En los últimos años se dieron hechos que frenaron el dinamismo que debe tener el mercado, algunos de ellos se superaron, como la pandemia, otros permanecen y se han agravado, como las guerras, pero los países han tomado medidas financieras positivas.
Aunque ya no se hacen remates de lana, aún existe la Unión de Consignatarios y Rematadores de Lana (UCRL), cuyo actual presidente, Santiago Onandi, asumió en agosto pasado por el período 2024-2026.
Consultado sobre la vigencia de la UCRL, Onandi dijo que hace años la lana se vendía a través de remates y en menor medida a través de consignaciones. Hoy buena parte de la zafra se coloca por consignaciones o por venta directa de productores. Otro fenómeno que se da es que “quedan muy pocas barracas de lana”.
“La Unión de Consignatarios y Rematadores de Lana se creó cuando ese era el principal rubro de exportación y como gremial integra la Cámara Mercantil de Productos del País (CMPP), y como institución aún mantiene su vigencia”, expresó a La Mañana.
“Hace un tiempo se hizo una encuesta anónima y resultó que la Unión de Consignatarios mueve el 35% de la zafra lanera de Uruguay, y eso le da peso porque es un porcentaje que representa mucha lana movida por los consignatarios. Ese nexo entre productores, la industria y los exportadores ayuda a que el productor tenga un panorama más amplio sobre cómo está el mercado”, agregó.
Además, el consignatario “tratará de buscar el mejor negocio para no perder el cliente”, con la particularidad de que “el negocio de lana no es como el de la carne, siempre es más tirante” considerando que “es un producto que se puede guardar y especular”, permitiendo a los diversos actores “esperar el mejor momento para la negociación”.
Parte de nuestro servicio es “comprar y cargar la lana”, pero también “mantener informado al cliente sobre cuándo es el mejor momento para vender, porque en la dinámica de los negocios hay empresas que piden determinado tipo de lana y otras empresas otros tipos, y en esos casos de acuerdo con la finura que tienen los productores vemos de qué manera conformar el negocio para obtener el mejor valor”.
El mercado necesita que el mundo se reacomode
Respecto a la situación del mercado, Onandi dijo que “en 2018 hubo precios récord para algunas categorías, con las lanas finas y superfines convirtiéndose en las vedettes del momento. Lotes de finas y superfinas llegaron al entorno de los 15 dólares y eso fue muy bueno para el productor uruguayo”.
Ese buen precio no se mantuvo por cuestiones ajenas a Uruguay. En ese sentido “la guerra comercial de Estados Unidos y China”, particularmente durante el gobierno de Donald Trump, fue “un tropezón” para el mercado internacional.
A grandes trazos explicó que esa “guerra comercial hizo que el mercado bajara algunos escalones, ya no se conseguían los valores de 2018”. En ese momento “hubo valores buenos, no excelentes”, pero las dificultades se incrementaron cuando “llegó la pandemia”, que lo hizo “cuando el mercado seguía sin estabilizarse y obligó a que todo el mercado local e internacional se detuviera”.
La pandemia pasó y todo el mundo volvió a reactivarse, fue cuando estalló “la guerra de Rusia y Ucrania, la que continúa hoy y a la que se le agregó más tarde la guerra de Medio Oriente. Todo eso conspiró y conspira contra el mercado que no ha podido salir del pozo”.
Actualmente la lana fina “se sigue vendiendo a valores que son aceptables, y el productor se hizo la idea de que mientras el mundo no se ordene las dificultades van a continuar”, y así sigue siendo.
Asimismo, “tenemos buenas noticias de Europa y Estados Unidos que son las bajas de las tasas con las medidas tomadas por la FED y la Unión Europea, y se ha anunciado que habrá dos recortes más de acá a fin de año. Eso, para los eslabones más avanzados de la cadena, es importante porque se pueden hacer de mercadería fina y superfina a un costo más bajo”.
Esas medidas financieras que toman los países “deberían repercutir positivamente en las empresas textiles que producen vestimenta, para que puedan adquirir mercadería a costos más bajos. Si hay mucha incertidumbre sobre cómo se comportará la lana y las tasas de interés son altas, la industria cuida sus stocks, compra lo mínimo y necesario por si la cadena se vuelve a trancar y a un costo de interés alto”.
El impacto positivo de los anuncios sobre la tasa de interés “se deberían ver en la demanda, no en los precios, pero un mercado con más demanda y una oferta cada vez menor, resulta positivo para quienes exportan”.
Consultado sobre la caída de la oferta, dijo que “es un fenómeno que pasa no solo en Uruguay, sino a nivel mundial.
