Es probable que la sequía de la zona este empuje el promedio de preñez a uno de los guarismos más bajos desde 2003, año en que se comenzó a informar sobre este indicador productivo.
El jueves 2 de julio en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Treinta y Tres se realizará el “XVIII Taller de evaluación de los diagnósticos de gestación vacuno”, en donde se aportarán datos sobre la tasa preñez del ganado que este año presentará los resultados que estará afectados por la sequía que abarcó una importe área del país. El evento se realizará a distancia.
La Ing. Agr. Graciela Quintans, técnica del INIA, estimó que este año la tasa nacional caerá de forma importante, pero estaría por encima del 60 %.
Si miramos la serie histórica veremos que el año pasado fue el segundo año con mayor tasa de preñez, en 2013 tuvimos 81,5 % y en 2019 fue de 80,6 %, dijo Quinans. Pero este año no es el de los mejores ya que el país estuvo “casi dividido al medio con una sequía en el lado este y algunos puntos en el norte”, agregó en declaraciones a TodoElCampo.
Cuando ocurren sequías importantes como en los años 2008-2009, a veces con extensión nacional o regional, se afecta la preñez, y por eso “asumimos que no vamos a lograr los datos ni los guarismos del año pasado”, comentó.
La peor sequía fue precisamente esos años (2008-2009), y en 2009 la tasa fue la menor de la serie, con 59 % de preñez. Explicó que cuando hay departamentos con una sequía persistentes como tuvo Rocha este año, las tasas tal vez apenas alcancen el 30 %, y eso tira los promedios nacionales para abajo.
Los datos de años anteriores
Los talleres sobre preñez comenzaron a hacerse en 2003 cuando el porcentaje nacional fue del 69,70 %; al año siguiente subió a 70,01 %; en 2005 y 2006 se registraron nuevas subas, 70,38 % y 79,50 %, respectivamente.
En 2007 la tasa cayó a 75,30 %; en 2008 se recupera con una tasa del 76,40 % pero cae fuertemente en 2009 como efecto de la sequía, 59,00 %.
En 2010 hay un fuerte salto, llegado la preñez al 77,20 %; en 2011 el indicador retrocedió al 70,50 %; en 2012 se recuperó y fue del 74,50 % de preñez, y volvió a subir en 2013 a 81,50 %, el guarismo más alto de la serie.
En 2014, el indicador de preñez fue de 75,20 %, en 2015 bajó a 73,90 %; siguió en caída en 2016 cuando la tasa fue de 70,60 %.
La preñez de 2017 se recuperó (77,80 %) pero volvió a caer en 2018 a 75,60 % y en 2019 registró la segunda tasa más altas (del 80,60 %) desde que se realiza esta medición.
La importancia de planificar
Quintans subrayó la importancia de la planificación en los establecimientos. Si al llegar el otoño no hay pasto en los predios criadores y las vacas están muy flacas, sabemos que estamos yendo al fracaso porque un animal con un ternero en la panza tiene muchísimos requerimientos. Por eso el éxito de la cría es la planificación sobre cómo vamos a atender a ese animal.
“La condición corporal, la alimentación, la nutrición, la carga, tener comida, forraje, reservar potreros”, todo eso es importante, pero se requiere previsión, señaló.
En ese sentido destacó la importancia de que los toros estén en buen estado porque en caso contrario no sirve cuando se los engorda de apuro para ponerlos a trabajar. El tratamiento que les damos a los toros también se debe planificar.
“Si en octubre tengo un toro en mal estado y le empiezo a dar de comer, va a tardar 60 días en producir espermatozoides que puedan fertilizar una vaca. A eso le sumamos que el veterinario hace sus análisis”, lo que también lleva su tiempo. En agosto o máximo en setiembre, ya tenemos que comenzar a ocuparnos del estado de los toros, recomendó.
Y planificar implica “llamar al veterinario, agendar día y que revise los toros”, porque cuando llega la temporada de remates el productor necesita conocer el estado de sus toros y prever con tiempo en caso de tener que comprar.