El cultivo de maní puede ser una buena oportunidad, no sólo por su rentabilidad, sino que, por ser también una leguminosa, los campos más arenosos se vuelven mucho más productivos tras el maní, mejorando y aumentando las pasturas y la carga ganadera.
El viernes 30 de junio se realizó en la sala Antel de Melo, la exposición “Desarrollo de la cadena del maní, fortaleza y oportunidades. El maní en Uruguay y su impacto económico en la zona noreste”, la que estuvo a cargo del Ing. Agr. Juan Soave, titular de Criadero el Carmen en Córdoba, Argentina, con amplia experiencia en la producción, industrialización y comercialización del maní en su país.
Según el USDA, en el mundo se producen unos 45,5 millones de toneladas de maní, siendo China el primer productor gracias a las condiciones de sus suelos, rendimientos y mano de obra, pero los principales exportadores son India seguido por Estados Unidos y en tercer lugar Argentina.
Datos oficiales del Sistema de Información Simplificada Agrícola del país vecino indican que Argentina exporta unos US$ 1.000 millones por año, y es el principal proveedor europeo con el 55% del mercado, seguido por EE.UU. con el 14%.
Córdoba es la provincia más manisera, con el 89% de las 1.051 explotaciones agropecuarias que producen maní, además de 23 de las 25 empresas que componen el sector agroindustrial manisero.
En la localidad cordobesa General Cabrera se encuentra Criadero el Carmen, establecimiento destacado productor de maní a nivel nacional que cuenta con el hito de haber introducido, en 1977, la variedad Runner que Soave señala como el inicio de “una nueva etapa histórica en el cultivo” que además repercutió positivamente en su familia. Hijo de un agricultor que “iba al campo a caballo” y de una maestra, “este cultivo nos permitió mejorar y ganar calidad de vida”, recuerda.
Ochoteco, impulsor del maní en Uruguay
Germán Ochoteco es técnico extensionista, asesor hortícola en Canelones e impulsor del sector manisero en Uruguay, convencido de las propiedades productivas y el potencial comercial de ese cultivo para nuestro país, particularmente la zona noreste.
Consultado sobre la charla del viernes pasado, Ochoteco dijo que a La Mañana que Soave es un experto a nivel mundial que se dedica a producir semillas de maní, y su vínculo con él se remonta a 2011 cuando Soave se interesó en conocer el comportamiento agronómico en Uruguay de las variedades que se producen en su país.
Criadero el Carmen asiste con semillas a gran parte de Argentina y también se instaló en Brasil, “con la posibilidad de establecerse en Uruguay” por lo que Ochoteco y un amplio equipo de trabajo integrado por técnicos manejaron la posibilidad de que el propio Soave viniera a Uruguay a explicar el mundo del maní y las posibilidades que tiene Uruguay”.
Con ese objetivo de contar con la palabra de alguien destacado en la producción en la región es que “articulamos con la Intendencia y el director de Desarrollo Wilson da Rosa” para concretar la charla, que además se corresponde “con la idea que Soave tiene de instalarse en Uruguay”.
Maní Runner para tierras poco productivas
Ochoteco explicó que la variedad Runner -diferente al maní colorado que se produce en Uruguay- “es el que se consume en el mundo”. La sustitución se debe a que la producción del tipo Runner “es prácticamente al doble de kilos por hectárea, es más rústico y se adapta mejor a la mecanización, lo que lo ha hecho más favorable y por eso en Argentina, gracias al Ing. Soave, ha tenido un importante crecimiento y hoy ocupa una siembra aproximada de 400.000 hectáreas”.
Un dato importante es lo que surgió de la recorrida que se realizó este fin de semana con Soave e interesados en el tema: “Visitamos siembras y campos, entre ellos unos campos en Caraguatá, entre Melo y Tacuarembó, y campos cien por ciento ganaderos en los que, luego de que se hiciera el cultivo del maní, la productividad de pasto y la carga de ganado se multiplicó. Por tanto, no es el maní por el maní únicamente, sino que se genera una sinergia con el ganado en lugares donde la productividad es baja”, aseguró.
