Ahora “la realidad es cruda”, dijo la productora y dirigente gremial Grisel Moizo al referirse a la ausencia de lluvias, a lo que se suma la incertidumbre sobre qué pasará mañana.
Grisel Moizo, asumió la presidencia de la Confederación Granjera en diciembre de 2022, ya entonces la situación climática era grave y preocupante, pero no en el nivel al que hemos llegado, porque desde mucho antes y desde entonces no ha dejado de empeorar. “Nos tocó esta seca impresionante que llega a un extremo de gravedad que no se veía en muchos años”, dijo a La Mañana al ser consultada sobre el tema. “Mi padre tiene 72 años y me dice que no se acuerda de haber pasado por una situación como la de ahora. Claro que hemos tenido altibajos y con temporadas secas, pero nunca como ahora con tantos meses sin lluvias que nos den un alivio y permitan la recuperación”.
En el corto plazo, “lo que tratamos es que el productor subsista y no se caiga”, porque “es importante que siga produciendo”, aunque en la granja se da una situación extremadamente compleja “dada las variedades de la producción y el tipo de productor, los hay grandes, medianos y chicos, los rubros son variados, cada uno con sus características, y cada productor tiene su particularidad económica y financiera”. Esa heterogeneidad hace que “cuando se plantean soluciones, es difícil poder llegar a todos”, expresó.
Por ejemplo “hay productores que no puede tomar más créditos porque ya apeló a ellos, entonces lo que vemos es que las herramientas que nos da el Ministerio (de Ganadería, Agricultura y Pesca) son buenas, de mucha ayuda para unos, pero insuficientes para otros”.
“En la granja frutícola, aquellos que tuvieron duraznos tempranos y que los pudieron regar, no están en una realidad tan compleja como los que se quedaron sin agua en diciembre”. Entre estos últimos, están los que no pudieron cosechar y ahora están con sus granjas comprometidas. Respecto a la pera, hay productores que a los que “le está yendo mal, los montes se están secando y lo que se ha producido parece ser fruta de copetín, de tamaños muy pequeños”.
Hay predios que “tenían tajamares y que no se han podido llenar, pozos aforados en niveles que para el predio en que están son acordes, pero ya no hay agua porque se recargan con la lluvia y ésta es la que está faltando”. Cuando se recorren las plantaciones y se observa lo que está pasando se ve que “la realidad es cruda”.
Si se analiza por departamentos o zonas del país, también ahí las realidades de la fruticultura son muy diferentes: “Está la zona de San José sobre el acuífero Raigón” ubicado al sur del departamento con una superficie de 1.800 Km cuadrados. “Ahí no hay problema poque hay agua suficiente; pero también tenemos el resto de San José, todo Montevideo rural y Canelones, con una realidad muy complicada”.
En la zona hortícola de Salto, “la información que me llega es que allí tienen agua”, pero no escapan a los “problemas climáticos como la ola de calor que tuvimos la semana pasada y que les achicharró parte del tomate. Acá, más al sur, además de la ola de calor estamos sin agua”.
“No sabemos qué es lo que nos va a pasar”
La escasez hídrica es tal que hasta los árboles la sufren: “Si se observa el comportamiento de los árboles, están tirando las hojas, y a nivel productivo se van secando perales que son muy longevos”. En el caso de los durazneros que ya se cosecharon “vemos como una otoñada adelantada, ahora pierden las hojas y hay incertidumbre por lo que vaya a pasar el año que viene, no sabemos si van a brotar, si darán flores y frutos, o si no van a dar nada”.
Ante eso, “realmente necesitamos que llueva, esa es la única solución de verdad, todo lo demás son medidas paliativas. UTE con sus mejoras en las tarifas que ahora están más acordes al sector, la postergación en el pago al BPS que se analiza si se puede hacer en cuotas, todo eso alarga para adelante, pero cuando miramos hacia el futuro vemos que es totalmente incierto, no sabemos qué es lo que nos va a pasar”, comentó.
