El escenario es complejo y dispar. Mientras que a algunos productores les devuelven los animales machucados y totalmente estresados, otros han tenido la suerte de ingresar a faena después de varias horas. También hay situaciones en que las cuales se pasaron los embarques varias semanas hacia adelante. En el primero de los casos, se trata de haciendas que demorarán entre dos y tres meses para que puedan recuperarse.
Para el rematador Walter Hugo Abelenda “parece que los uruguayos nos autoflagelamos porque si había algo que venía bastante bien gracias a que el clima el año pasado acompañaba, a que los precios eran bastante buenos, y porque el comercio era fluido; apareció este cangrejo debajo de la piedra que ya lleva muchos días” si resolución. Subrayó que la peor parte la deben soportar los productores con serios perjuicios para sus empresas y sobre todo el país que se ve limitado para exportar en un año que “supuestamente íbamos a superar en 2% o 3% la faena del año anterior” y finalmente “vamos a terminar 2% por debajo”.
El cosignatario de la firma floridense del mismo nombre señaló que han llevado adelante varios embarques y “hemos ligado” porque en algunos casos “los compradores nos han advertido que realmente está la amenaza y hemos suspendido las cargas” y en otros casos las plantas que tienen sus propias cuadrillas “nos han asegurado que la faena se realiza y las cosas han salido totalmente dentro de los previsto”.
Se quejó de lo insólito de la situación donde ningunas de las partes se ponen de acuerdo y cuando tercea el gobierno tampoco se logra un arreglo. Advirtió que “creo que ya hay alguna cosa que uno no está procesando o no conviene que digamos públicamente lo que pensamos porque realmente podemos estar lastimando alguna sensibilidad sin querer”.
El conflicto se da en un momento de mucha sensibilidad para los productores que de cara al verano “normalmente tienen programadas sus ventas, no solamente por un tema climático sino también financiero” con varios vencimientos que muchos no van a poder cumplir.
“Y ni te cuento de aquellos que embarcaron su ganado, los tuvieron un par de días en el frigorífico, se los devolvieron con machucamiento en el viaje, un par de días pisando sobre hormigón” señaló el empresario. Dijo que esta serie de inconvenientes “en definitiva atentan contra lo que el Uruguay está tratando de mostrar y de promocionar que es el bienestar animal”
Lo peor de esta situación es la incertidumbre sobre cuando finalizará el conflicto que “genera una inoperancia, una especie de parálisis que no podemos solucionar de ninguna manera porque no depende de nosotros, ni de los productores, ni de los consignatarios que no tenemos nada que ver con este baile, pero somos los que estamos pagando la boda”.
Hace tiempo que no se vende para amontonar dinero
La peor parte la llevan los animales que son devuelto a los productores “absolutamente machucados, rebajados, estresados y pasando pesimamente mal” dijo el productor de la zona de Cerro Colorado en Florida Francisco Sanguinetti Gallinal. En su caso un camión de vacas estuvo esperando para ser faenados durante 24 horas, algo que los puso muy nerviosos “porque ha habido mucha devolución después de 3 o 4 días de enviados”. Reconoció que en los frigoríficos se les suministra agua después de cierto tiempo y fardos cuando pasan más de 24 horas “pero el animal pasa pesimamente”.
Lo más preocupante es que los paros son sorpresivos y hasta ultimo momento los productores no saben si pueden embarcar o no. En los últimos días del año deberían haber embarcado otro camión pero se lo pasaron para el 8 de enero. Sanguinetti dijo que ahora están a la espera si podrán enviar ese ganado o no. “De alguna manera tenés los animales prontos y querés hacer el embarque cuanto antes para cobrarlo y poder pagar cuentas” en una época del año que tiene mucho significado familiar y empresarial indicó el productor. Afirmó que “desde hace bastante tiempo que uno vende para pagar cuentas, no vende para amontonar dinero”. Consideró que se trata de un ingreso que sirve para inversiones en alambrados, fertilizantes, arreglar mangas y las viviendas.
Veremos si estas cosas se arreglan “lo ideal es que no pasen porque además estamos agarrando de rehenes animales vivos”. Finalizó diciendo que el fin del ciclo es una vaca gorda, un novillo gordo que va a faena, que se convierte en alimento, en proteína fundamental para el ser humano y que es lo que hacemos los productores definitivamente.
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