Los ingenieros agrónomos Javier Fernández y Emilio Duarte, técnicos del Plan Agropecuario en los departamentos de Artigas y Salto, respectivamente, comentaron la situación para La Mañana.
Aunque no es una situación desesperante, la falta de lluvias en el litoral norte del país es un tema de atención y cuidado por parte de los productores rurales, que deben tomar especial cuidado en el manejo de los ganados expuestos al calor, el sol y campos cada vez más secos que, además, se convierten en un peligroso combustible que cualquier chispa o fuente de calor puede transformar en fuego.
En todo Artigas hay mucho volumen de pasto, los campos pasaron de una primavera espectacular al déficit hídrico actual y eso se refleja en el marrón del paisaje rural. “La seca ya se empezó a notar hace rato”, dijo el Ing. Fernández. Agregó que el déficit hídrico es “muy importante”, con solo un 20% o 30% de agua disponible en el suelo y zonas como las de Cerro Amarillo o Catalán, “que son superficiales y donde la falta de agua se notó hace rato”. Las características de esos campos es que “son finos y cualquier seca hace que el pasto se pierda”.
El pasto seco reduce las ganancias promedio en los animales, lo que lleva a pensar en “la suplementación, o a que ya estén dando suplementos proteicos”. Además, “las aguadas falsas ya están secas, las cañadas y tajamares chicos se están secando y eso agrava la situación, se forma barro y empiezan los problemas de los animales empantanados”, describió.
A la falta de precipitaciones se suma un sol “agresivo y vientos que secan todo rapidísimo: a principios de enero los campos estaban verdes, diez o veinte días después todo estaba marrón. Es impresionante la agresividad que tiene el sol y la evapotranspiración. El agua que queda es la de los tajamares grandes, los arroyos, las llamadas aguadas verdaderas”.
La actividad reproductiva del ganado también se ve afectada por la falta de agua. “Los entores comenzaron bien porque había calidad de pasto, las vacas estaban ciclando, pero en estos días de calor extremo y con caída en la calidad del pasto las vacas dejan de ciclar y eso lleva a un vacío en la preñez”, dijo Fernández.
La invernada y los ganados que deben ganar kilos “dejan de tener las tasas de ganancia que tenían con mejores condiciones, que eran de 800 gramos o un kilo por día en primavera, hoy la ganancia es deficiente y está en menos de 400 o incluso por debajo 200 gramos de ganancia diaria”. La recría y los toros son otras categorías “muy sensibles”.
Fernández señaló que es importante dar de comer al ganado “donde hay aguadas que se pueden secar y que tienen pasto, para hacer una buena utilización y aprovechar el agua y el pasto” en buenas condiciones. Las aguadas “verdaderas”, que no se van a secar, “hay que dejarlas para lo último porque en cualquier momento podemos llevar el ganado para ahí”.
Es importante dar al ganado un manejo adecuado, “especialmente al gordo y al adulto”, con “extremo cuidado por el estrés calórico, porque puede costar la vida de los animales. Estos son sensibles a los calores extremos y los manejos tienen que ser bien temprano hasta las 09.30 de la mañana y luego de tardecita, con traslados lentos para evitar o reducir todo lo posible las pérdidas económicas”.
“Mejor imposible”
Sobre la agricultura, Fernández dijo que el arroz es el principal cultivo de Artigas, y una situación mejor es “imposible”. El arroz “precisa agua cuando se lo planta y para emerger, pero después, como dicen, ‘agua en los pies y sol en la cabeza’. Tengo varios amigos arroceros que están muy contentos porque el cultivo viene espectacular”.
Sin embargo, “el problema es la evaporación”, porque “algún productor plantó lo justo” para el agua que tenía “esperando alguna lluvia” para incrementar su reserva, pero esa lluvia “no llega y la evaporación es un 30% o 40% más de lo normal, lo que causa falta de agua al final del ciclo”. El resultado es que se hizo “un gasto importante por hectárea”, que termina siendo “un costo muerto por el agua que no se tiene”.
Lluvia insuficiente
En Artigas, los registros de lluvias durante el fin de semana fueron prácticamente nulos. Fernández explicó que es importante la cantidad de lluvia que se da y cómo: “Si en una mañana llueven 100 milímetros en Cerro Amarillo, eso es un daño enorme”, porque es un suelo “poco desarrollado, de poca tierra y con pendiente”.
Distinta es la zona de Tomás Gomensoro, donde están los mejores suelos del departamento, ahí “deberían llover 200 o 300 milímetros o más para recuperar las aguadas”.
Pocas lluvias en Salto
El Ing. Duarte dijo a La Mañana que los registros de lluvias en Salto durante el fin de semana fueron de entre 5 milímetros en la ciudad y 50 en el este del departamento. “5 milímetros es menos que la demanda de un día, y 50 es una lluvia efectiva, permite que el tapiz reverdezca y activa los puntos de crecimiento de las plantas, que se mantendrían activos por una semana aproximadamente. Estas lluvias son absorbidas por el suelo en su mayoría, y no son suficientes para escurrir hacia las cañadas, por lo tanto, la situación de fuentes de abrevadero no varía de forma significativa”, señaló.
Previo a las últimas precipitaciones, en la mayor parte del departamento hacía un mes que no llovía y eso se siente en la producción de pasto, que es fundamental por la importancia que allí tiene la ganadería.
Como en Artigas, Salto tiene una “alta disponibilidad de pastos” aunque secos, “con algunas especies que mueren y otras que esperan la próxima lluvia. Este enero va a quedar como un mes de muy pocas precipitaciones”.
Sobre los animales, Duarte dijo que tuvieron varios meses con “buen pasto”, lo que explica que “hoy tengan muy buena condición corporal”, sin embargo “estamos en pleno entore con vacas que pretendemos que se preñen y que deben estar criando sus terneros al pie, lo que genera la producción de leche y esto implica una demanda alta de pasto”.
“Por otro lado, los animales corren peligro de entrar en estrés calórico, o sea que hay mucha temperatura, mucha radiación, y eso puede afectar a las vacas y a los toros que están en el período reproductivo y la reproducción se puede alterar fácilmente”. Para contrarrestar eso “los rodeos de cría deberían estar en potreros con buena disponibilidad de pasto, aunque esté seco, con muy buena agua y sombra. Los animales que no estén en esa situación, seguramente se verán afectados por la ola de calor que no baja durante la noche”.
Evapotranspiración
El entrevistado explicó en qué consiste la evapotranspiración, un concepto formado por la evaporación y la transpiración: “La evaporación es la pérdida del agua directamente por el sol. En todos los veranos un tajamar evapora un centímetro por día. La transpiración es la pérdida de agua del suelo por las plantas que toman agua del suelo y se evapora a la atmósfera”.
En enero las lluvias han sido muy escasas y “la capacidad de evapotranspiración de una hectárea fue de 10 milímetros por día. Al llegar al 31 de enero la capacidad de evapotranspirar fue de 300 milímetros de agua, capacidad que no se concretó porque el agua del suelo se agotó”.
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