No es un fenómeno nuevo, pero no por eso deja de ser una competencia desleal que perjudica al profesional local, además de ser peligroso para el estatus sanitario que tiene Uruguay, tan necesario en cuanto productor de alimentos.
Preocupa al Colegio de Veterinarios del Uruguay (CVU) la presencia de veterinarios extranjeros que vienen a trabajar a nuestro país, desde Argentina y Brasil, sin que cumplan con los requisitos que cumplen los profesionales de Uruguay. El Dr. Carlos Morón, presidente de la institución, dijo a La Mañana que eso deja a los veterinarios de nuestro país “en una desventaja muy grande”.
“Los veterinarios de los países vecinos cruzan la frontera, trabajan algunas horas y regresan a su país, sin pagar IVA, la Caja Profesional, BPS, el Fondo de Solidaridad, nada. Cobran y se van. Eso es un ejercicio ilegal de la profesión”, definió Morón.
El profesional aclaró que el CVU “no está contra los veterinarios extranjeros”, porque se considera que “a Uruguay pueden venir, pero es importante que cumplan con las mismas obligaciones que sí cumplimos los demás profesionales que vivimos en Uruguay”.
Estamos ante una situación que “genera un perjuicio económico, además de otros riesgos que hemos constatado, como el ingreso de medicamentos. Muchos de ellos vienen con medicamentos de sus países que acá no están habilitados”, lo que nos lleva “al problema de los residuos que aparecen en algunos animales”, especialmente los de carne que van a frigorífico. Eso es preocupante. Y si fuera un producto habilitado en Uruguay también es perjudicial” por la condición en que ingresa y porque perjudica a quienes lo comercializan.
Sobre los residuos dijo que los veterinarios son los “encargados de controlar que no aparezcan”.
Un fenómeno de varios años
La llegada de veterinarios extranjeros “es un fenómeno que está hace tiempo”, pero “el CVU comenzó a actuar hace un año y medio, y como institución empezamos a llamar la atención sobre ese tipo de cosas”.
La institución se creó en agosto de 2022 con el fin de establecer un marco normativo al ejercicio de la profesión, estableciendo deberes y derechos, garantizando el ejercicio de la profesión veterinaria dentro de un marco ético. Además, vela por que se cumpla con los valores y reglas contenidos en el Código de Ética Veterinario, así como garantizar los derechos de los usuarios al brindar una asistencia de calidad; y busca promover la responsabilidad social, la salud animal, la seguridad e inocuidad alimentaria, el bienestar animal y el cuidado del ambiente.
Morón dijo que, a comienzos de mes, en el marco de la Jornada de Buiatría realizada a comienzos de junio en Paysadú, el CVU planteó el tema al subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa, y al director de Servicios Ganaderos, Diego de Freitas, sin que aún hayan dado una respuesta.
Otro de los problemas que genera el desempeño de veterinarios ajenos a la realidad nacional es el de las zoonosis: “Los veterinarios que trabajan en Uruguay conocemos las zoonosis que se dan acá, sus fuentes de transmisión y demás”, pero el que llega por unas horas y regresa a su país, “conocerá las características de su país, que son distintas, también por eso es importante que los trabajos sanitarios sean hechos por veterinarios que se desempeñan acá y estén al tanto de estas situaciones, con información al día y actualizada”.
Es ilegal contratar veterinarios no colegiados
Consultado sobre la responsabilidad de quien contrata los servicios de veterinarios extranjeros, Morón subrayó que “la ley es muy clara, dice que quien a sabiendas contrata un veterinario no colegiado está infringiendo la ley, y esta nos ampara para realizar la denuncia penal. La gente tiene que tomar conciencia de que no puede actuar así”, con el agravante de que contratar veterinarios no habilitados significa que en realidad “no se sabe si la persona a la que confiamos nuestros animales tiene el título que dice”.
El CVU fue creado por la Ley N° 19.258, que en el numeral 5 del artículo 4 sobre los cometidos establece “fiscalizar que el ejercicio profesional veterinario en el territorio nacional se realice exclusivamente por profesionales veterinarios que cumplan con los requisitos del artículo 2 de la presente ley, denunciando ante los órganos competentes a los infractores y a quienes requieran y/o contraten sus servicios a sabiendas de su inhabilitación o una vez advertidos de la misma”.