En el caso concreto de Uruguay, “los datos preliminares de Dicose muestran que el stock ovino tendrá una baja de 400.000 cabezas. Eso nos lleva a un punto en el que Uruguay no debería continuar perdiendo ovejas, no solo por la lana sino porque es una forma de controlar las malezas en el campo. Por eso el productor no se va a poder deshacer del ovino”.
Los datos de Dicose a los que refiere el entrevistado, indican que el número de ovinos en todo el país cayó de 5.851.177 en 2023 (con 21.434 tenedores) a 5.367.604 en 2024 (21.449 tenedores).
“Si no hay oferta, la lana se va a convertir en un producto difícil de conseguir y como tiene muchas cualidades, no contamina, es amigable con el medioambiente, etcétera, cabe esperar que haya buenas noticias para los países exportadores” como Uruguay.
Sobre las lanas de 27 micras y más gruesas, Onandi dijo que “hace tiempo que están con dificultades originadas en los cambios en el hábito del consumo. El que busca prendas de lana busca que sean prendas livianas, amigables al contacto con el cuerpo, busca confort, y eso las lanas más gruesas no entran, y por eso les ha costado más recuperarse”.
Las lanas gruesas se usan para alfombras y fieltros, “pero hoy no hay mucha demanda, y mientras no se saque un producto que reactive los valores, son lanas que van a seguir complicadas en el mediano y corto plazo. La de 28 micras cotiza en el entorno a los 80 centavos de dólar acondicionada y grifa verde, y sin acondicionar está en los 50 centavos para abajo”, precisó.
No obstante lo anterior, aclaró que en la última zafra hubo demanda “por todo tipo de lana” y en la “zafra nueva que acaba de empezar (julio 2024-junio 2025) los valores en ese tipo (lanas gruesas) siguen siendo bajos, y en las finas y superfinas se espera que haya corrección y mejore los precios”.
Para que esa mejora se de “depende de que el mundo se acomode, ya que el mercado lanero está muy asociado al lujo, la moda, la vestimenta y el turismo, pero la guerra, las políticas monetarias con altos intereses en las economías consumidoras de lana como puede ser Gran Bretaña, Italia, Francia, Estados Unidos, en esos países el consumidor optó por otros productos de menor valor. Tengamos presente que con la pandemia y luego la guerra, el sector turismo fue el más castigado”.
Valores bajos pero estables
Respecto a los valores internacionales, Onandi dijo que se mantienen estables. Hoy el Indicador del Mercado del Este (IME) está en 7,43 dólares por kilo base limpia y se espera un rebote que favorezca la demanda.
Esta semana hay una conferencia en China “con la presencia de exportadores uruguayos, y acá estamos atentos para ver qué es lo que puede pasar y qué señales se dan sobre cómo será el invierno del norte que es la estación del año en que consumen más productos laneros. Lo que todos esperamos es que el consumidor final recupere la confianza, sostenga la demanda y mejore los valores”.
El evento en China es la 35ª Conferencia del Mercado de Lana de Nanjing (NWMC) que se celebrará del 23 al 25 de setiembre de 2024 con la organización del Mercado de Lana de Nanjing. Se la reconoce como la conferencia líder y de mayor trayectoria de China dedicada a la lana, atrayendo a personas de todas las fracciones de la industria textil de todo el mundo, y ofreciendo ideas, asesoramiento y oportunidades de importantes contactos para ejecutivos de empresas, responsables políticos e investigadores del rubro.
No es una zafra para especular
Por mucho tiempo la lana se fue acumulando en los galpones, especialmente de 27 micras y más gruesas, con momentos en que ni siquiera se lograban cotizaciones por ese micronaje, pero la zafra pasada (julio 2023-junio 2024) comenzó con mucha demanda en finas y superfinas que se fueron vendiendo de apoco, y también “se revirtió el estancamiento de las más gruesas. Gran parte de stock se absorbió y el productor tuvo la opción de vender o seguir esperando precios mejores. El resultado fue que las exportaciones de lana subieron, pero así y todo queda mucha en los establecimientos”, consideró.
Agregó que quienes observan el mercado esperan que “la zafra 2023-2024 haya sido el piso para las lanas finas y superfinas, y a partir de allí se den las subas”.
Un dato importante es que “los productores a veces se ven obligados a vender por necesidades financieras y eso no está bueno que suceda”.
Tampoco es buena la especulación: “En el mundo hay mucha incertidumbre y no es momento para especular. Como dice el dicho ‘más vale pájaro en mano que cien volando’. No se puede especular con un producto que no tiene un horizonte claro”,
Concluyó señalando que “hubo un momento en que la demanda se trancó, no había valor de referencia y se debió asignar un valor cero a lo producido. Eso nos puso nerviosos a todos y mientras no haya un reacomodamiento del mundo lo mejor es tratar de buscar el mejor momento para comercializar. La especulación no parece ser una opción en medio de tanta volatilidad de demanda y valores”.
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