Altos costos, creciente consumo de congelados importados, precio de salida insuficiente que no cubre los costos, y existencias concentradas que sólo se venden para consumo interno, presentan un panorama difícil para la producción de papa nacional.
Según el Anuario Estadístico Agropecuario 2021, en la zafra 2019/2020 Uruguay produjo 73.706 toneladas de papa en todo el país, en un área de 3.642 hectáreas. La zafra papera se divide en dos, la de primavera y la de otoño. De ese total 21.169 toneladas correspondieron a la de primavera (en 1.218 hectáreas), y 53.537 toneladas a la de otoño (en 2.424 hectáreas).
“La papa es el producto hortícola de mayor importancia dentro de la dieta y del consumo de los uruguayos y yo diría de la humanidad, es el cuarto cultivo en superficie a nivel mundial, y para el ser humano es la principal fuente de carbohidratos”, dijo el Ing. Agr. José Andrés Proto que trabaja en el sector desde hace 27 años, además es productor, directivo de la Asociación Nacional Semillerista de Papa (Ansepa), especialista en la materia y asesor privado.
Sin embargo, a pesar del alto consumo nacional el sector está pasando por momentos críticos y algunos productores se deberán plantear si continúan o dejan el rubro, empujados por los números que hace tiempo dan en rojo y sin una perspectiva positiva hacia el futuro, como consecuencia de varios factores.
“En Uruguay el sistema papero está bastante sentido”, expresó a La Mañana, y precisó que ha habido una caída del área con buena producción gracias al riego casi la totalidad del área, la adopción de tecnología, el uso de variedades y manejos adecuados.
Pero más producción, que podría ser un dato positivo, en este caso no lo es porque “tenemos una competencia muy fuerte de los productos procesados que son todos importados”, dijo en referencia a las papas prefritas congeladas y el puré de preparación rápida. “Esos dos productos explican, principalmente, gran parte la reducción de área de siembra y la menor demanda que tenemos en productos frescos” que es lo que Uruguay produce.
El problema ya está instalado y no hay perspectivas de solución. En Uruguay como en el mundo hubo un “cambio de vida” que incide en la producción de alimentos. “Hasta hace unos años era común ver en nuestras casas como pelaban y trozaban la papa, hoy el hombre y la mujer trabajan de igual forma y no hay tiempo, todo es más rápido y lo más fácil es llegar a la casa recurrir al puré o los congelados que ya vienen pelados y trozados, mientras el producto fresco va quedando de lado”.
Otro problema es que “ninguna de las empresas de congelados está en Uruguay, por lo tanto la materia prima no es uruguaya, son importados que compiten directamente contra el producto fresco. Ese es un camino sin retorno, año a año vemos cómo se va perdiendo el hábito de la papa fresca”, comentó.
En definitiva, “Uruguay mantiene estable el consumo de papa, pero va sustituyendo el fresco por los procesados que no son de origen nacional, el resultado es que nuestro productor va perdiendo fuerza”.
Consultado si es posible instalar una industria de congelados que adquiera la materia prima producida en Uruguay, Proto dijo que no dadas nuestras características productivas: “Ese tipo de industrias se suelen instalar donde se dan las condiciones climáticas, suelo y demás que garantizan rendimientos muy importantes. Si bien tienen costos similares a nosotros la producción es de casi el doble”.
Galpones y heladeras completas
En nuestro país la papa tiene dos períodos claramente definidos, la cosecha de otoño y la de primavera. Ahora se está realizando la cosecha de la papa plantada en enero y febrero, “fue un periodo muy seco”, pero el déficit hídrico no es problema porque el riego está instaurado ampliamente, y a pesar de las heladas “se lograron buenos cultivos y rendimientos”.
Ese rendimiento destacado se sumará al stock ya existente que es “importante”. O sea que “hay mucha papa por cosechar en el campo, mucha papa almacenada en los galpones y las cámaras de frio están completas”, y esa situación significa que sin importar la calidad “al haber mucha oferta el precio va a bajar”.
Esa baja de precio por exceso de oferta podría significar una buena noticia para el consumidor final, pero no lo es. Proto explicó que a nivel de productor, en el campo, “la bolsa de 25 kilos está entre 200 y 250 pesos, o sea entre 8 y 10 pesos el kilo”, pero en el comercio o en la feria el ciudadano paga a 40 o 45 pesos el kilo. “Eso llevado a la bolsa de papa da entre 1.000 y 1.125 pesos. Esa diferencia también nos afecta porque restringe la demanda, y cuando nos dicen que la papa está cara, en realidad no porque de nuestras manos sale a 8 pesos”, nada más.
Esos 8 pesos son un precio demasiado bajo también para el productor porque no llega a cubrir los costos de producción, explicó el técnico: “Nuestros costos de producción es muy alto y fue afectado por la guerra (en Ucrania) con precios de fertilizantes caros. La hectárea de papa no baja de US$ 12.000 de costo y con el rendimiento de 25.000 kilos; el precio de venta para empatar debería ser de unos 500 pesos la bolsa pero estamos debajo de la mitad”.
Reducción de área
El resultado es que se va a continuar la tendencia de menor área de siembra, “porque se cosechó muy bien, la producción es espectacular, pero los números no dan y cuando eso sucede el productor analiza si continúa o deja la producción, y muchas veces deja no por voluntad sino empujado” por la insolvencia de los números.
A los costos de los insumos se agrega el costo de la tierra y la fuerte competencia de la agricultura: “Respecto a la tierra, nosotros competimos con agricultores sojeros, entonces el valor de la renta aumenta, aumentan los fletes, todo, pero la papa bajó”.
“El productor de papa es un productor hortícola con manejo sanitario y entomológico muy fino, tiene un ojo muy acabado y muy detallista, está acostumbrado a cuidar y proteger su cultivo y por eso se adapta fácilmente a otros rubros”, y eso le facilita cualquier cambio a otra área de producción.
Sin embargo, el productor tiene “inversiones importantes en infraestructura, maquinaria y material de trabajo específico de papas, ya sea una o 100 hectáreas, es el productor el que clasifica, aparta, lava, y necesita las herramientas para esas tereas”, y el que “se vea obligado a cambiar la producción deberá buscar a quien vender, y eso tampoco es fácil con la realidad actual”.
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