El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, dijo que la nueva forma de fijar el precio de los combustibles permitió transparentar y poner a consideración de la sociedad los distintos problemas que tiene Ancap, sus distintos responsables y analizar los posibles caminos de solución.
El miércoles 15 de setiembre en el marco de actividades de la Expo Prado se llevó a cabo la conferencia “El futuro de los combustibles”, que contó con un variado panel variado panel integrado por el técnico agropecuario José Matonte, el exsenador Pedro Bordaberry, el Ec. Aldo Lema y el presidente de Ancap, Ing. Alejandro Stipanicic.
Tal como era de esperar, según el perfil de cada expositor, Matonte hizo una presentación más técnica, Bordaberry enfatizó en lo político con un fuerte cuestionamiento a los gobiernos anteriores, y Lema desde su posición de economista.
Stipanicic por su parte se centró en exponer los datos oficiales de Ancap ya que, según dijo, tiene una “obsesión” con la transparencia de la información y datos que hacen a la empresa.
En ese sentido destacó “tres acciones que marcan las grandes dimensiones de Ancap”. Primero, “la transformación del negocio tradicional haciendo foco en la eficiencia, la utilización de activos y la productividad”; segundo, “la construcción de alianzas para ofrecer esa capacidad ociosa a otra refinería de la región que como nosotros y todas las refinerías del mundo ven que en el futuro está comprometido el negocio de la refinación y ya no hacen más inversiones pero sí alianzas sobre lo que en conjunto hacemos más eficiente que cada uno por separado”. Un ejemplo de lo primero y lo segundo es “la desulfurizadora que tiene baja utilización porque compramos crudo sin azufre o con bajo azufre, esa capacidad ociosa se la tenemos que ofrecer a otra refinería”, dijo. Y tres, “la atracción de privados, para avanzar en la descarbonización”.
Pero uno de los principales desafíos es transparentar la información y a eso apunta el nuevo sistema de precios que comenzó en junio por lo que es demasiado pronto determinar si el mismo fracasó o fue exitoso.
Transparentar la composición de precios permitió a Ancap “poner arriba de la mesa que hay distintos problemas con distintos responsables y distintas soluciones”, y los que tienen que ver con Ancap son el precio del combustible y del supergás.
En cuanto al valor de la nafta super, $71,41, “a Ancap le llegan $ 29,26 que es la paridad de importación, y $2,97 que es el factor X; lo mismo pasa en el gasoil, de $49,94 llegan $26,80 a Ancap por la paridad de importación y otros $2,97 por el factor X”.
El supergás se paga $56,16 por kilo en las garrafas de 13 o 45 kilos, no así las de 3 kilos por la que “se paga mucho más por ser un mercado no controlado por Ursea, aunque debería estarlo”; y de esos $56,16 “a Ancap llegan $13”.
El factor X
El factor X es la compensación que el Poder Ejecutivo fija para contemplar los costos que afronta Ancap y que no están considerados en el precio de paridad de exportación, y equivalen a $2,97 por litro, que se desglosan de la siguiente forma:
$0,62 por litro por compensación de la mezcla de 4,8% más de etanol que el 5% que reconoce la Ursea. Se mezcla 4,8% más porque hay un compromiso del Gobierno de mantener la producción de caña de azúcar.
$1,70 por litro es subsidio implícito al supergas, el cual no es suficiente para cubrir la brecha que éste genera.
$0,66 refieren a conceptos dentro del ámbito de Ancap como el cemento y la cal, costos de transferencia de Alur o ineficiencias de los procesos internos.
“Entonces, esos $2,97 tiene tres explicaciones que nos marcan el rumbo de las cosas que tenemos que hacer en Ancap”, definió Stipanicic.
Respecto al subsidio del supergás dijo que “es inaceptable, ingobernable y está siendo un problema grande”, además de no ayudar a quienes más lo necesitan que son los que cargan garrafas de 3 kilos.
Ese subsidio “hace 20 años que existe, son US$100 millones que este año estamos previendo que vamos a pagar del bolsillo de Ancap, sacado del bolsillo de los consumidores en la gasolina y el gasoil”.
Cómo reducir el impacto del subsidio “es totalmente ajeno a Ancap, pero estamos ayudando al Poder Ejecutivo”, tratando de enfocar el subsidio no en el producto sino en la demanda “porque hay sectores que no lo necesitan” y “tenemos que llegar a quien necesita el subsidio, no a todos”, señaló.
Además, los ingresos de Ancap, que hoy están en los $13,16 por kilo se está alejando del valor del precio de paridad de importación que calcula Ursea, que es de $55,45 por kilo, y es a partir de los contratos de 2007 que aumenta significativamente la participación de la distribución y envasado.
Al respecto destacó que fue en ese año que se da “un punto de inflexión por los contratos con Acodike y Riogás. Desde ahí la forma de ajuste del envasado y distribución está indexada por el índice medio de salario, el índice del precio al consumidor y por el precio del gasoil, por tanto a mediad que pasa el tiempo la participación de la distribución y el envasado es cada vez mayor en la venta al público. Si el precio de venta al público se queda quieto el que sufre es Ancap. Esto hay que cambiarlo”.
Un mercado que nadie controla
Pero esos US$100 millones de subsidio no siempre atienden a los que más necesitan, prueba de eso es lo que pasa con las garrafas de 3 kilos. Quienes compran gas en garrafas de 13 kilos pagan $56,16, pero el que lo hace con una garrafa de 3 kilos “paga mucho más porque ese mercado no está controlado por la Ursea, y debería estarlo”. “Las recargas andan por un lado que no es del todo formal”, comentó.
Más adelante Stipanicic volvió sobre el tema de forma más contundente: “La garrafa de 3 kilos que es para la gente más necesitada, a esa gente en algunos lugares la roban con la recarga”.
El subsidio de Ancap “tiene que llegar a quien necesita”, y una forma de hacerlo es “producir tecnología para sistemas de autollenado, para sistemas de distribución más ágiles, y un cambio drástico en la regulación de la distribución y el envasado”.
ANCAP: Resultados del primer semestre de 2021
“En el primer semestre del año [sin la nueva metodología de Ursea], Ancap tuvo US$ 20 millones de pérdidas en mercado monopólico, pero lo compensó con otros negocios en los que Ancap está en competencia. La paradoja es que en los monopolios regulados y sin ajustar los precios dimos pérdida, y en los mercados de competencia en los que está Ancap dimos US$14 millones de ganancia”, observó Stipanicic.
Eso se vio acrecentado por US$ 24 millones que fue “la renta que nos dejó la venta del gasoil a UTE para que UTE exportara energía eléctrica a Brasil”, además de que “hubo una cobertura de tipo de cambio”. Esto “no resuelve los problemas de fondo, pero los atenúa, y en el primer semestre fueron US$ 17 millones de ganancia”.
Las sociedades vinculadas resultaron en US$ 17 millones “y el grupo Ancap consolidado con todos los negocios dio US$ 39 millones de ganancias”, precisó.
Stipanicic hizo hincapié en el resultado de las sociedades vinculadas: son US$ 17 millones de los que 13 son aportes de Ducsa y 4 de Alur, “pero en los últimos años, las ganancias de Alur y Ducsa eran bastante parecidas, incluso en algún momento Alur dio más ganancia”, sin embargo aclaró que “Alur no es eficiente porque da ganancia, es eficiente cuando baja el costo de los biocombustibles, y Ancap es eficiente cuando transfiera menos precio al público”.
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