Las cotorras generan pérdidas importantes en la agricultura y fruticultura, el convenio busca generar herramientas para mitigar el daño y hacer más sustentables las producciones.
Desde hace años la cotorra es un problema para Uruguay, causando daños que aunque no están cuantificados se saben que son millonarios en la producción agrícola y granjera, obligando a algunos productores a tener que cambiar el rubro como forma de evitar la presencia de esas aves tan comunes como nocivas.
La acción dañina de las cotorras no se limita a Uruguay, todos los países del continente sufren, el problema incluso llegó a Europa a donde fueron trasladadas como mascotas, pero por acción humana o picardía del propio animal éste pudo liberarse de su jaula y ahora está generando graves impactos en el agro y en los ecosistemas urbanos porque compite con la fauna autóctona.
En nuestro país, la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), firmó esta semana un convenio con la Sociedad de Fomento Rural Rincón del Colorado con el fin de mitigar el daño que las cotorras generan en los productores familiares frutícolas del oeste del departamento de Canelones, determinar el daño que causan y concientizar a la población sobre la problemática.
Carlos Rydström, director de Desarrollo Rural del MGAP dijo que esa es la “primera intervención territorial específica que se concreta con lo que llamamos una lógica ascendente” que consiste actuar a partir “del reclamo de los productores, de la sociedad civil”, interviniendo en “temáticas que no han sido atendidas”.
Cabe destacar que el acuerdo implica un trabajo interinstitucional, ya que la acción individual no da resultado en este tipo de problemáticas.
Esa institucionalidad está garantizada por la participación de Desarrollo Rural, de la Dirección de la Granja del MGAP, la Intendencia de Canelones, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), las sociedades de fomento de Canelón Chico, Rincón del Colorado y la Asociación de Fruticultores de Producción Integrada (Afrupi).
El MGAP informó que “el público objetivo son productores frutícolas, familiares y no familiares con predios de superficie pequeña a mediana que tengan la fruticultura como rubro principal de explotación. Los productores deberán estar vinculados a las organizaciones de la zona” que participan del convenio, estas son las sociedades de fomento mencionadas y Afrupi.
En esta etapa, “la zona de acción definida es la zona oeste, específicamente, departamentos de Canelones y Montevideo”, publicó el MGAP en su página web.
Acercar las tecnologías a los productores
Lourdes Olivera, licenciada en Ciencias Biológicas, explicó que uno de los objetivos es poder estimar las pérdidas económicas que causan las cotorras en predios frutícolas. Ese dato que surgirá de relevamiento en distintos predios servirá para comparar el costo y las pérdidas con la eficiencia de las medidas de manejo.
Respecto a la mitigación de daños, es necesario recopilar información sobre las experiencias de los productores en medidas de manejo conforme a un diseño experimental para evaluar su eficiencia.
El último objetivo específico tiene un fuerte componente de difusión, para lo que se realizarán encuentros con los productores, jornadas técnicas, días de campo y áreas demostrativas para fomentar el uso de esta herramienta.
El proyecto durará dos años, comenzado esta zafra con el relevamiento inicial del daño, la cuantificación de las pérdidas y el seguimiento técnico de predios que ya tengan instaladas medidas de manejo. En una siguiente etapa a implementarse en la zafra 2023-2024, se instalarán las medidas de manejo y harán las evaluaciones de daño y las medidas de la eficiencia, explicó Olivera.
Agregó que “con este proyecto se pretende acercar a los productores las tecnologías y las herramientas de manejo que hay disponibles para mitigar los daños; mostrarles su eficiencia, las ventajas, desventajas, y cómo es la correcta implementación para fomentar que más productores las adquieran”.
La bióloga Ethel Rodríguez, de amplia experiencia en el manejo de aves, dijo que “la cotorra es un ave conflictiva con muchos tipos de industria, fundamentalmente la agricultura”, y dentro de ese rubro “especialmente en los cultivos oleaginosos, pero también en cereales de invierno”. En los árboles frutales, “el daño causado a los pequeños productores hace que la producción no sea sustentable”.
El proyecto se enmarca dentro del Sistema Nacional de Innovación y Desarrollo Rural (Sider) de la DGDR y la Unidad de Descentralización del MGAP.
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