Una de las frutas más codiciadas del verano es sin dudas la sandía, baja en calorías y con alto porcentaje de agua, ayuda a soportar las altas temperaturas y mantenerse hidratado. La mayoría proviene del norte, en los alrededores de la ciudad de Tranqueras, conocida como la capital de la sandía y la forestación.
Uno de los productores locales es Mario Rodríguez, que planta en la zona de Parada Medina, a unos 28 km de Tranqueras. “Trabajo más o menos 30 hectáreas, hace años vengo haciendo eso, que es lo que puedo vender. Yo siempre digo que el productor rural que planta a descubierto (a cielo abierto) vive mirando para arriba… Que llueve poco, demasiado, las heladas en invierno (cuando se comienza a plantar). El año pasado nos mató demasiada lluvia, este año llovió menos pero a la sandía no le gusta el agua, aunque está compuesta esencialmente por agua, no requiere mucha”.
“Capaz que la herencia que les puedo dejar a mis tres hijos, es aprender a trabajar la tierra”
Mario comenta que este año vienen con una producción muy buena, aunque la utilización de fungicida todas las semanas encarece bastante la plantación. Destaca como positivo que los niveles de venta son satisfactorios, aunque los precios no tanto, deberían ser más elevados si se tuviera en cuenta los costos productivos. Los cultivos del sur están achicados por la falta de lluvias, mientras que en el norte llueve de más, “estamos pasados de agua para la producción de sandía, aunque al campo le viene bien. Este año la producción viene buena, el tema clima no nos ayudó mucho, depende mucho de donde se planta”. Mario plantó en tierra buena, argumenta que cuanto más descansado está el terreno, mejor producción.
Sobre algunas complicaciones cotidianas, cree que “en todo rubro productivo tenés de “socio” al gobierno, los altos costos siempre están presentes. Las guías aduaneras y los plazos burocráticos pueden afectar negativamente al rubro que se maneja con tiempos cortos y precios muy volátiles. En este tiempo si tenés sandía pronta el 4 de diciembre y la podes cargar el 10 de diciembre, en 4 o 5 días podes perder hasta $5 por kilo, y en 30.000 kilos para un pequeño productor puede haber consecuencias muy negativas”. También comenta que otro tema que complica su situación es el contrabando, ya que al momento de arrancar la comercialización ya existe fruta proveniente del país vecino.
La sandía implica un trabajo de prácticamente todo el año. La temprana (plantación), se hace a principios de agosto, se pone nylon arriba de las plantas para protegerlas de los fríos y heladas, para comenzar la cosecha en los primeros días de diciembre, “este año faltó un poco de sol y calor para madurar, y arrancamos alrededor del 8 de diciembre. El lapso de agosto a diciembre es muy largo, se empieza a preparar las tierras a fines de mayo o principio de junio. Luego de preparar y fertilizar la tierra, la plantación implica mucha mano de obra, cada 2 metros hay una planta que se cubren con nylon individualmente”.
“La plantación implica mucha mano de obra, cada 2 metros hay una planta que se cubren con nylon individualmente”
Como conocedor de la tierra y el descanso del suelo, se estima cuántas plantas siembra, por hectárea se trabaja con alrededor de 1600 a 1800 plantas.
La forma de cultivo es diferente al de otras regiones, ya que la característica tierra colorada de Rivera no se puede apretar, porque de esa manera no permitiría el desarrollo de la raíz de la planta, le pasan un arado, levantan y aflojan la tierra creando las lomas donde se siembra. El fertilizante se pone abajo con una máquina fertilizadora.
Mario espera estar durante todo el mes de febrero en el Mercado Modelo, donde se encuentra desde diciembre. En Montevideo le vende sandía a dos grandes cadenas de supermercados directamente, además de feriantes y a otros comercios más pequeños. Allí trabaja el con dos empleados y la “pandilla” que son los que descargan los camiones.
En la plantación trabajan alrededor de 15 personas. Mario trabaja durante gran parte del año ayudado por sus tres hijos, que conforman según cuenta un equipo. “En el tiempo de zafra los gurises se manejan, me mandan los camiones todos los días, y eso me facilita mucho el trabajo. Capaz que la herencia que les puedo dejar es eso, aprender a trabajar la tierra”.