En Uruguay el tema riego crece, hay voluntad en los productores para implementarlo, y también hay voluntad tanto en los organismos del Estado como desde el punto de vista político, y eso es buena señal en la búsqueda de soluciones.
“A nivel cultural, en Uruguay estamos entendiendo la importancia de presupuestar el agua”, porque “en la agronomía la incidencia del agua es importante y todo pasa por ahí”, dijo a La Mañana el técnico agropecuario Álvaro Pintos, asesor técnico en riego y conservación de suelo. Agregó que “en los productores hay mayor concientización y ven en el riego una solución de estabilidad productiva; los productores tienen la voluntad” y hay “planes de inversión que ayudan a tomar la decisión”.
Pintos precisó que, desde el punto de vista de la agricultura, al comenzar noviembre y con una primavera que avanza, “estamos por iniciar la campaña de inverno, o sea el inicio de la cosecha de trigo, cebada y colza, cultivos que han tenido un buen desarrollo a pesar de que hubo zonas como en el litoral sur, en que faltaron precipitaciones durante el invierno. Aun así, tuvieron un buen desarrollo y las perspectivas son bastantes auspiciosas”.
Respecto a los cultivos de verano dijo que “los maíces de primera ya se sembraron y algunas sojas de primera se están empezando a sembrar”, pero sin determinar el área que depende de las perspectivas climáticas, lo que llevó “a que algunos productores decidieran no hacer maíz de primera”, por eso son tan importantes los pronósticos y las advertencias que se realizan”, en un momento en que tratar con la naturaleza es cada vez más difícil. El tema climático “es la gran incertidumbre”, peo hay “entusiasmo por volver a apostar a lo productivo”, aseguró.
En ese panorama “empieza a trascender el tema del riego”, que es un instrumento “que cada vez crece más”. Crece “en la voluntad” de poseer esa tecnología y “en el hecho real” de que se hagan las inversiones necesarias.
Sobre la “voluntad”, Pintos dijo que no es solo a nivel de los productores, también “en el plano del Estado y político hay voluntad para que el riego siga creciendo, con una proyección de llegar a un área interesante a nivel país”. Como instrumento “ha crecido bastante, viene creciendo”, pero eso no quita que haya “condicionantes, una de ellas es el tema energético”, advirtió. “No están las cargas, porque no hay disponibilidad, por la inversión que se debe realizar”. Así y todo “se está creciendo y el país está bastante encaminado en ese tema”, considerando que “el crecimiento productivo va a llegar también de la mano del riego”.
El problema de la energía eléctrica es que no siempre está disponible y significa que UTE y el productor “deben hacer ciertas inversiones”, las cuales “se están haciendo, pero hay que ver la financiación. No es un tema menor”. Lo bueno es que “se ha generado diálogo con UTE en la búsqueda del mejor camino y el buen consenso”.
La energía eléctrica es la más económica
En los lugares donde la energía eléctrica no está disponible, una opción es el uso de motores a explosión que requieren el uso de diésel, sin embargo “el costo energético más barato es el de UTE”, más allá de que antes se deba trabajar en contar con ella y con la carga necesaria para el uso que se le va a dar. Sí es claro que el menor costo de la electricidad “gana por lejos” ante el diésel.
Otra posibilidad es la bomba solar, pero no es la mejor tecnología para regar cultivos. “Los equipos de riego funcionan 20 o 24 horas por día”, la pregunta es “una bomba solar, en las mejores condiciones, ¿cuánto va a trabajar con su mayor potencial en el día? La respuesta es un promedio de 6 horas, o sea que hay un remanente de 14 horas, que no es que no vaya a sacar agua, sino que no lo hará con el caudal ni la potencia necesarias. Por eso los sistemas solares no han tenido mucha viabilidad en el riego para grandes extensiones, aunque sí puede resultar para áreas más chicas, o haciendo inversión con baterías, pero hay que ver qué tan redituables resultan y en cuánto se amortiza en el largo plazo”.
Sin embargo, las bombas solares “son muy buenas para los proyectos de aguadas”, aunque son propósitos distintos y con una dinámica y necesidad diferente al riego en agricultura.
Por otra parte, Pintos señaló que cada chacra tiene sus características y es diferente al resto, aún a la más cercana y con condiciones de producción similares. Pasa que un mismo equipo para un área similar, tomando agua del mismo lugar, tiene costos diferentes de una chacara a otra. Esa variación se puede dar por el largo de impulsión o por la topografía del campo. Es importante la “distancia de recorrido de agua, porque no es lo mismo bombear cien metros que mil; y tampoco es lo mismo que el agua tenga que subir cinco o treinta metros. Entonces tenemos una bomba que tira siete milímetros, pero una va a funcionar con equis metros de altura manométrica [altura a la que una bomba es capaz de elevar líquido], pero la otra quizá tenga el doble de altura manométrica, y ahí la potencia en el eje de la bomba es distinta, a pesar de que es el mismo caudal”.
