Del 10 al 19 de setiembre el interior se hace presente una vez más, como hace más de cien años, en la Expo Prado. Desde los diecinueve departamentos llegan animales, productores y visitantes para mostrar lo mejor del campo en la ciudad.
Pedro Berrutti, productor riverense de Aberdeen Angus, habló con La Mañana sobre la odisea que significa trasladar su cabaña a Montevideo. Destacó la oportunidad que brinda el Prado de mostrar al mundo lo mejor de su producción y las posibilidades que esto brinda. “Ir al Prado es una sensación que para nosotros los productores es única, porque llevar lo mejor de lo que producís para mostrarlo al país y el mundo, y ponerlo en consideración de jurados de afuera, es una cosa que apasiona. Uno pasa casi diez días en el galpón, confraternizás con productores como vos de todo el país, y que tienen la misma pasión. Es una vivencia única”, destacó.
A pesar de los viajes, los animales reciben en todo momento cuidados constantes por parte de los propietarios y cabañeros. “Los animales llegan al galpón y con tanta gente parece que quedan anonadados y se tranquilizan”, contó el productor, y añadió: “Luego de esos días, cuando vuelven al campo, estiran las patas, retozan… Es la cosa más linda, porque, aunque son bichos de cabaña, están sueltos todo el tiempo”.
Sin embargo, la movilización desde los rincones del país puede significar una barrera para algunos productores del interior profundo. “Económicamente llevar un animal a exponerlo en el Prado es caro”, señaló. “Al estar en Rivera que tenés que hacer 500 kilómetros, es más caro aún. Cuando ganás un premio no es económico, aunque eso luego redunde en ganancias económicas a futuro, porque vendes embriones, producción, hermanos. Entonces mostrando lo bueno que tenés provoca que luego más clientes te busquen para comprar toros o genética”. Y agregó: “Pero llevar un animal al Prado es muy caro, y por eso en mi caso estos últimos años no he llevado. Creo que para llevar tiene que ser un animal realmente muy bueno y que vaya a competir arriba”.
“Mi experiencia del Prado es muy linda, y si Dios quiere la voy a repetir. El Prado es la congregación del interior, del campo, en la capital. Todo lo bueno que tenemos los productores del interior lo vamos a mostrar allí”, concluyó.
El interior es capital
Marcos Berrutti es veterinario, participó como juez en exposiciones de varios países de la región, y asesora a varias cabañas de Angus. En conversación con La Mañana, el riverense radicado en Tacuarembó dijo sobre el peso del interior en la exposición: “Calculo, hablando de vacunos, lanares y caballos, que hay en el entorno de una persona cada tres animales, a lo que debería sumarse el movimiento de los propietarios”.
“Paralelamente, el personal de servicio que contrata la Rural zafralmente es casi todo del interior, que se agrega a la migración que se produce atrás de los bichos”, señaló Berrutti. “Hay cabañas de los 19 departamentos, por lo tanto, hay gente de todos los rincones del país, en su mayoría hombres, pero también mujeres cabañeras”.
También se agregan las familias de los expositores y la “gran masa interesada que quiere ir a ver animales, maquinarias, y toda la muestra agroindustrial, ya sea por el día o por más tiempo. También está la parte académica, escuelas agrarias y escuelas rurales que visitan la Exposición, que de hecho muchas veces tienen convenios con algunas gremiales para participar de jurado”.
La extensión del evento es un defecto, aseguró, “es una exposición larguísima de permanencia de los animales ahí, pero que acompaña a la lógica comercial del Prado”.
Asimismo, Berrutti resaltó que hay otros grupos más pequeños “como lo son los técnicos, veterinarios, y demás profesionales que generalmente son del interior. Pero la muestra no es solo agropecuaria, por lo tanto las empresas, aunque muchas tienen sede en Montevideo, mueven mucha gente en los estands comerciales desde el interior. Los escritorios rurales también viven la misma situación, con operadores del interior que trabajan en la atención y captación de clientes en el Prado. Por lo tanto, es un lugar que se vuelve muy ‘cosmopolita hacia adentro’”, dijo.
Exposición, competencia y venta
“Este tipo de eventos creo que tiene tres componentes: la exposición, la competencia, y la venta”, afirmó el veterinario y productor. “Y los tres son compartimentos estancos, aunque a veces están vinculados. Exposición implica, como lo dice la palabra, exponerse, independiente de lo que pase en la competencia y en la venta. Es verdad que si vos tenés éxito en la competencia tu grado de exposición se multiplica, porque muchos ojos se fijan de otra manera en el animal y tenés a toda la prensa. Pero aún si no ganas nada es inevitable que mucha gente que pasa frente al lugar vea tu nombre, eso es exponerte, y mucha gente le da valor a eso. El mercado y el público se comporta de esa manera, le agrega valor a tu trabajo. Solo el hecho de participar te rodea de un aura de excelencia o de calidad”, enfatizó.
El éxito en la competencia, a su vez, multiplica la exposición, “que es lo que todos buscan, porque es una herramienta gigantesca de penetración en el mercado. Y después está la venta, que muchos ni siquiera venden, por lo tanto no es algo que persigan con la participación en la exposición. Es verdad que los costos son altos, que lógicamente cuando llevas un solo animal los costos aumentan, pero es parte de ello”, concluyó.
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