Los productores ganaderos han disfrutado en los últimos tiempos de una bonanza inesperada, sostenida por varios factores a los que hemos hecho referencia anteriormente. Aunque es muy probable que las condiciones productivas y financieras continúen siendo positivas para los ganaderos, no tendrían ya la intensidad que alcanzaron en los últimos meses.
Los precios elevados a los que cotizaban las categorías de embarque han dejado de subir y ahora cuesta conseguir los valores que se lograban hace pocos días. Tal el comentario generalizado de los operadores en estos días. Las plantas frigoríficas han sacado el pie del acelerador, reducen la demanda, y eso se trasunta en un freno al aumento sostenido de precios de la hacienda de los últimos meses, particularmente desde el mes de mayo pasado.
El precio del novillo este año es el más alto en dólares desde el 2013
Efectivamente, el precio del ganado de todas las categorías ha subido en forma sostenida desde el mes de febrero pasado, pero más recientemente la suba fue vertiginosa, hasta alcanzar en algunas descripciones récords absolutos. El novillo gordo, por ejemplo, tocó niveles inusitados: el promedio de lotes de mejor terminación en las modalidades más usuales de comercialización, se ubicaba en los días recientes en torno a los US$ 4,07 el kilo de novillo en 4ª balanza, mientras la vaca promediaba 3,86 y 3,92 la vaquillona. Esos son promedios, pero se informan negocios a valores superiores: novillos a US$ 4,14, vacas a más de 4, vaquillonas hasta 4,08.
Los competidores
Estos precios son muy superiores a los de la región (entre 39 y 50 % más altos) que cotiza por novillos de exportación entre US$ 2,70 (Brasil y Paraguay) y 2,92 (Argentina) el kilo de carne, oscilando en esos entornos según la evolución del tipo de cambio en cada país. Las grandes devaluaciones que tuvieron lugar en Argentina y también en Brasil el año pasado, desajustaron los equilibrios relativos que mal regían hasta ese momento.
En estos días se está revirtiendo en parte ese movimiento y se están fortaleciendo las monedas regionales respecto a la divisa norteamericana; como los ganados se transan en las monedas locales, aumentan sus cotizaciones en dólares.
Los animales que se preparan en confinamiento insumen costos superiores y producen carne de mayor valor
Parte de la diferencia de precios entre nuestras plazas puede atribuirse a condiciones circunstanciales, como el tipo de cambio real regional, pero también sugiere elementos más estables de competitividad, como el consolidado prestigio de nuestros productos y de los procesos de producción, de la seriedad de los controles sanitarios, de las instituciones encargadas y sus agentes, así como de las empresas industriales y comerciales involucradas.
En el fondo de la escena, existen elementos fundamentales que dan sustento a la valoración de las haciendas uruguayas: la previsión de una intensa demanda externa por carne y también ganados vivos para los próximos años, y la significativa reducción del rodeo vacuno ocurrida en los últimos tres años, especialmente de las categorías de faena.
Hasta ahí pueden admitirse factores que explican la diferencia precios del ganado que muestra Uruguay con el resto de la región, pero los precios del ganado de faena actuales son también más altos que los de Australia y EEUU, lo que no guarda ninguna lógica, porque ambos gigantes nos superan largamente en todos los aspectos de competitividad reseñados.
Veamos algunos indicadores objetivos que, más allá de las impresiones personales muestran claramente el desajuste.
Novillo Tipo
Un indicador especialmente indicado para observar la posición relativa de productores e industriales en la captación del valor es el denominado Novillo Tipo, que presenta mensualmente INAC.
A lo largo de los 13 años desde que se relevan estos datos, el actual 2019, con datos hasta junio inclusive, es el año en el que el ganado obtiene el mayor porcentaje del valor, con el 81 % del total. En todo el tramo mencionado había oscilado entre 70 y 80 %, pero nunca había superado este porcentaje.
