Alfredo Bianco, presidente de la Asociación de Ganaderos del Pastizal contó en conversación con La Mañana las principales inquietudes de la organización relativas al uso del suelo en nuestro país, mientras que, a nivel nacional, resuena el proyecto de ley que busca limitar las tierras para forestación a las de prioridad forestal.
La Alianza del Pastizal es una iniciativa regional de los cuatro países del cono sur, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, destinada a promover la conservación productiva del campo natural. “Está gobernada por una junta a nivel regional, yo soy miembro de la junta directiva de la Alianza del Pastizal de la región, y a nivel de cada país está conformada por algunas instituciones y algunas personalidades”, comenzó diciendo Bianco.
En Uruguay la Alianza del Pastizal está integrada por la AUGAP (Asociación Uruguaya de Ganaderos del Pastizal), Aves del Uruguay, Vida Silvestre Uruguay y algunas personalidades independientes como los ingenieros agrónomos Marcelo Pereira, integrante del Plan Agropecuario, y Oscar Blumetto, investigador del INIA.
Consultado por el proyecto de ley sobre forestación que cuenta con media sanción, Bianco manifestó que desde la AUGAP no han definido una postura institucional respecto al proyecto: “desde nuestro punto de vista, nosotros no somos una gremial que tengamos injerencia en discutir ciertos aspectos de la legislación forestal, lo que sí nos preocupa es en qué medida la forestación sustituye a los pastizales naturales, y qué ventajas y desventajas tiene eso”.
“Como AUGAP nos preocupa mucho más la poca relevancia que le da el país a este recurso, como son los campos naturales, que puntualmente si una ley habilita el uso de más o menos un porcentaje de suelo”.
La importancia de preservar los pastizales
“Nosotros estamos ubicados en Uruguay, en un región donde tenemos uno de los pastizales más ricos y más diversos de todo el mundo, son entre 300 y 400 especies de gramínea. Esos campos naturales tienen varias amenazas, la primera es el mal manejo de esos campos, que lo hacemos los propios ganaderos, y después las otras amenazas son cuando vos rompes el campo para hacer otra actividad, por ejemplo, forestar con eucaliptus, hacer agricultura, o hacer una carretera o un emprendimiento de chacra de turismo”, dijo Bianco.
Todas esas actividades, en mayor o menor medida, sustituyen a las pasturas naturales. “No estamos en contra de ninguna de esas actividades, pero sí creemos que hay que poner mucha atención en las autorizaciones que se dan”, advirtió.
“Uruguay tiene una ley que regula la forestación, tiene una ley de suelos que regula y promueve el uso agrícola de los suelos, pero no tiene una ley que regule y promueva a su principal recurso que es el campo natural. A mí, como presidente de AUGAP, donde lo hemos hablado muchas veces, nos preocupa más que el Uruguay tenga una buena legislación de conservación de los campos naturales, por todos los beneficios que le da a la sociedad. Por ejemplo, el agua pura proviene siempre de las cuencas que están rodeadas de campos naturales”, ejemplificó.
En ese sentido, Bianco detalló los problemas que pueden aparecer en los cursos de agua al sustituir los campos naturales, “en la cuenca donde sustituiste el campo natural es que empiezan a aparecer los problemas, algas, fosfato, etc. Seguramente, vamos a tener alguna entrevista en la Comisión del Senado para plantear esta visión y que los legisladores la contemplen”.
“Me parece que esta ley (sobre forestación) va en el sentido correcto, y creo que tiene la virtud de volver a poner el tema sobre la mesa, puso el tema de ciertos límites y regulaciones a la sustitución de campo por forestación. Si son instrumentos correctos o no, no tengo la capacidad para juzgarlo, pero estamos de acuerdo en poner el tema sobre la mesa”, afirmó.
Respecto de la necesidad de ajustar la legislación a la preservación de los campos naturales ante el avance de la forestación, Bianco comentó que “es un tema muy sentido por los productores ganaderos, hace veinte años que tenemos el tema de la forestación y, evidentemente, algo de razón tendremos los que no estamos de acuerdo con ese modelo, porque si no, no habrían esas resistencias. Creo que no es una resistencia a la forestación como rubro en sí, sino a la forma en que se hace, a ciertos límites que debería tener”.
“Tenemos nuestro principal ecosistema, el campo natural, abandonado a lo que cualquiera se le ocurra hacer, quemarlo con glifosato, plantar eucaliptus, arrancarlo para vender césped en Punta del Este, cualquier cosa”.
Un modelo de desarrollo forestal perjudicial para el campo
“Argumentos contra lo que está pasando con la forestación hay desde muchos ángulos. Nosotros presentamos un ángulo del problema, pero después hay gente que reclama por el tema de los subsidios y exoneraciones que tiene una empresa particular como UPM, u otras. Ese es un ángulo donde nosotros no entramos porque no pertenece al universo de asuntos que nos mueven. Lo que sí podemos opinar es sobre cuestiones como el uso del suelo, de sustitución de pastizal por otras actividades, pero no sobre la globalidad del asunto de la forestación”, aseguró Bianco.
“Creo que lo que hay en Uruguay es un modelo de desarrollo forestal que para el pastizal natural ha sido perjudicial, en el sentido de que no se ha integrado con la ganadería y la producción. Hay regiones enteras donde se hicieron masas de bosques que, prácticamente, eliminaron todo lo otro. Eso proviene de la legislación aprobada por unanimidad por todos los partidos hace más treinta años”.
“El mérito que tiene este proyecto es que tantos años después se ponga de nuevo el tema sobre la mesa, teniendo hoy información que antes no teníamos. Sabemos algunos efectos negativos, y también sabemos cosas positivas. Nosotros no estamos en contra de ningún rubro, pero tenemos que convivir en el mismo territorio lo más amigablemente posible y, sobre todo, conservando una riqueza que el Uruguay tiene como marca país”, enfatizó.
Otro tema muy importante, según Bianco, es la distribución de las hectáreas forestadas, “porque si el millón y pico de hectáreas forestadas estuvieran distribuidas en todo el territorio en convivencia con la ganadería sería otra cosa, porque no interrumpís el ecosistema natural y no sustituís la producción ganadera, pero nosotros tenemos la amplia mayoría de ese territorio en dos departamentos, donde arrasaron con todo”.
“Cada hectárea nueva de forestación debería ponerse bajo la lupa”
Desde la Alianza del Pastizal estiman que no se debería tolerar que el campo natural sea menos del 50% de la superficie de un país o región.
“En el sur de Brasil eso ya se ha sobrepasado hace años, en la zona similar a la nuestra de Argentina también, la agricultura se comió a los campos. En Uruguay estamos con cerca del 60% (de las aproximadamente 16 millones de hectáreas) de campo natural, y no creo que se debiera bajar de eso”.
“Creemos que ya está bien con lo que está forestado, y cada hectárea nueva de forestación debería ponerse bajo la lupa, porque está sustituyendo a un nivel de no retorno al campo natural”, afirmó Alfredo Bianco.
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