Luego de 10 años de experiencia, los productores que participan del consorcio destacan sus virtudes en lo productivo, social, comercial y hasta familiar. Y la pregunta siempre vigente es por qué no apostar por las lanas finas.
El próximo martes 19 de julio a las 11:30 horas se realizará el lanzamiento de la segunda edición del Consorcio Regional de Innovación de Lana Ultrafina (Crilu) en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Las Brujas, ubicada en ruta 48 km. 10, Canelones.
Tras evaluar el impacto y los logros alcanzados en diez años de funcionamiento de esta alianza, los productores consorciados fundadores del Crilu, INIA y la Sociedad de Criadores de Merino Australiano del Uruguay planificaron nuevos desafíos de innovación que se consolidarán en esta segunda etapa.
Autoridades del sector participarán del evento donde se firmará la renovación del convenio que dará inicio a la nueva fase del Crilu, cuyo objetivo desde 2010 es coordinar y complementar capacidades entre productores, representantes de la industria textil-lanera y de organizaciones científico-tecnológicas para promover el desarrollo sostenible de la producción, industrialización y comercialización de lanas y carne ovina de la raza Merino en el Uruguay.
Una experiencia positiva en todo sentido y para todos los productores
En la web de Crilú www.crilu.org.uy se puede acceder al video institucional en el que se hace referencia a este proyecto que resultó en una revolución para la producción de lana: “En 2011, 43 productores, la Sociedad de Criadores Merino del Uruguay, la industria lanera y el INIA crearon el Consorcio Regional de Innovación de Lanas Ultrafinas -Crilu- como una alternativa productiva, social y económicamente sostenible para productores ganaderos del norte del Uruguay”, recuerda una voz en off que alterna con la participación de diferentes productores.
Jorge Hiriart cuanta que al empezar ese desafío, hace 10 años, “daba miedo” porque “la cosa estaba muy mal”, pero nos unimos en Crilú y “nos dio un gran resultado porque descubrimos poder llegar a lugares a los que nunca habíamos asistido”.
“La oveja no se achicó, se agrandó, ahora los números mandan y el resultado es muy valioso” con los productores que “seguimos firmes y estamos contentos” porque “se hacen más kilos de lana”, afirma.
Entre otros temas, Ana Teresa Panissa se refiera a las dificultades y el valor de la familia: No siempre son día de sol, no siempre la lana vale, no siempre se tienen buenas pariciones, pero “cuando vienen los días difíciles, los temporales, cuando se está remando con la familia al lado se ve de otra manera, los hijos aprenden a trabajar y se generan valores”.
Por otra parte, Fabiana Guimaraens señala que a través de Crilu se puede acceder a “diferentes tecnologías” que el productor puede probar y aplicar, también “hemos podido participar en diferentes proyectos que nos han mantenido en contacto con otros productores y profesionales, pudiendo cambiar experiencias y obtener nuevos conocimientos”.
Nelson Pacheco subraya la importancia del Consorcio a partir de la estabilidad de precios, porque permite mantenerlo muy por encima de los altibajos generados por la crisis. Además planea una interrogante clave: “¿Por qué no apostar por las lanas finas ya que es determinante en los precios que recibimos como productores?”.
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