Todos los cultivos pueden ser atacados por las hormigas cortadoras, un insecto que no es fácil controlar dadas las características de su comportamiento. En Uruguay hay 14 especies del género Acromyrmex, y 2 especies del género Atta.
¿Cuál es el daño que causan las hormigas en un establecimiento productivo? Martín Bollazzi, profesor de Protección Forestal en Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, especialista en plagas forestales, especialmente hormigas cortadoras, fue consultado por La Mañana con el fin de conocer un poco más estos insectos que se los ve y están en todas partes.
El daño que causan las hormigas “no está cuantificado, pero se sabe que la capacidad de causarlo es muchísima”, por eso “conviene tenerlas bajo control” expresó. “A nivel de área un nido adulto de la especie Acromyrmex que es la hormiga cortadora colorado con nidos de pasto que todos conocemos en los campos, puede atacar todo lo cultivado en aproximadamente 1.000 metros cuadrados. Además, tienen un comportamiento muy variable, entonces puede ser que un hormiguero consuma todo en 100 metros cuadrados y otro que consuma en más de 1.000 metros cuadrados”, explicó.
En los últimos meses, ante la falta de precipitaciones los productores comenzaron a observar una importante presencia de hormigas en sus predios de tal forma que supera las experiencias anteriores, causando daños importantes en los cultivos.
Pero no es que las hormigas aparecieron este año, en realidad siempre están, lo que sí sucedió es que por diversos factores su presencia se sintió mucho más.
“La característica que tienen las hormigas cortadoras y que la diferencia de otros insectos que también son plagas, es que son lo que denominamos polífagas, o sea que pueden cortar una amplia gama de plantas. Esto se debe a que no se alimentan directamente del tejido vegetal, sino que lo usan para cultivar un hongo simbionte del cual se alimenta la colonia. Tener esa característica de vivir en una simbiosis obligatoria, ya que el hongo no puede sobrevivir sin las hormigas y éstas no pueden hacerlo sin el hongo, las hace tremendamente dañinas porque pueden cortar casi cualquier cultivo”, advirtió.
También son capaces de “hacer una selección. Por ejemplo, entre una pastura y un pino van a elegir la pastura, pero en realidad todos los cultivos están propensos al ataque de hormigas cortadoras”.
Especies y características
Bollazzi agregó que en Uruguay hay “unas 14 especies del género Acromyrmex, y 2 especies del género Atta, pero la que más nos preocupa son las del género Acromyrmex que son las hormigas que todos conocemos porque causan problemas en nuestro jardines y campos”.
“Se suele pensar que las zonas tropicales son más complejas para el tema de los insectos, pero en el caso de las cortadoras no es así. En zonas subtropicales y tendiendo a templadas se presenta una mayor problemática con este tipo de hormigas”. Además, “el número de especies que tenemos acá es mayor a otras zonas más cálidas porque el rango climático de las cortadoras se ajusta mejor a nuestras latitudes que las que están más próximas de trópico y por eso tenemos más problemas”, subrayó.
“Controlar hormigas cortadoras en un tema complejo”
Bollazzi explicó que con otros insectos plagas “a veces se pone un cultivo cebo”, pero esa estrategia “no funciona con las hormigas cortadoras, ni tendría mucho sentido porque ellas van cambiando la preferencia día a día y semana a semana. No se sabe por qué, pero simplemente cambian de planta, hacen una rotación en su consumo”.
Cuando se pretende controlar la población de hormigas “una de las cosas que se utilizan mucho y que yo no recomiendo nunca son los insecticidas por contacto, cualquiera sea su formulación, líquida o en polvo. El polvo funciona por contacto y no es un control recomendable, yo me decantaría siempre por el cebo”, sostuvo.
El control en polvo lo que hace es bajar la actividad de corte de la colonia poque controla algunas obreras, pero no a todas”. El cebo, en cambio, “al actuar por ingestión provoca el control generalizado en todas las obreras con una demora de un par de semanas, incluso pueden demorar entre 15 y 30 días en ser eliminadas, pero ahí la colonia queda controlada, y con una cantidad de ingrediente activo mucho menor que cuando se aplican formulaciones liquidas o en polvo que actúan por contacto”.
El problema del cebo es que “se basa en una aceptación comportamental por parte de las hormigas” y para funcionar “debe tener el olor adecuado, la composición adecuada para que las hormigas sean atraídas y se lo lleven”. No obstante, “hay muchos factores que pueden salir mal, desde el momento y el dónde aplicarlo. Muchas veces se aplica muy cerca del nido y las hormigas no se lo llevan o se llevan una cantidad insuficiente y el control fracasa”.
“El control es un tema complejo” y el uso de las herramientas debe hacerse cuidadosamente, porque las cortadoras que tenemos en Uruguay “tienen memoria, cuando acarrean algo que les hace mal a la colonia o al hongo, ellas después lo rechazan en aplicaciones posteriores”.
Perjuicios de las hormigas en el sector forestal
Martín Bollazzi, profesor de Protección Forestal en Facultad de Agronomía de Udelar expresó que “en la fase de plantación, las hormigas cortadoras son la plaga más perjudicial de la forestación. Una sola colonia adulta puede llegar a consumir más del 10% de una hectárea. Este porcentaje de perdida amerita que sea un componente obligatorio de los costos de plantación”.
Explicó que “el alto porcentaje de plantaciones forestales certificadas ha tenido un impacto significativo en la forma en que se controlan las hormigas cortadoras. La certificación impone normas que bien prohíben el uso de algunos insecticidas y formulaciones, impone restricciones en los que se usan, mandata a tener registros detallados de los procedimientos utilizados y consideración de los impactos ambientales y sociales ocasionados. El cumplimiento de estas normas se audita de forma periódica para que los productores y empresas accedan a la certificación y por lo tanto a mejores mercados donde colocar sus productos”.
“Lo más destacable de la influencia del proceso de certificación sobre el control de hormigas es que se han incorporado sistemas de monitoreo de población de las hormigas para determinar en qué áreas del predio se controla e inclusive que reducción de dosis se puede considerar”, concluyó.
Un año con muchas hormigas
“Este año se ha hablado mucho de hormigas, yo creo que su presencia tiene que ver con el año y con la seca que tuvimos”, pero “lo que hay que tener en cuenta en la incidencia de una plaga es el solapamiento del ciclo de la plaga y el ciclo de los cultivos”, dijo el profesor Martín Bollazzi.
“Este año el ciclo de las hormigas cortadoras se corrió hacia el otoño tardío más cerca del invierno por un tema de la seca y las temperaturas benevolentes que hemos tenido para la época”. Dependiendo de las características del año, período de mayor actividad para ellas es en los meses de febrero, marzo y abril, “este año por la seca y las temperaturas que tuvimos ese ciclo se corrió hacia adelante, lo cual pudo haber cambiado la percepción de los productores sobre el impacto” en los cultivos.
Otro factor es que los insectos tienen ciclos que cambian: “Hay años complejos, pero en los 4 o 5 años siguientes no causan problemas, y luego de ese tiempo vuelven a aparecer. Son condiciones que no se dan todos los años, pero en algún año en particular hay condiciones apropiadas para que las poblaciones crezcan mucho más. Este año las hormigas cortadoras son un problema, pero no significa que el año próximo vaya a ocurrir de nuevo, aunque tampoco hay que excluir esa posibilidad”, advirtió.
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