El sistema silvopastoril es el que incorpora el árbol a la vaca que ya está y con ella el pasto, porque “si descuidamos la pastura empezamos a ser un poco menos silvopastoriles”, dijo José Dutra da Silveira.
En noviembre de 2021 se fundó la Sociedad Uruguaya de Silvopastoreo (Susilvo), la cual tiene como fin agrupar y apoyar productores ganaderos que incorporan el silvopastoreo en sus predios, además de difundir una forma de trabajo forestal diferente a lo que hasta ahora se conoce en el país.
José Dutra da Silveira, de establecimiento Abuelita, recibió la semana pasada en su predio a la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados. “Desde las 9 a las 16 horas vimos el sistema silvopastoreo voisin y pastoreo racional voisin. La iniciativa fue informar a los políticos que no tienen por qué conocer el sistema silvopastoril que es relativamente nuevo, mostrarles el sistema que incorpora el árbol a favor de la ganadería para que puedan ver el beneficio y los modelos de estos sistemas, diferenciarlo de los modelos de ganadería en área forestadas que se llaman silvopastoriles pero no lo son”.
La forestación masiva que se ve en los macizos forestales ofrece a la ganadería espacios residuales de pastura, en cambio “el sistema silvopastoril no tienen nada que ver con eso porque en el momento de su diseño el árbol tienen que integrarse a la vaca que ya está en ese espacio, y con la vaca la pastura”.
Si lo que buscamos es conservar al ganado y su alimento, entonces tenemos que “integrar el árbol en baja intensidad, con ordenamiento para que el sol favorezca al árbol pero sin perder la pastura, y poder tener forraje en el mismo espacio físico donde vamos a poner el árbol. Esa es la mirada que nos diferencia con lo que vemos normalmente en la ruta que son los macizos”, explicó.
El silvopastoreo tiene tres patas, la primera es la vaca, la segunda la comida porque sin comida no hay ganadería, y la tercera es la producción de madera. Así la vaca tiene alimento y bienestar animal, y en cuanto a los árboles “es muy alentador observar su crecimiento poque cada uno tiene más espacio y compiten mucho menos entre ellos. Mientras la forestación convencional tiene una densidad de 1.200 y más, el sistema silvopastoril cuenta con 200 árboles por hectárea”.
Los beneficios para el ganado son claros, pero también para los árboles que muestran un comportamiento diferente, logrando un buen diámetro y son libres de nudos pues se apuesta a una madera de calidad, estructural, apta para aserrado. “Un amigo de la Sociedad Susilvo siempre nos dice que la clave está en ‘plantar poco y cuidar mucho, no plantar mucho y cuidar poco’”, sintetizó.
Mejor crecimiento de los árboles
En Uruguay los sistemas silvopastoriles “son relativamente nuevos”. En el caso del establecimiento Abuelita, los primeros árboles fueron implantados en la primavera de 2015, tienen 6 años y medio, “pero hemos instalado sistemas silvopastoriles todos los años” contó Dutra. “Aun no tenemos la experiencia del turno final, en Argentina sí la tienen y algo se puede extrapolar, pero hay otras cosas tenemos que sacar nuestras propias conclusiones”.
En estos 6 años el desarrollo de los árboles “nos tiene gratamente sorprendidos por el crecimiento” alcanzado. “Hacemos mediciones de diámetro y altura” y los resultados sorprenden respecto “a los árboles en situación maciza, lo que es lógico si pensamos en la competencia de los árboles tanto arriba de la tierra como en el suelo por los nutrientes”.
Debajo del tapiz “hay microrganismos que no vemos, el silvopastoreo conserva la riqueza de la tierra y eso es beneficioso para el árbol”, contribuyendo a su desarrollo.
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