Actualmente solo una línea de ferrocarril de pasajeros se encuentra activa en el país. Es la línea Rivera-Tacuarembó, antiguamente conocida como el ‘Tacoma’, que une ambas capitales departamentales surcando la campaña norteña.
Cuando se retomó la actividad ferroviaria de transporte de pasajeros al norte del país, lo hacía de lunes a viernes saliendo de Tacuarembó temprano por la mañana y retornando desde Rivera en la tardecita. La línea tuvo muy buena recepción por parte de los habitantes de muchas localidades rurales que vieron en el tren la posibilidad de transportarse a las ciudades cercanas, Rivera, Tranqueras y Tacuarembó, además de convertirse en un atractivo turístico para los nostálgicos del tren. Hoy, a raíz de la pandemia, las frecuencias se redujeron a lunes y viernes.
Conectando la ciudad y el campo
Es viernes 11 de junio a las 17:00, nos encontramos en la Estación de Tranqueras con otras diez personas esperando que aparezca por las vías el tren que nos llevará a Tacuarembó. Entre ellos se encuentra Raquel Correia, directora del Liceo de Tranqueras y oriunda de Tacuarembó, que se acerca caminando a la estación para retornar a su ciudad luego de terminada la jornada.
Raquel asegura que su vínculo con Tranqueras siempre estuvo ligado a las vías. “Antes de elegir mi cargo acá trabajé en otros liceos de Tacuarembó, y lo primero que se me ocurrió al presentarse el cargo fue conocer Tranqueras, y mi primer acercamiento fue a través del tren. Vine, me bajé en la estación, recorrí y después vinieron por ruta a buscarme. Tenía esa corazonada de que el tren me iba a regalar una aventura especial”, relató, y así fue.
Mientras el tren viajaba a diario, la directora no dudaba al elegir su medio de transporte al local de trabajo porque, según asegura, “lo amo al último tren del país. Para mi genera toda esa expectativa linda de poder salir de Tacuarembó y a la hora y media poder estar acá en Tranqueras. Es una cosa increíble, y por suerte no hay conectividad en buena parte de la ruta, porque permite desconectarse de la tecnología e ir mirando esa cosa tan linda que son los paisajes”.
El tren hoy funciona como un medio de transporte fundamental para la población de la campaña, que tienen ahora la oportunidad de tener conectividad con las ciudades sin necesidad de recorrer largas distancias por caminos vecinales, para hacer trámites, surtidos e incluso dirigirse a los centros educativos. “En el Liceo tenemos a varios estudiantes de Laureles, y no necesariamente en el pueblo, sino en campaña. El tren para religiosamente en el medio del campo para levantar a Nadia, por ejemplo”, contó Raquel.
Recuperando memoria del ayer
En la travesía ferroviaria me acompañó Etel Neireitter, tranquerense, quien de niña frecuentaba el ‘Tacoma’. Para ella la vuelta del tren implicó la posibilidad de revivir las visitas a los abuelos en Laureles y Brigadas Civiles. Pocos minutos después de las 17 comenzaron a sonar las bocinas, señal de que nuestra partida era inminente.
La Estación de Tranqueras se encuentra en el centro geográfico de la ciudad y ha sido testigo del surgimiento de la misma, que creció a su alrededor desde que se instaló la primera casilla transportable en 1892, luego devenida en el edificio actual, declarado Patrimonio Histórico Nacional y que hoy se proyecta hacia el futuro con el objetivo de transformarse en una terminal intermodal que conjugue el transporte ferroviario y de ómnibus, en una iniciativa del Municipio con el apoyo de AFE.
Fue así que subimos al vagón, luego de que el guarda nos aplicara los protocolos de rigor, lectura de temperatura y alcohol en gel. Varios bolsones nos acompañaban en el viaje, seguramente transportando elementos de surtido para estancias de la zona.
Saliendo de Tranqueras cruzamos el Río Tacuarembó por el ‘puente de la vía’, y el paisaje comenzó a hacer su espectáculo, entre el campo y la forestación, mientras la tarde caía detrás de los cerros. Etel, como muchos tranquerenses, conserva por el tren un cariño especial, y hoy vive este viaje recordando los campos de familiares y amigos. Al pasar por Brigadas Civiles, constató con desazón la desaparición de la antigua estación, mientras un pasajero se bajaba junto al tradicional cartel que da nombre a las estaciones a lo largo del país, último vestigio de un pasado que probablemente no volverá.
Etel me contó cómo se bajaban en la estación y desde allí caminaban a la estancia de sus abuelos paternos, y poco después en Laureles recordó cuando su tío los esperaba a caballo en la estación para dirigirse a lo de sus abuelos maternos, justo en el límite entre los departamentos de Rivera y Tacuarembó.
“Los pueblos dependen del tren”
Jorge es guarda del servicio desde 2019, y junto al chofer, Iglesias, ya conocen a los pasajeros habituales y los kilómetros donde sus familiares los esperan. “Ojalá que después de que pase esto de la pandemia podamos volver al servicio diario, que se normalice todo. Pero seguimos trabajando bien, siempre respetando los protocolos, porque estos pueblos es toda la conducción que tienen. Brigadas Civiles, Laureles, Paso del Cerro, Bañado de Rocha no tienen servicios de ómnibus, entonces dependen del tren, y además tenemos paradas intermedias”, dijo el guarda.
Jorge comentó que en un principio se manejó la posibilidad de extender la línea, “los vecinos de Paso de los Toros estuvieron interesados, la gente de Piedra Sola y Tambores también, pero llegó la pandemia y complicó un poco la cosa. Vías tenemos, porque el Ferrocarril Central arranca de Paso de los Toros al sur”.
El tren viaja a 75 km por hora, que es para lo que está autorizada la vía actualmente, por lo cual Jorge considera que es difícil que sea viable concretar una línea más extensa. Los coches que se utilizan vienen de Suecia, pero son marca Fiat, anteriormente utilizados para el servicio de pasajeros entre Montevideo y 25 de agosto.
Etel, mi compañera de viaje, disfruta del viaje como en su infancia. El viaje y los recuerdos la emocionan, no quiere bajarse del tren y volver a la carretera que nos espera para volver a Tranqueras, y yo tampoco. Es que el tren de pasajeros nos demuestra que está más vivo que nunca, la campaña lo necesita, las vías a lo largo y ancho del país aguardan el llamado para volver a conectarnos.
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