los condicionamientos y sobresaltos que provoca la pandemia, que cierra o achica mercados y aparece inopinadamente en cualquier lado. Cuando pega en algún obrero de los frigoríficos – por suerte ha habido muy pocos casos hasta ahora y rige un protocolo muy estricto de funcionamiento y control -, provoca el cierre temporal de la planta, agravando los problemas, nada menores, de las empresas industriales.
Estos episodios traban la producción, pero la pandemia pega más por el impacto en los mercados de destino, particularmente en Europa, que tiene cerrados o restringidos sus restoranes, hoteles, y el movimiento turístico en todo el continente, adonde se dirigen los cortes cárnicos más valiosos de nuestra producción.
Volumen, miles de toneladas
Precios, dólares x ton exp
Animales vivos
Estrictamente, correspondería incluir dentro del sector cárnico a la exportación de ganado en pie que tiene ese destino, como son la gran mayoría de los embarques, compuestos básicamente por terneros enteros de razas carniceras para ser engordados en feed lots de Turquía.
En 2020 este rubro, “exportación de animales vivos”, recaudó US$ 119 millones. Si bien casi todos fueron animales para carne, hubo algunos lotes de terneras lecheras, que se vendieron a China que deberían contabilizarse en otro rubro. De todos modos, calculamos que no menos de US$ 110 millones se deben a la venta de animales carniceros, lo que, de admitirse este criterio, llevaría la exportación del rubro cárnico a un total de US$ 2.100 millones en el año.
Cereales y oleaginosos
El trigo y la cebada lograron muy buenas cosechas, con rendimientos récord, y para completar captan una fuerte alza de precios; también el arroz aumenta algo la superficie de siembra y mejora las perspectivas de precio para la zafra en curso.
La inesperada bonanza de los cultivos de invierno aportó aire fresco a los agricultores, pero no solo a ellos, porque por diversas vías de interacción se difunde al resto del agro, mediante el pago de arrendamientos y medianerías o contratos en producto, o incluso casos de los mismos ganaderos que hacen algo de agricultura para diversificar ingresos.
En cuanto a la soja y el maíz, el partido se está jugando con viento en contra por la falta de lluvias; todavía hay tiempo de revertir el resultado, y la gente pasa mirando el cielo. Los precios en el mercado de Chicago pegaron un salto insólito y actualmente cotiza alrededor de US$ 500 la tonelada, como 50% más que hace un año. Se puede vender a futuro, es una de las grandes ventajas de este grano, pero el riesgo de tener una cosecha magra por la seca desalienta a los productores, que ven perder una gran oportunidad.
En 2020, la exportación de soja recaudó US$ 243 millones menos que el año anterior, debido a la caída de cerca de 800 mil t en los volúmenes exportados; el precio fue un poco mejor que en el 2019, pero en el año que se inicia todo indica que habrá de pegar un salto mucho más alto.
Carne, Indicadores principales
El agua es vida
Esta nota se cierra en la mañana del lunes 11, al redoble festivo de la lluvia que cae, reviviendo los campos sedientos. Muy lejos se está de resolver el grave problema del déficit acumulado a lo largo de muchos meses, pero el agua es vida, y mientras hay vida hay esperanza.
Por la revancha
Como vimos, se registró una baja de significación en el total recaudado. No todos los rubros que bajaron lo hicieron por las mismas razones: en el caso de la carne, hubo una menor exportación en volumen, potenciada por una ligera baja de los precios. En la soja, la baja se explica por la caída de los volúmenes debido a la menor cosecha, afectada por la seca del verano pasado. Ambos rubros pueden recuperar los volúmenes anteriores a la baja, y en el caso de la soja, beneficiarse de un aumento muy importante de los precios.
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