Reconocer y detectar la especie invasora a tiempo hace la diferencia en el éxito que podamos tener en su control y reducción a la mínima expresión posible.
El libro Especies exóticas invasoras de Uruguay: distribución, impactos socioambientales y estrategias de gestión, del cual el Comité de Especies Exóticas Invasoras (CEEI) es uno de los responsables, precisa que “las invasiones biológicas constituyen un grave problema ambiental a nivel global, que ha llegado a Uruguay, generando importantes impactos ecológicos, económicos y sociales”.
En Uruguay hay cientos las especies exóticas registradas, pero de ellas 42 han sido identificadas como invasoras por el CEEI, organismo creado en 2008 y que en la actualidad integran 32 instituciones públicas y privadas vinculadas con la gestión e investigación sobre el tema.
Para conocer más, La Mañana consultó sobre este asunto a los ingenieros agrónomos Amparo Quiñones y Martín Jaurena, investigadores del Área Pasturas y Forrajes del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
Quiñones dijo a La Mañana que “una especie exótica es aquella que está en un lugar diferente de su rango de distribución natural. Todas las especies tienen un lugar de donde se originaron y fueron evolucionando, pero cuando una sale de ese rango de distribución natural pasa a denominarse, en el nuevo lugar, como exótica o no nativa”. Pero exótico no necesariamente es negativo, porque “ni las vacas ni los caballos son de esta zona del mundo, los tuvieron que traer”.
“Las especies exóticas invasoras, además de estar fuera de su rango de origen, generan un impacto negativo en el ambiente. Es un proceso que se conoce como invasión biológica y es uno de los principales factores de pérdida de biodiversidad en el mundo”, agregó la especialista, y explicó que “puede ser un microorganismo, un animal o una planta. Un ejemplo es el mejillón dorado que viene en los barcos y afecta los sistemas de saneamiento. Por otra parte, así como en Uruguay tenemos especies invasoras de otras partes del mundo, hay especies sudamericanas que son invasora en Europa, América del Norte o España, por ejemplo la cotorra”.
Respecto a las especies vegetales, los dos grandes grupos de plantas invasoras son aquellos que ocasionan mayor daño en los sistemas de campo natural o en los bosques nativos, y quizá la más conocida sea la gramilla, también llamada pasto bermuda. “Esa planta no es nativa y tiene efectos muy importantes en la biodiversidad y en la productividad de los pastizales”. Otro caso muy conocido es el capín annoni.
También el tojo, que es un arbusto que se trajo como ornamental, el ligustro, la corona de Cristo, la zarzamora, “son todas planas exóticas e invasoras que afectan los bosques nativos”.
“En otras partes del mundo hay daños muy grandes por parte de las exóticas invasoras en los sistemas acuáticos, cosa que no se da en Uruguay, donde no tenemos maleza invasora problemática en ese plano”, aunque “no estamos libre de que eso pueda suceder. Actualmente lo más problemático es el lirio amarillo en las lagunas, sobre todo en Maldonado”, precisó la ingeniera Quiñones.
Un problema que se irá agravando
Consultada sobre si es posible corregir o frenar el ingreso de especies exóticas invasoras, Quiñones dijo que “es esperable que los problemas de las invasiones biológicas continúen avanzando porque están muy atadas a la actividad humana”.
A lo largo de los milenios las especies se han movido y cambiado, pero lo hacían en plazos de tiempo mayores. Sin embargo, “cuando el ser humano comenzó a transportarse de un lugar a otro del mundo, llevo consigo, de forma intencionada y sin intención, otros organismos”, reduciendo los tiempos naturales de esos desplazamientos y achicando distancias que antes parecían insalvables.
Algunos de esos organismos exóticos que las personas movilizaron e introdujeron en ambientes nuevos no era invasores y no generaron impacto, pero otros sí. “En la medida en que los seres humanos sigamos moviéndonos, ese fenómeno seguirá sucediendo. Incluso hay reportes de invasión biológica en Antártida, que es uno de los sistemas más hostiles para la proliferación de organismos vivos. Por eso, cuando uno va al extranjero es importante tener cuidado con lo que se trae voluntaria o involuntariamente en las pertenencias”. No es raro que a través de algo tan simple como el calzado se ayude a la dispersión de especies.
Además, “se espera que a causa de la variabilidad climática y el aumento en la concentración de óxido nitroso, es decir, las condiciones que favorecen a esas especies generalmente muy adaptadas a condiciones extremas y que van en detrimento de las especies que precisan un clima un poco más templado o ameno, se van a generar las condiciones o nichos para que las especies invasoras prosperen. Tenemos que estar cada vez más atentos, porque es probable que este sea un problema que se vaya agravando”, advirtió la investigadora.
