En Uruguay la problemática de la garrapata se ha ido agravando debido a la resistencia que genera este parásito a los químicos utilizados para su combate. Desde el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Plan Agropecuario se han demostrado la complejidad del problema y la necesidad de buscar soluciones eficaces.
La semana pasada, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca informó sobre la presentación de un proyecto para el control de garrapata en vacunos en la Mesa de Desarrollo Rural, ruta 7, departamento de Cerro Largo.
El proyecto se enmarca en un nuevo convenio entre la mencionada Secretaría de Estado a través de la Dirección General de Desarrollo Rural y el Instituto Bio Uruguay. La iniciativa consiste en el “uso de hongos patogénicos en el control” de la plaga.
Se trata del proyecto “Escalamiento en el uso del hongo patogénico en el control de la garrapata bovina”, desarrollado por el Instituto Bio Uruguay (Batoví Instituto Orgánico-Uruguay).
Carlos Ryström, director de Desarrollo Rural, resaltó que el proyecto tiene “bases agroecológicas” lo cual lo hace “amigable con el ambiente”, y destacó que hay “un cambio de chip en el enfoque a la ganadería porque no es simplemente una visión de la solución en un frasquito o en una vacuna o en una toma, es un cambio de concepto en la producción en el cuidado del ganado, de la pastura, del sistema como un todo, va en la lógica de la intensificación sostenible de la producción agropecuaria sobre el campo natural”.
El control biológico favorece la inocuidad de los alimentos
En representación de Bio Uruguay la Dra. Alda Rodríguez dijo que en Uruguay, pero también la región, “hay una necesidad imperiosa de encontrar alternativas como un pool de herramientas complementarias”.
Por un lado “se ha visto que los principios activos de los químicos garrapaticidas han ido encontrando resistencia”, y por otro se busca “disminuir el impacto” de esos químicos “para mantener los requisitos de inocuidad de los alimentos en los mercados de carne”, enfatizó.
Para lograrlo la estrategia en la que se trabaja es, “a partir de los agroecosistemas productivos, buscar organismos que vivan en el suelo como los hongos entomopatógenos que tengan un efecto de reducción de la población de esta plaga”, expuso la Dra. Rodríguez.
Explicó que desde los animales o desde el suelo se realizan aislamientos de hongos nativos que se multiplican en condición de laboratorios o de biofábricas, para conseguir un biogarrapaticida, que se esparce mediante esporas en campo o en animales. Estos hongos en una etapa de su vida están viviendo de la materia orgánica del suelo, y cuando se encuentran con un artrópodo como la garrapata, le provocan enfermedades que le causan la muerte.
Desde el MGAP se dijo a través de su página web que es “relevante la generación de estrategias eficientes de control de garrapata en los sistemas ganaderos y lecheros del país, dada la experiencia positiva del proyecto culminado y probado en predios de productores lecheros y ganaderos de Tacuarembó. En ese camino y con este nuevo convenio que pretende extender a otros departamentos como Cerro Largo y Paysandú, es que se presentó en la Mesa de Desarrollo Rural eje ruta 7, para captar productores ganaderos interesados en aplicar esta tecnología innovadora que promueve al cuidado del medio ambiente mediante procedimientos agroecológicos”.
La participación del ministro Uriarte.
La presentación se realizó en forma virtual y participaron más de 80 personas: integrantes del equipo territorial del MGAP en Cerro Largo, referentes de la Intendencia de Colonia, de instituciones privadas, productores rurales, organizaciones y agentes territoriales de la zona, como la Sociedad de Fomento Rural de Cerro Largo, y representantes de Augap (Asociación Uruguaya de Ganaderos de Pasto), entre otros.
El ministro de Ganadería, Carlos Uriarte, fue uno de los participantes, pero lo hizo como productor.