Límites del riego
Ante cualquier plan de inversión para instalar un sistema de riego, “lo primero es determinar qué fuente de agua tenemos. Esa fuente de agua puede estar generada por toma directa, ya sea de un arroyo o río, o por embalse”. Pintos agregó que “en los últimos dos años los embalses agrícolas para riego van ganando mucho terreno”.
A la limitante –solucionable– de la energía eléctrica, se le puede sumar la disponibilidad de agua. Sucede que se tiene la voluntad de invertir en riego, pero se choca con la realidad de que no hay de dónde obtener el agua: “Más de una vez me ha pasado que no hay agua o no es suficiente; o hay toma de agua directa, pero no hay agua disponible. Lo que tenemos que razonar es que por más que pase un arroyo o una cañada por mi campo, tengo acceso, pero no tengo derechos. Esos derechos se tramitan y se piden las autorizaciones, y es posible que haya caudales que ya no están disponibles”.
Eso “está sucediendo bastante en la zona este y del litoral del país, que hay caudales que ya no están disponibles, lugares que no aceptan más tomas”. Un caso es la cuenca del río San Salvador (Soriano), que “no se acepta más tomas directas”, y la “alternativa es el embalse”, incluso para quienes tienen el río pasando por el fondo de su chacra.
Otro problema que puede surgir es que “no se tenga la capacidad para hacer un embalse, porque no se dan las condiciones, la topografía ni el lugar como para hacerlo, y el proyecto queda caduco”.
Realización de embalses
Pintos explicó que la construcción de embalses requiere de estudios hidrológicos, en los que también se analiza el registro histórico de precipitaciones y la capacidad de escurrimiento que está condicionado por el tipo de suelo. Es fundamental que el embalse tenga capacidad de llenarse todos los años, y es fundamental determinar el aporte de agua como la posibilidad de fallar.
En Uruguay “se pierde toda el agua de las precipitaciones y escurrimiento superficial”. Son los embalses los que dan la posibilidad de “retener” el agua, y esa retención “no se afectan las cuencas de cañadas y arroyos porque éstos no se alimentan del escurrimiento superficial, sino que lo hacen por el escurrimiento subterráneo”.
Cada vez que llueve hay agua que penetra en el suelo, pero hay otra que se pierde y “ahí entra a tallar la capacidad de los embalses, que es la capacidad de retener esa agua. Sin el embalse, el escurrimiento superficial termina en un cause de agua y luego en el océano”, aseveró el técnico. El gran aporte que reciben las cañadas, los arroyos y ríos es de agua subterránea, “porque bajo suelo también tenemos movimiento de agua, pero no es directamente proporcional al escurrimiento superficial”.
Mejorar el acceso a la energía
Consultado sobre qué es lo que hay que mejorar en el país para que el riego pueda seguir avanzando, Pintos dijo: “El tema energético, y no hay mucho más”.
“Hay que entender que la cuenta no es lineal, el productor no va a cobrar todos los años lo mismo, tampoco regar”, entonces el plan energético debería “ajustarse un poco más al modelo productivo, porque hoy la energía se negocia como si fuera para una casa o industria y en el agro no funciona así”.
A su vez, dijo que “los proyectos de inversión han facilitado muchísimo, y eso no ha sido solo con este gobierno, sino que vienen de la época de José Mujica [2010-2015]. Quizá en su gobierno no se promovieron tanto, pero es un instrumento que está desde hace diez años. Capaz que los beneficios no eran tantos, pero hoy han mejorado y aumentó la capacidad de inversión que ha movido a toda la cadena vinculada al tema”, que abarca a una amplia variedad de rubros.
Hoy, “los proyectos de riego que se están haciendo son por una ecuación económica, esa es la realidad y no se puede negar, y están promovidos por los planes de inversiones, que han sido de buenos a excelentes”.
Pintos reafirmó la idea de que “la corriente eléctrica es lo más barato” y que “lo que sale caro es tenerla disponible”; sin embargo, “UTE está haciendo un gran esfuerzo para que el productor tenga la carga disponible, y lo que hay que hacer es que esos engranajes funcionen bien”, a la altura de la necesidad y el profesionalismo del productor agropecuario.
“Las empresas agropecuarias se han vuelto mucho más profesionales, ya no son más aquel productor rural que se limita a mantener su emprendimiento, hoy son mucho más empresariales, eso se ha aprendido y se aprendió bien”, concluyó.
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