La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), de origen chileno, acordó en los últimos días en reunión de directorio, una inversión de US$ 530 millones para la expansión y modernización de sus operaciones en la planta de celulosa de Guaíba en Porto Alegre.
La firma cuenta con 45 plantas productivas integradas por 3 aserraderos y 42 fábricas de celulosa, papeles y tissue, llegando sus productos a 45 países.
De acuerdo a lo que informa la empresa en su sitio web, “la iniciativa permitirá incrementar la capacidad de producción de la actual línea 2 en 350.000 toneladas anuales”.
La multimillonaria inversión apunta a reducir de forma simultánea el costo de producción, al punto de consolidar a la Planta Guaíba II como una de las más eficientes del mundo.
La unidad de Guaíba está en funcionamiento para CMPC desde el año 2009 y genera 6500 empleos, tanto directos como indirectos, y considerando aquellos inducidos en la economía local, aparece como responsable de la creación de 45.000 puestos de trabajo. En Guaíba II se recicla el 99,8% de los residuos sólidos que provienen de la producción, los que se transforman en 15 nuevos productos, tales como materia prima para la producción de paneles de cemento y materiales orgánicos.
La sostenibilidad como pilar
El ambicioso proyecto contempla un pilar de sostenibilidad que significará, por ejemplo, una reducción en el uso del agua potable durante el proceso industrial y a la vez disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, efluentes, ruidos y eventuales olores.
Al respecto, el gerente general de CMPC, Francisco Ruiz Tagle, expresó: “Estamos dando un nuevo paso en Brasil que se suma a las inversiones que seguimos concretando en Chile y otros países de la región, tanto para ampliar nuestra capacidad como para avanzar en nuestras metas de sostenibilidad”.
Proyecto BIO CMPC
El proyecto intenta generar un impacto positivo medioambiental al reducir el uso del agua por tonelada de celulosa producida de 24.3 m3/ton a 22.3m3/ton. Pero además se piensa reducir las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio c3 en 473 Mton CO2.
Estos anuncios son parte de los compromisos anunciados por CMPC en el año 2019 y contemplan: la disminución en un 50% de gases de efecto invernadero; la disminución del uso del agua en un 25% hasta el año 2025; convertirse a cero residuos de relleno sanitario hasta el 2025 y aumentar la masa forestal nativa restaurando y conservando 100.000 hectáreas adicionales, las que se suman a las 350.000 con las que ya cuenta la empresa.
La industria forestal respalda
Desde años atrás la industria forestal ha respaldado la intención de autoridades de anteriores gobiernos de “aliviar” las restricciones legales aplicadas a la compra de propiedades rurales por parte de extranjeros como forma de atraer inversiones y desbloquear la economía.
En el año 2016 el sitio Amanha.com informaba que el proyecto que impulsaba el Gobierno del expresidente Michel Temer en sus estimaciones más optimistas podría significar aportes de hasta 40.000 millones de reales (unos 8.000 millones de dólares) en empresas agroindustriales.
El presidente de Celulose Riograndense, Walter Lidio Nunes, expresaba: “No quiero la cerradura que pusieron en 2010, ni la puerta abierta de par en par. Lo que defiendo es el ‘ojo mágico’, para que veamos quién está buscando comprar un terreno en Brasil y evaluar si el proyecto responde a los intereses de nuestro país”.
El llamado “ojo mágico” que propuso el entonces presidente de Celulose Riograndense, dependiente de la empresa CMPC, tenía como objetivo la creación de un Consejo de Tierras.
Juicios millonarios
Las actividades de la empresa chilena también han sabido de demandas judiciales, algunas de ellas por cientos de millones de dólares. En el año 2018 el diario chileno El Mercurio anunciaba una demanda de CMPC contra la Compañía de Seguros Mapfre de Brasil. La controversia se remonta al año 2017 cuando la aseguradora no cubrió los daños por un desperfecto en la caldera recuperadora de la planta Guaíba II, lo que le generó perjuicios por más de US$ 320 millones por la detención de actividades durante 38 días. Esto le generó una merma en la producción de unas 400.000 toneladas con afectación directa en la venta de materia prima, menor margen de contribución y costos de reparación. El monto de la póliza contratada por la firma chilena llega a los US$ 2 mil millones.
Críticas a la inversión
En conjunto con el crecimiento del emprendimiento, que de acuerdo a la información que recabamos no contó con favores políticos por el hecho de que se compró una empresa que ya funcionaba, se hicieron públicos los más variados reclamos. Como ejemplo se citan los siguientes comentarios: “Fue impuesta a la población de forma arbitraria y sin derecho a la información”; “en el medio de la Región Metropolitana tenemos una verdadera bomba”; “además de la lluvia ácida hay riesgo de polución”.
El vecindario cercano a la planta manifestó de forma reiterada y un vecino expresó: “El ruido es constante y supera los 60 decibeles las 24 horas del día. Esto atormenta nuestra salud mental y física, y las madrugadas son muy difíciles”. Desde la Asociación de Amigos del Medio Ambiente en la persona del ingeniero ambiental Eduardo Quadros se señaló: “Desde el inicio se identificaron varios impactos ambientales que ya han generado varias multas a la empresa. A pesar de que se nos informa que tienen la mejor tecnología en relación al tratamiento de afluentes y emisión atmosférica, pensamos que todavía hay espacio para mayor inversión en tecnologías y control. Si eso no fuera posible pediremos que se limite la producción”.
La periodista brasileña Camila Souza informaba en el año 2018 que “los daños causados a la ciudad de Guaíba no son abordados por el periodismo y la población sigue sin ser escuchada. La polución industrial intensa en las calles de la ciudad ya dejó su marca, tanto en lo material como lo inmaterial. ¿Quién está siendo beneficiado por las empresas forestales? ¿Cuándo surgieron y por qué? Estas preguntas a veces olvidadas, merecen respuesta”.
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