Néstor Causa es actualmente el presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA), que busca asesorar al Poder Ejecutivo en políticas apícolas, procurando a su vez el desarrollo y la promoción del importante sector productivo.
CHDA
fue creada por ley en 1999 y actualmente cuenta con dos delegados del
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, uno del Ministerio de Industria,
uno de la Sociedad Apícola Uruguaya, uno de la Comisión Nacional de Fomento
Rural y uno de la Asociación de Exportadores de Miel. Además, a raíz de la
creación del nuevo Ministerio de Ambiente, se decidió la incorporación de un
delegado de la cartera como invitado.
Causa se vinculó a la Comisión, que ahora preside, hace cerca de siete años como delegado de la Sociedad Apícola. En diálogo con La Mañana, el productor del departamento de Soriano contó: “hace 34 años que estamos dedicados a la apicultura junto a mi familia y en vista de que a veces se hace difícil entender determinadas situaciones que han ido cambiando la realidad, me vinculé a la actividad de la comisión”.
Señales de recuperación para la miel uruguaya
Uruguay cuenta actualmente con alrededor de 2400 apicultores y unas 560 mil colmenas, y produce anualmente entre 10 y 12 mil toneladas de miel. “En el 2006 estábamos en el entorno de los 4000 apicultores, se ha dado un importante descenso como consecuencia de varios factores, que también se da en otros rubros”, comentó Causa.
“Hay una serie de temas que son transversales a todos los rubros, como puede ser el tema de costos de producción, o temas climáticos, la apicultura es una actividad relacionada a la producción agropecuaria, y por supuesto que el clima es una variable importante, ya sea por excesos de agua o con déficit”.
En el aspecto comercial, “a comienzos del 2015, la miel se venía comercializando por encima de los US$2, y ahí hubo una drástica caída, se viene a valores de US$1,20, y eso como consecuencia de que se empezara a volcar al mercado miel proveniente de países asiáticos, principalmente China, mieles que no son mieles, porque tienen algo de miel de abeja con jarabes de arroz o jarabes de maíz, pero que tenían la capacidad de superar la analítica del momento. China venía creciendo, y eso generó un abastecimiento sostenido, la demanda decrece porque hay oferta y eso repercutió en nuestros precios”. Del 2015 a la fecha, distintos organismos internacionales sofisticaron los análisis para comenzar a detectar las mieles adulteradas.
“Nos encontramos desde octubre pasado en un escenario donde la miel a nivel del mercado interno fue subiendo, y hoy está en el entorno de los US$3 el kilo de miel al productor, porque hay una demanda sostenida, que lamentablemente no está siendo acompañada por el año porque hemos tenido emergencia agropecuaria en gran parte del territorio y hay zonas que están un poco más comprometidas que otras”, afirmó Causa.
“Los cambios que se dieron en el modelo productivo con la llegada de la soja transgénica al comienzo de los 2000, y todo el paquete de agroquímicos que ello implica, que sin dudas ha repercutido de cierta manera en la disminución de rendimientos, algún evento o problema de mortandad, algo que por estos días lamentablemente se está reportando”, mencionó el productor apícola como otro de los factores.
En las “zonas donde la forestación ha desplazado ciertos cultivos”, en el caso del eucaliptus “es llevar las colmenas y sacarlas una vez que termina la floración”
También “la detección a mediados del 2016 de glifosato fue una limitante para que en su momento Uruguay no pudiera acceder al mercado europeo en algunas partidas. Hoy se siguen haciendo los análisis y los lotes se ven según las exigencias de los diferentes mercados, porque si bien se tiene a Estados Unidos y Europa como principales destinos, también hay otros países que están comprando”.
Una actividad a lo largo y ancho del país
La apicultura se desarrolla en todo el territorio uruguayo, en mayor o menor medida. “Hay zonas, como el litoral, que tradicionalmente fueron grandes productoras de miel. Desde la década del 70 se empieza a dar un crecimiento en toda esa zona, donde se encuentra Soriano, porque era muy fácil producir miel ahí, en virtud del hecho de que está asociado al manejo de cultivos, como el caso del girasol que era común”, dijo Causa.
“Los mejores rendimientos están dados en las zonas donde hay manejo o rotación de cultivos, y ahí hay un factor importantísimo, siempre se valoriza a la apicultura por la miel que es lo que como consumidores podemos encontrar, pero en realidad el valor más importante de la apicultura y que es varias veces superior a la exportación de miel es la polinización, el efecto que generan las abejas como agente polinizador por excelencia, en virtud de que puede ser manejado por el apicultor y manejar el volumen de población. En eso hay que trabajar y buscar los mecanismos para que la abeja esté más protegida porque es un valor muy importante”, destacó.
“La forestación en la zona norte creo que le proporcionó un plus a la apicultura, porque si bien el monte nativo produce miel, en el caso del eucaliptus grandis hace que produzca grandes volúmenes como se producen en Rivera. Ahí creo que hay un enriquecimiento de la oportunidad de cosecha de miel, porque son campos más duros, que sienten más el efecto de la sequía, donde el eucaliptus ayuda”, reflexionó.
Sin embargo, aseguró que “hay otras zonas donde la forestación ha desplazado ciertos cultivos, situaciones donde se han plantado predios donde habían leguminosas, y no tiene nada que ver un campo natural que se va rotando con otros cultivos, al eucaliptus que proporciona puntualmente en el momento de la floración, por eso en el caso del eucaliptus es llevar las colmenas y sacarlas una vez que termina la floración”.
“Hay muchos trabajos que demuestran que hay un incremento de la producción del girasol o la soja por efecto de la polinización, sobretodo en el incremento de los niveles de materia grasa, que es lo que determina la calidad del producto. Ni hablar de la canola, donde es un aporte muy importante para el sector en virtud de que se puede generar un desarrollo temprano de colmenas y una producción de miel temprana si las condiciones ayudan, y por supuesto que la planta se ve beneficiada, y hay mucha información científica del incremento de los rendimientos en cuanto al grano”.
“La otra interacción importante es el caso de las leguminosas forrajeras, del trébol, de lotus, alfalfa, que ahí también hay un incremento muy valioso en el rendimiento, y no quiero dejar de mencionar a la zona granjera, la parte hortifrutícola, que también requiere de la abeja”, agregó.
Los objetivos del sector apícola
“A nivel de la Comisión tenemos varios desafíos, como la necesidad de que el sector tenga un financiamiento con lineamiento apícola, porque si bien es una actividad agropecuaria tiene ciertas particularidades, de los 2400 apicultores que tenemos hay unos 1400 que están en el entorno de las 150 colmenas, es una actividad complementaria, generalmente se tiene un trabajo y algunas colmenas. Entonces, para manejar temas crediticios siempre hay que estar en un manejo acorde a la escala del productor para que puedan acceder a préstamos”.
“Sin dudas que en el tema agroquímicos, venimos trabajando con servicios agrícolas desde que asumimos, estamos en una muy buena sintonía tratando de construir los pilares de un puente que tiene que permitir la convivencia y la coexistencia de la abeja a nivel del territorio, es un desafío muy importante”.
“En el escenario futuro está el gran desafío de la creación del Instituto Nacional de la Granja, que probablemente empiece a funcionar el año que viene, estoy convencido que ahí hay una gran oportunidad para la apicultura. Creo que hay que ir moviendo la política en ese sentido, para que cuando empiece a funcionar tengamos un plan estratégico armado que sea rápidamente aplicable a lo que se venga”, concluyó.
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