La distorsión de los últimos meses únicamente se explica por una competencia tan intensa como inusual entre las plantas frigoríficas
Asimismo, el precio del novillo este año es el más alto en dólares desde el 2013; el pasado mes de junio se pagó US$ 1.012 por cabeza, el precio mayor desde junio de 2012. Pero lo que importa señalar es el porcentaje relativo del valor total que este precio representa: en mayo y junio superó el 82 %, relegando a la industria a capturar menos de 18 % del valor total, 199 y 217 dólares en los meses referidos, un monto que, según la industria, no cubre los costos de procesamiento.
Vale la pena comparar los valores actuales con el antecedente más cercano de precios altos del Novillo Tipo, superiores al de estos meses, como fueron los que se lograron en enero y febrero de 2015. En ese entonces, el novillo logró un valor de US$ 1.235 y 1,245 respectivamente. Pero el productor solo recibió el 70 % de ese valor, mientras que ahora captura más del 82 %.
Ganado y carne de exportación.
Otro indicador objetivo ineludible es el que mide la relación entre el precio de la hacienda y la carne exportada, que confirma la distorsión que se está viviendo en los últimos meses. El precio del kilo de novillo a la carne pagado al productor se ubica a la par, o incluso por encima del de la carne exportada: los últimos datos indican una relación de 1,03, mientras la relación histórica a lo largo de 15 años es de 0,927.
En la vaca la relación es similar, aunque no tan expresiva.
Como puede apreciarse fácilmente, los precios de exportación de la carne, aunque han subido en los últimos meses, no dan para justificar lo que se paga por los ganados. Los precios en ambos mercados, desde febrero en adelante, han sido más altos que los del año pasado, pero a partir de abril, la suba se agudizó: la carne aumentó 13 % y el ganado gordo algo más de 20 %.
Producción y costos
Desde el ángulo productivo también puede observarse la distorsión. En las últimas semanas, los ganados engordados en base a pasturas llegaron a pagarse más que los de corral. Los animales que se preparan en confinamiento insumen costos superiores y producen carne de mayor valor, tanto por sus características intrínsecas – uniformidad, grado de engrasamiento, color de la carne y la grasa, entre otras -, como por el acceso a los negocios y mercados de mayor valor. Un novillo destinado a la cuota 481, por ejemplo, requiere un encierro de 100 días como mínimo, con especificaciones muy exigentes de alimentación y grado de terminación, que implican necesariamente asumir costos importantes.
Como las ventas de lotes engordados a corral se concertan con anterioridad, con plazos extensos respecto al momento de su faena, la trepada vertiginosa del mercado spot de los ganados gordos de pasturas en los últimos dos o tres meses, llegó en algunos casos a superar a los negocios planificados de corral.
Competencia y estrategia
Esa etapa de exacerbación quedó atrás. Como comentamos más arriba, las condiciones están cambiando.
Ahora llegó el invierno y muchos animales perdieron estado: falta tiempo para que aparezcan los lotes de nuevas gorduras. Ante la escasez de reses en condición de faena, los frigoríficos adecuan la estrategia al mercado y la demanda se retrae: se cierran plantas, se adelantan licencias al personal, se posicionan en valores menores y ajustan la operativa a los volúmenes que se consigan. Habitualmente la industria opera en una misma dirección, con una estrategia coincidente, que se había dejado de lado, pero ahora parece volver a instalarse. La distorsión de los últimos meses se explica únicamente por una competencia tan intensa como inusual entre las plantas frigoríficas de gran porte, pujando por los relativamente escasos lotes de ganados gordos disponibles, hasta pagar precios insostenibles, probablemente por razones estratégicas de posicionamiento en el mercado, o por otras razones que ellos sabrán.
Síntesis con optimismo
De todos modos, en este escenario, el mercado de haciendas, si bien apunta a cierta baja, se ajustaría razonablemente a un funcionamiento más equilibrado y estable, con precios entonados pero coherentes con una demanda firme para la carne y una perspectiva positiva hacia el mediano y largo plazo. No es siquiera imaginable que se produzca un desplome de los valores, como tantas veces ha ocurrido anteriormente.