Esas tierras “que no son las mejores para la agricultura, para el maní son muy buenas. Estamos hablando de una leguminosa que mejora las condiciones químicas y físicas del suelo, impulsando a cualquier pastura que se haga después. Campos ganaderos arenosos se vuelven mucho más productivos”.
La rotación implica “hacer un año maní y por dos o tres años hacer ganadería para después volver con el maní, aprovechando toda la residualidad que deja el cultivo más algún manejo. El cambio y la mayor carga ganadera que se logra es radical y eso lo vimos en Caraguatá”, subrayó. Al introducir maní, “la rentabilidad cambia por completo, ya sea por el maní mismo o por desarrollo posterior que permite introducir más ganado en la misma área”.
En cuanto a la rotación agrícola dijo que “donde hay girasol y/o soja el maní resulta muy bien, es primo hermano de la soja, por tanto, no hay problema con eso. Ya se probó y resultó positivamente”.
En resumen, Uruguay tiene una muy buena oportunidad de mejorar la producción en zonas que hoy son bastante marginales y donde el desarrollo no es el más grande”, en una zona amplia del país que abarca varios departamentos como Cerro Largo, Tacuarembó, Rivera y parte de Durazno, entre otros.
Desde el punto de vista comercial, también ahí hay un potencial muy grande, porque además de atender el mercado interno habría espacio para exportar entre US$ 50 y US$ 100 millones en un proyecto que evolucionará de menos a más.
El problema que han visto las empresas argentinas que han querido llegar a Uruguay “es que tienen que hacer todo de cero, es poca la infraestructura que hay para las dimensiones que ellos querían e implicaba muchos millones de dólares de inversión”. A diferencia de esas experiencias anteriores, “se puede desarrollar el maní con otras dimensiones y que sea viable; además de que desde lo productivo nadie discute las propiedades de Uruguay porque las experiencias resultaron, incluso plantando con un mes de atraso, un rendimiento de 4.000 kilos la hectárea. Lo que falta es la inversión industrial y el apoyo para quien se instale se pueda desarrollar”.
La inversión básica requiere de un predio con buenos accesos, un galpón de 500 metros cuadrados para poner una línea básica y secaderos portátiles. “Secadero y cinta ya hay en Uruguay, se necesitan los apoyos para lograr un lugar donde establecernos”.
Introducción de productores nacionales
Ochoteco precisó que el maní Runner “se puede adaptar para pequeños productores, pero se deben hacer modificaciones porque hay que empezar el negocio del maní de forma diferente”.
Los productores pequeños que tiene Uruguay venden al mercado mayorista de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) bolsas del producto crudo y con cáscara, sin ningún proceso de transformación. “Esa comercialización hizo que el sector no se desarrollara ni se estableciera una línea donde se pudiera producir más y vender el grano pelado”.
Paralelamente al maní nacional que se vende crudo, “desde afuera llega maní con todo tipo de procesos y diferentes presentaciones”, el que es muy consumido “porque poca gente lo compra crudo y lo pone a hacer en el horno” como ocurría antes más frecuentemente. Todo eso llevó a que no se desarrollara el sector a pesar de que hay condiciones. No se ha logrado ese paso para desarrollar la industria y agregar valor. Estamos hablando de un desarrollo potencial importante, y los productores que ahora trabajan otro tipo de maní se pueden ir incorporando”.
A su vez, por lo dicho antes, “es un atractivo para los productores agrícolas y ganaderos que hay en la zona”, subrayó.
Industria y mano de obra.
Establecer un proceso mínimo es fundamental, entendiéndose como tal “secar el maní, descascararlo, clasificarlo y venderlo, ese es el parte del proyecto planteado, pero vamos andando a marcha forzada porque nadie tiene mucha idea de lo que significa el maní como cultivo”.
Otra virtud es que es “multiplicador de mano de obra, de servicios, mucho más que las producciones tradicionales como la ganadería, la agricultura o la forestación. Es una cadena más larga que necesita de más gente. Si se logra generar un mínimo de 5.000 hectáreas, sólo con eso se generaría por lo menos mil empleos directos”, aseguró.
En conclusión, la charla del Ing. Soave puso de manifiesto las condiciones que tiene Uruguay para la producción de maní, y que se necesita desarrollarse en una zona que precisa de innovaciones que mejoren las capacidades de la tierra.
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