Silvopastoreo no es poner ganado donde hay un monte con árboles tan juntos que no permiten el ingreso de sol y sin pasto, sino que es un sistema integrado donde árboles, ganado y pasturas interactúan en forma armónica.
El sábado 4 de marzo, a las 14 horas, se realizará en el marco del 5° Encuentro del Ovino y la Granja la jornada “Entre ovinos, ganado & frutales, el silvopastoreo avanza”, que será presencial y tendrá lugar en ruta 48 km 8,500 (Rincón del Colorado, Canelones).
El Ing. Agr. Hernán Bueno, del equipo técnico del Plan Agropecuario y moderador del evento dijo a La Mañana que “silvopastoreo es el sistema en que se integra el ganado, el árbol y el pasto”, pero no consiste solo en llevar ganado a una zona forestada sino que la definición, a la que llegó la institucionalidad y los productores en 2019 señala “el silvopastoreo como una integración intencional, pensada y estable entre árboles, ganado y pasturas que interactúan a largo plazo de forma armónica entre los componentes”. O sea que “hay un objetivo de producción sostenible y diversificada”.
Ese tipo de sistemas “calza perfecto con las características de Canelones que es un departamento diverso donde conviven la agricultura, fruticultura, horticultura, ganadería y lechería entre otros rubros. Es así que un productor rural, Martín Guarini, encaró una propuesta en fruticultura con árboles de limones, y la conjugó con la producción ovina”.
A Guarini se le ocurrió, a través de una iniciativa de INIA con unas mascaras ovinas, colocar a los animales un bozal con el cual “el ovino puede pastar cuando agacha la cabeza y cuando la levanta le impide ramonear, lo que permite la convivencia de la fruticultura y la ovinocultura”, explicó.
Esa combinación “lleva a la diversificación productiva, a maximizar ingresos, a controlar las malezas, también es más orgánico, disminuye la utilización de herbicidas para el control de malezas, y además el ovino hace sus deyecciones y fertiliza en la entrefila de los árboles”.
La suma de factores “hace que el sistema sea complejo” sobre el cual “nos queda un camino por recorrer en su manejo y en la integración, pero es una propuesta bien interesante para lugares en que conviven varias producciones”, otorgando la posibilidad de que “productores de pequeña y mediana escala puedan diversificar lo que producen”.
A su vez también se genera una herramienta adecuada para “un clima cambiante, con déficit hídrico e inclemencias climáticas, porque contribuye al bienestar al animal y generar un ambiente más amigable”. Es un sistema que “integra todos los componentes, incluso el confort térmico del animal, porque muchas veces hablamos de la alimentación pero no del gasto energético que tienen que hacer los ganados por estar sometidos a 40 grados y sin árboles”, esa situación le cambia el comportamiento, deja de comer, pierde kilos y eso hace que el animal no sea eficiente”.
En resumen, la combinación ovinos árboles es un cambio sustantivo en climas cambiantes como los que estamos viviendo, y por eso son una ayuda para la producción.
También “se está incursionando en la producción vitivinícola donde la parte ovina consta de un sistema integral similar, con el mismo fundamento que en el caso de los limones”, contó. En las próximas semanas, Bueno visitará “otros emprendimientos” también ubicados en Canelones, que incluyen la producción de nueces Pecán.
Un diseño planificado
Respecto a la experiencia de Guarini, éste acopló el sistema actual y la integración del ovino, pero “la idea a futuro es que el diseño del sistema se dé desde el punto inicial pensando en el mayor componente ovino o frutícola dependiendo del peso relativo que cada productor le quiera dar a una u otra producción. Ese diseño previo será diferencial respecto a un monte donde los árboles están muy juntos y no crece pasto”.
Planificar significa “buscar un ensanchamiento en la entrefila para que entre luz y genere pasto y a la vez ese pasto tenga un equilibrio con el árbol. Todos los componentes tienen que estar en armonía: el árbol, el pasto y el ovino deben verse favorecidos”, subrayó Bueno.
Es un “rubro emergente” que “lleva pocos años de pruebas de diferentes diseños” y por lo tanta falta definir algunas cosas que aún están bajo investigación: “Hay productores que trabajan con una entrefila de 25 metros, pero hay dudas si son 18, 25, o 30 metros, todavía no está pulido. Por ejemplo el Polo Agroforestal en Cerro Largo tiene un punto de encuentro que es una plataforma en que participan varias instituciones y se está estudiando diferentes diseños, cómo se afecta la producción de pasto y de ganados”.
A su vez, la Sociedad Uruguaya de Silvopastoreo “tiene la prioridad de trabajar con campo natural donde en producciones más extensivas la entrefila va a marcar mucho la producción de pasto, por eso se habla de 25 o 30 metros cuando se busca conservar el campo natural en forestación en conjunción con ganadería”.
Los árboles frutales son menos frondosos y más bajos, permitiendo que pase más luz, “entonces la entrefila no tiene que ser rigurosamente la que aplicamos en los montes forestales”.
El plus medioambiental
En cuanto al alimento, el ovino tiene la posibilidad de comer pasto natural o lo que se plante. “Ambas alternativas son válidas”.
Otro tema importante es que con esta herramienta se genera un plus medioambiental.
La Sociedad Uruguaya de Silvopastoreo trabaja en proyectos “de venta de bonos de carbono, ya hay algunas experiencias en Uruguay, la primera con José Dutra en Tacuarembó, con un proyecto de vender bonos de carbono porque estos proyectos son amigables con el medio ambiente y en ese sentido hay un avance. No todos los sistemas tienen ese plus ambiental, ni es algo que se logre de un día para el otro, es gradual en el tiempo”.
Consultado sobre las experiencias en otros países, Bueno dijo que tuvo la oportunidad de visitar proyectos en Argentina, Paraguay, Colombia, todos “con diferentes diseños y propuestas dependiendo de las condiciones locales”.
“En Argentina vimos la conjunción de yerba mate con ovinos”, también de soja con otra distribución del uso del suelo” pero produciendo “soja con forestación, y lo que es ganado donde jugaban con la posibilidad de usar la soja para pastoreo o grano dependiendo del precio en el mercado”.
Distinto es Paraguay “con el Chaco seco, tratando de disminuir el efecto del estrés térmico en el ganado y la conjunción con árboles les ayuda mucho”. Colombia tiene “una trayectoria mayor, sus condiciones son otras, están más contra el trópico con temperaturas y humedad diferentes, allí este tipo de sistemas favorece mucho el microclima y las pasturas crecen a otro ritmo, con otras tasas que dan otros resultados productivos”.
Por tanto “cada país, cada región o localidad se debe ir acoplando dependiendo de los recursos, del tipo de suelo y del clima”.
Incluso dentro de Uruguay se dan diferencias en la producción frutícola, no sería lo mismo al silvopastoreo en granjas de Canelones que los citrus de Salto donde las áreas son mayores.
Congreso Internacional de Sistemas Silvopastoriles
Los interesados en explorar el silvopastoreo como la integración de árboles, ganado y pasturas, tienen en el 5° Encuentro del Ovino y la Granja una oportunidad para acercarse.
Uruguay va a seguir dando pasos en ese sentido, por si había alguna duda, entre el 18 y el 20 de octubre se realizará en Montevideo el 12º Congreso Internacional de Sistemas Silvopastoriles, con lo cual se “va a marcar un antes y un después en la producción”.
Otra actividad que tendrá el Plan Agropecuario en el Encuentro Ovino y en la cual expondrá el Ing. Bueno, será el domingo 5 de marzo, a las 11 horas, sobre siembras y manejos para el invierno, con abordaje de pasturas sembradas.
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