En momentos críticos como el de ahora, hay que dar prioridad al productor, para que pueda vender directamente y lo que gana el intermediario vaya a quien genera la materia prima.
En términos generales, el sector de la granja es uno de los sectores más golpeados, primero por donde se localiza, que básicamente es en los departamentos de Canelones, Montevideo rural y San José. Es ahí donde está el grueso productivo, no son los únicos departamentos, pero sí son los que han sido más afectados por el déficit hídrico que ahora es sequía, dijo a La Mañana el técnico agropecuario y asesor privado en horticultura Germán Ochoteco.
“La falta de lluvias ha afectado a la producción hortifrutícola uruguaya en forma muy directa y seria”, en otro momento, ante situaciones de estrés hídrico, “un número importante de productores incorporaron tecnología del riego, pero no hay nada dimensionado como para una contingencia como la que se vive desde el principio de primavera a la fecha”, precisó. Por ejemplo, “en una chacra de Canelones de un productor que yo asesoro y que lleva registros muy detallados de las lluvias, desde el 1° de setiembre a la fecha, las precipitaciones fueron 150mm, cuando lo normal en ese tiempo son 500mm”, contó. A eso se debe agregar que “la disminución de lluvias se dio en el período de mayor evaporación”.
Por tanto, “la situación actual es muy mala” porque en la granja “ya no solo hablamos de pérdida de rendimiento, también de cultivos”. Es lo que está pasando con algunos árboles frutales que además tienen “afectaciones para los años siguientes, porque hay plantas de manzanas, peras, y otras que no van a tener una brotación normal e incluso se teme la mortandad de esos árboles. Es una situación que podemos definir como nunca vista”, alertó.
“Lo que está pasando en Canelones es espantoso, cero agua y ninguna reserva de agua. Desde 1994 que soy extensionista nunca me pasó tener que decir ‘no hagas nada’, porque no hay disponibilidad de agua y no hay nada que se pueda hacer” al respecto, describió.
Se producirá la mitad de lo que el mercado necesita
La granja es un rubro muy amplio y que alcanza muchos tipos de cultivos con características diferentes, eso le da complejidad, pero “en términos generales” se puede decir que “con suerte la producción va a llegar a la mitad” de lo que el mercado necesita, dijo Ocheteco al ser consultado sobre la pérdida de producción.
Agregó que en hortalizas pesadas como cebolla, papas, zapallos, zanahorias, entre otras, “tal vez no se llegue a la mitad de lo que se necesita anualmente”. Hay productos “de los que todavía hay oferta, pero en algunos casos va a comenzar a escasear como los tomates, porque la producción en el sur es bajo invernadero y se hace exclusivamente bajo riego. El problema es que los trasplantes tardíos no se han podido realizar porque no tienen agua”.
En el caso de la fruticultura, “ya no solo habrá muchos menos kilos porque la fruta va a tener menor tamaño, sino que habrá una afectación en los años siguientes porque el árbol quedó afectado” y eso va a repercutir en las próximas zafras.
Otra cosa, y es un factor muy delicado, “es que como no va a haber producto suficiente, no hay sobreprecio que amortice la pérdida, entonces va a haber una caída de la producción y mucha gente va a tener que dejar la actividad, porque el bolsillo se va a quedar sin dinero. No tengo forma de cuantificarlo, pero seguramente haya un número de productores que deje la actividad”, y los que queden “no van a pensar en un área mayor, sino en un área más eficiente, plantando lo que tenga seguridad de que podrá cosechar”.
Soluciones que no tienen la inmediatez que se necesita
Sobre las ayudas que se dan y que se han anunciado desde diferentes instituciones, Ochoteco dijo que la prioridad es que las personas reciban agua, porque ya hay quienes se han quedado sin ese elemento y las intendencias están aportándola. Hasta ese extremo hemos llegado.
Se trabaja en limpiar o ahondar tajamares entre otras, pero esas “son medidas que necesitan que llueva, y lluvia es lo que nos está faltando”. En cuanto a los pozos semisurgentes y el financiamiento para éstos, “no son soluciones que arreglen el problema con inmediatez” que se necesita.
“La cantidad de agua que hay no es suficiente para regar muchas hectáreas”, además de que “cuanto más volumen de agua se busque más cara será la inversión”, más ahora que los recursos son muy limitados.
Que el productor pueda vender lo que produce
Entonces, para no perder al productor que es el que nos da seguridad alimentaria, “deberíamos buscar un punto de equilibrio” que le permita “vender su producción en las mejores condiciones posibles pero sin que los precios se desmadren, porque eso no conviene a nadie. Hay que tratar de proteger al productor para que pueda vender lo que tenga mientras sea un producto que se pueda consumir, y así continuar” con su chacra.
Dicho de otra forma: “Debemos cuidar lo que se pudo producir a pesar de la sequía, para que el productor pueda subsistir sin que los precios al consumidor se vayan de rango”, apuntó.
Sobre cómo se logra eso, Ochoteco dijo que el problema ahí es que entre el productor y el precio final hay un alza de precios importante. “Es un tema complejo, pero si hay que hacer algún planteamiento sería por el lado de dar prioridad al productor, a la organización o cooperativa de productores que lleven su mercadería de forma directa al supermercado”, planteó. De esa manera lo que queda en la intermediación va a quien produce la materia prima.
Respecto a la posibilidad de importar, Ochoteco señaló que esa herramienta debe formar parte del “equilibrio” que se debe atender para que el chacrero no pierda la posibilidad de vender lo que tiene. Además, hay que considerar que “el problema de la seca es regional, también la sufren Argentina y el sur de Brasil que sería de dónde se podría importar” en el corto plazo.
La producción de miel cayó 70%
La apicultura “es el eslabón más fino de la producción en Uruguay”, dijo a La Mañana Ulises Caballero, apicultor del departamento de Soriano. También es el sector de menor visibilidad y por eso al que menos atención se le presta, a pesar de que nadie discute la importancia de las abejas.
“La seca se nota en el estado de la colmena” y en la producción que ha registrado una caída del 70%. El calor, la falta de precipitaciones, los incendios, las aplicaciones químicas, todo confluye en que la producción sea escasa. “Es que las abejas no pueden producir, están muriendo y las que no sobreviviendo”, comentó.
Al ser consultado sobre qué puede hacer Uruguay para sostener a la apicultura, Caballero dijo que en lo inmediato los préstamos blandos que se otorgan son de ayuda, “pero sería preferible el apoyo a través de azúcar y proteína para las abejas o el acceso a litros de gasoil, o sea cosas concretas y no solo el dinero”, planteó.
El mercado internacional no ayuda con los precios, por lo que hay que comenzar a pensar en medidas quizá más simples pero que favorezcan el consumo interno. Por ejemplo, “la miel que no se exporta incluirla en las canastas que se dan a los jubilados, en las canastas del Mides, o favorecer el consumo en las cárceles o escuelas”. Sin ningún sustento científico, “las escuelas prohibieron darle tostadas con miel a los niños, se les enseña mal, como si la miel fuera un veneno y eso no es así”, enfatizó, “tiene propiedades muy importantes para las personas que la consumen”.
También reclamó destrabar burocráticamente los trámites para fraccionar miel: “Los productores pequeños tienen salas habilitadas para exportar miel”, y cumplen con todas las exigencias, pero “para fraccionar y vender al vecino un kilo se deben hacer trámites que cuestan más de US$ 4.000”. Cada intendencia es una realidad diferente, pero “en Soriano hay una sola sala habilitada para fraccionamiento en todo el departamento”, cuestionó.
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