El artículo 2 al que refiere dice que para ejercer la profesión de veterinario en Uruguay se debe estar inscripto “en el registro de títulos del Colegio”, para lo cual deberá presentar el título expedido por las facultades de “Veterinaria o revalidado en caso de ser extranjero; contar con la habilitación del Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca; y el certificado de estar inscripto en los organismos de seguridad social vinculados al ejercicio profesional”.
“El ejercicio de la profesión es exclusivo para veterinarios colegiados en Uruguay” y es ahí donde el CVU encuentra una situación irregular, que es diferente a la llegada de profesionales a participar de alguna conferencia o dar una charla.
Situación sanitaria de Uruguay
En otro orden, Morón dijo que el CVU evalúa el estatus sanitario de Uruguay como “muy bueno. Todos sabemos que tenemos ganado a cielo abierto, con pasturas naturales, se controlan los residuos de antibióticos y hormonas, no tenemos enfermedades como vaca loca, aftosa y un montón más. Todo eso es una marca país que tenemos, y es importante que así sea”, subrayó.
“A largo plazo el estatus sanitario de Uruguay es muy bueno, pero tenemos que seguir mejorando en todos los sentidos, porque siempre hay cosas para mejorar”. Por ejemplo, “en todas las campañas sanitarias hay puntos flacos”.
En ese sentido, un tema de “preocupación” entre productores y veterinarios es la garrapata. “Sabemos que se hacen esfuerzos, pero no deja de ser una situación que causa mucha inquietud” porque no se ven resultados.
Veterinarios en Uruguay
En Uruguay hay 4000 veterinarios en actividad distribuidos en todo el territorio, más otros mil que son jubilados. De los 4000 en actividad, en el poco tiempo que tiene el CVU, ya se matricularon casi el 70%, lo que es un buen porcentaje, pero aún falta.
Para aumentar ese guarismo, la institución está recorriendo diversas zonas del país donde hay actividades de veterinarios para informarles que es obligatorio la matriculación para el ejercicio de la profesión.
Sobre la distribución de los veterinarios, Morón dijo que, del total de 4000, la mitad están en el área metropolitana (Montevideo y Canelones). De esos 2000, en el Ministerio de Ganadería hay 240 y otro tanto en la Facultad de Veterinaria. Los 1500 restantes se ocupan en su mayoría con animales de compañía.
Un estudio reciente mostró que los dueños de animales de compañía gastan un total que duplica el gasto que hay en lechería, y esa diferencia va en aumento. Eso muestra la relevancia de ese sector, y es algo que ocurre en el mundo entero. Hubo un tiempo en que los perros estaban separados de las familias, pero desde 40 años se los integró totalmente y se los cuida como a un miembro más.
A nivel de grandes animales (vacunos, ovinos, equinos), el profesional señaló que Uruguay tiene unos 48.000 propietarios agropecuarios con tenencia de campos. Los veterinarios para atender esos animales son 1500, lo que da una cantidad reducida, que dividida en 19 departamentos resultan en promedio menos de 80 para cada departamento.
Al ser consultado sobre animales salvajes o exóticos, expresó que en Uruguay “hay listas de veterinarios que trabajan en todas las especies” y “organizaciones que se dedican a los animales que no son de producción ni de compañía familiar. Esas instituciones cuentan con veterinarios especializados y son las que se deben llamar cuando aparece una urgencia con un animal marino o de campo, un ejemplar herido o rescatado en alguna situación irregular. No cualquiera puede actuar con animales salvajes, hay profesionales que tienen interés en esos temas y que trabajan en ellos ofreciendo un servicio importante”.
Respecto al ingreso de animales exóticos, dijo que “a nuestro país llegan especies que no deberían porque son un doble riesgo. Por un lado, hay especies que si se escapan pueden colonizar y causar problemas graves; el otro riesgo es que ignoramos el estatus sanitario con el que llegan al país”.
De las exóticas, “hay especies que se van adaptando a las características del país, el jabalí es una de ellas. Lo mismo ocurre con plantas o árboles exóticos, y el peligro siempre es que pueden generar un desequilibrio o afectar la producción”.
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