“Quizá no haya medidas que sean capaces de prevenir un cien por ciento la llegada de una especie nueva, pero sí debemos poder detectarla a tiempo para poder contenerla, sea un animal o una planta. La detección temprana es el momento en que la relación costo-beneficio de la intervención es mayor”.
Ingeniero Jaurena: el capín annoni es un problema grave
El ingeniero Martín Jaurena, por su parte, dijo que en el territorio nacional hay especies con potencial invasor que requieren que tengamos mucho cuidado porque pueden llegar a dificultar el manejo y la conservación de los recursos de pasturas naturales o cultivadas: “Hay especies que después de que ingresan a los predios es complicado sacarlas, y se logra a un costo muy alto”.
En este sentido, señaló que “el caso más típico de especie invasora es el capín annoni”, de la que dijo que “es la principal en cuanto a potencial para destruir un sistema”. “Hay especies que a veces se consideran invasoras, aunque no lo son; por ejemplo, la cardilla”, que es nativa. El problema con ella se genera cuando tiene un mal manejo. Otros ejemplos son el mío-mío o el senecio nativo.
Sobre el senecio nativo, Jaurena dijo que “hay un desbalance y un aumento” de esa planta “porque casi no hay ovinos”. En “todo Uruguay se ve una primavera amarilla porque están desapareciendo los ovinos y como el vacuno no las consume se genera ese desbalance en la vegetación, pero no son invasoras, sino que la especie aprovecha la oportunidad que le damos al tener un manejo solo con vacunos”.
“El problema más serio que tiene Uruguay es el capín annoni, una especie subtropical que crece fácilmente en el norte del país y se la ve en toda la ruta 30”, en predios con distinta frecuencia o intensidad, pero puede decirse que “pasó a ser una especie más”, precisó Jaurena.
Sucede que ante una sequía grande, la planta “aprovecha esa oportunidad para colonizar el campo. El cuidado que debemos tener es que no ingrese a los predios, por lo que es importante combatirlo porteras afuera, cuando está en la ruta o en los caminos”.
Es un pasto africano “de baja calidad forrajera y desplaza las especies nativas, convirtiéndose casi en un monocultivo, porque en un metro cuadrado donde había cuarenta especies pasa a ser solo de capín annoni”. Además, es “una especie muy dura, los animales tienen dificultades para cortar la hoja y, a largo plazo, de tanto comerla, se dan casos de vacunos a los que se les mueven los dientes y hasta los pierden”.
En cuanto al sur, es más difícil su desarrollo y expansión por ser una especie subtropical, pero ha ido avanzando hacia el este y en el eje de la ruta 5.
La principal medida de prevención y control de capín annoni es conocerlo para poder identificar las primeras plantas próximas al predio, “que van a estar en la portera o al borde del camino. Es crucial lograr el control en ese punto para que no ingrese al campo”, pero hay zonas del país en las que ese control preventivo no se está dando y eso es malo.
Otras especies invasoras son el pasto rosado y la gramilla. Sobre el primero, Jaurena dijo que su agresividad es menor. A diferencia del capín annoni es “es consumido por el ganado y no hemos visto que tenga una posición dominante dentro de los campos, pero sí en algunos bordes de rutas”. También “es fácil de identificar”, lo que ayuda a su detección y combate.
Sobre la gramilla dijo que “es una especie que tenemos naturalizada” y “no le damos mucha importancia porque el ganado la consume relativamente bien”, el problema es que “se va apropiando de los recursos y si fuéramos a evaluarla por espacio, es la invasora número uno de Uruguay”.
La falta de ovinos favorece al senecio
El ingeniero agrimensor Martín Jaurena, investigador del Área Pasturas y Forrajes del INIA, dijo a La Mañana que “la falta de ovinos genera problemas” de diferente índole, uno de ellos es la mayor presencia de senecio: “Si vas por la ruta y ves un campo verde y otro amarillo, eso se da porque el primero tiene ovinos y el segundo no, de ahí la importancia del pastoreo mixto. Esa es otra de las consecuencias de no tener ovinos, que se genera un desbalance. Hay que tener en cuenta que el ovino a baja carga animal no compite con el vacuno y genera una estructura positiva en las pasturas, es un plus”.
Otra ventaja del ovino, aun en una cantidad menor, es que “un campo natural en pastoreo mixto es mucho más productivo, más resiliente y la pastura es mucho mejor balanceada”.
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