Esa incertidumbre se explica porque es tanta la falta de lluvias que hay árboles que comienzan a morir y en fruticultura la pérdida de los montes requiere “de tres años para reactivar la producción”, es un proceso largo que comienza quitándose el árbol muerto, se buscan plantas nuevas “que no sabemos si con la seca los viveros van a tener disponibilidad”, y lo que se consiga se planta y luego esperar que produzca.
Pero el cambio de árboles presenta otro problema. Hay productores que “tienen más de 60 años y que nos dicen que no pueden ponerse a plantar ahora, comenzar de nuevo, porque no tienen recambio (generacional) y ya no les da el cuerpo para trabajar”. “Por lo tanto no es tan sencillo, la variedad de situaciones lo hace más difícil”, resumió.
“Nunca vino una fruta del exterior más barata de lo que se vende acá”
A mediados de mes, el ministro Fernando Mattos dijo que “eventualmente habrá que pensar en abrir alguna importación en el caso de que haya escasez”, consultada Moizo sobre la importación como herramienta para bajar los precios que podrían ser altos dada la menor producción y por tanto menos disponibilidad en el mercado, y para que el ciudadano cuente con productos de mejor calidad, dijo que en el caso de las frutas “cuando llegan envíos del exterior nunca bajan los precios. Nunca vino una fruta del exterior más barata de lo que se vende acá. La fruta importada siempre tiene un valor más alto y la del mercado interno la sigue de atrás”.
Sobre la importación como forma de disponer de frutas de buen calibre, señaló que eso tampoco sería posible porque “los países de la región están sufriendo la seca como nosotros acá”. Por tanto, “si lo importado viene de la región no va a ser más barato ni de mejor presencia; y si se trae de ultramar con buenos calibres, eso sí será mucho más caro”.
Cómo mirar el futuro
Lo inmediato es encontrar soluciones para atender todo el daño que está causando la falta de precipitaciones. Para eso “hay medidas paliativas” que las diferentes dependencias del Estado, pero también hay que mirar a mediano y largo plazo.
Aquellos fruticultores que pierdan sus árboles no pueden esperar años para volver a cosechar, tampoco se los puede abandonar a su suerte o dejar que abandonen la producción. Para evitar ese extremo “una posibilidad que se analiza es desarrollar producción de pasto para ganado, otros se reconvertirían y harían horticultura”, son posibles caminos “que les permitiría tener ingresos”, pero evidentemente “habrá otros que dejarán de producir de forma definitiva”. Hay casos de establecimientos donde se trabaja con la familia y los padres “mandaron a los hijos a buscar otro trabajo, fuera del predio, porque ya no pueden darles un lugar allí”.
Paralelamente, “el sector tendrá que ver cómo se prepara para el futuro y a plazo largo. Se deben encontrar soluciones porque en Melilla no hay agua subterránea, una salida puede ser encontrar la manera de tener reservas multiprediales”.
“Una idea para analizar es la posibilidad de hacer un lago aprovechando la extensión de la ruta perimetral que se planea llevar hasta la ruta 1; allí hay una zona de desnivel y con taipas se podría lograr un lago, pero esa solo es una idea que habrá que estudiar si es posible” y considerando que “cada vez más necesitamos del agua, antes las plantaciones no se regaban, alcanzaba con las lluvias, pero con el tiempo se debió agregar el riego. Es el momento de además del riego asegurar el agua todo el año”.
“No hay una solución única, cada sector necesita soluciones adaptadas a sus necesidades, también cada departamento. En Canelones se quieren hacer emprendimientos multiprediales para regar, bueno, ese es el camino”, subrayó.
Respecto a si hay planteamientos sobre una posible renuncia fiscal del Estado, la productora dijo que no han conversado con el Ministerio de Economía, pero que en la Junta de la Granja en Digegra se planteó la posibilidad de que haya algún tipo de renuncia fiscal, pero aún son temas de análisis.
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