La difícil situación que atraviesa uno de los grandes abastecedores de carne para nuestro país y anteriormente la polémica instalada ante el anuncio del Grupo Minerva de adquirir tres plantas de la brasileña Marfrig generaron perjuicios para los integrantes de la Unión de Vendedores de Carne y, a la vez, pusieron en alerta a productores ganaderos.
“Tuvimos un rodeo de 26 millones de ovinos, hoy con suerte llegamos a 5 millones”
El vicepresidente de INAC, Ing. Guido Machado, en entrevista con La Mañana brindó un análisis pormenorizado de la situación actual, a la vez que manifestó su satisfacción por la decisión del Poder Ejecutivo de no autorizar la comercialización de las plantas de Marfrig, de la que públicamente fue un firme opositor.
¿Cómo analiza INAC la situación actual de Río Grande del Sur y el riesgo de desabastecimiento de carne como consecuencia?
Sin dudas que la situación de Río Grande del Sur, que a su vez es una potencia en la producción de carnes, es calamitosa. Hemos expresado nuestra solidaridad con ellos, no creo que vaya a haber mayores consecuencias, sí en algunos tipos de cortes, como la bondiola, pero se ha incursionado en la introducción de algunos cortes desde Argentina. El ministerio está sumamente atento a esto, por lo tanto, descartaría esta posibilidad.
El presidente de la Unión de Vendedores de Carne, Hebert Falero, nos informa que algunos cortes que están recibiendo han tenido que bajar los precios como la silla de cordero y peceto, ¿porque ocurre esto?
Ocurre porque se están dando distintas situaciones, como la pierna de cordero, hay por parte del INAC un trabajo muy fuerte en donde se está colocando el cordero uruguayo. Hemos realizado un trabajo de marketing muy grande ya que estamos en una situación límite. Llegamos a tener 26 millones y hoy con suerte llegamos a 5, ha bajado mucho el rodeo. Por eso salimos a trabajar esta posibilidad pensando en el mercado brasileño. Tenemos mucha suerte ya que el 95% de los ingresos son uruguayos. Estamos muy cerca, y si fuéramos a imaginarnos términos de competencia, existen aranceles para aquellos mercados que no pertenecen al Mercosur. Por eso esa política de inclusión, pero no todos los cortes son aceptados, algunos sobran, como el cuarto ovino, y eso ha llevado que en el mercado local exista una suerte de oferta para que el consumidor uruguayo lo adquiera. Lo mismo sucede con cortes vacunos en donde hay excedentes de algunos mercados, llegando a ser ofertas para que Uruguay esté abastecido. El Uruguay es el segundo mercado de su propia generación, hay una inversión del INAC en marketing que ha generado avances muy importantes. Creo que lo seguiremos haciendo sobre todo en los mercados más importantes, generando excedentes, cosa que es muy saludable, volcándolos en nuestro país”
¿Qué pasa con las grandes extensiones que según la unión de vendedores diversifican el negocio y los afectan? ¿El INAC tiene control sobre eso?
No, no tiene control, esa es una cuestión que puede manejar la oficina de oferta al consumidor, que puede tener injerencia. INAC tiene que ver con las políticas referente a la carne, actúa como un asesor en muchas cosas. Después, en los controles de inocuidad participamos, pero en los controles de venta y tipos de locales no los regula el INAC.
Hablando de inocuidad del producto, con estos retrasos en las rutas de ingreso a nuestro país sobre todo del lado brasileño, ¿hay que tener mayor control?
Sí, eso se realiza, el MGAP plantea exigencias muy estrictas en términos de temperaturas y calidad, las cuales al no tenerlas se rechazan. Hay una garantía muy grande en cuanto a qué producto le llega al consumidor, podemos estar tranquilos.
En referencia a la polémica instalada ante la intención del Grupo Minerva de comprar plantas de Marfrig, ¿cómo analiza la decisión del Poder Ejecutivo de poner un freno a este negocio?
Yo estoy con una sensación de alivio y tranquilidad que comparten los más de 45.000 productores. Creo que cuando se generan estos oligopolios, en donde un solo comprador concentra más del 50%, se genera un dominio de mercado muy peligroso. Levanté mi voz de alerta cuando Minerva quiso comprar la planta de los japoneses, allí expuse que salíamos de una situación de confort. Uno de los elementos para la autorización inicial era un equilibrio entre Marfrig y Minerva en la capacidad de faena de ganado. Una vez que culminó el plazo de reclamo, se presenta un plan de negocios regionales incluyendo Uruguay. Nosotros tenemos leyes que cuidan la competencia y fue la razón de que se negara el negocio. Desde el inicio estaba en contra, sentí que nos íbamos a un extremo realmente preocupante.
Nuestra ganadería tiene una historia de 400 años y es anterior a nuestro país. Esa ganadería con su historia, con esto hecho se marcaba algo fundamental, casi un antes y después, ya que no existía algo como esto, por eso estaba en contra. Mi planteo lo inicié en una radio de Salto, generaron posiciones incluso del gremio, pero tenía convicciones, ya que entendía que era por el bien general del país. Fui respaldado por distintos sectores y ahora ya hay unanimidad. Desde el INAC, con técnicos que son de enorme prestigio, se elaboró un informe objetivo sobre los alcances del negocio, hecho con un profesionalismo mayor, dejando al desnudo los perjuicios enormes de esto. Creo que fue uno de los elementos fundamentales para que se negara este negocio. Una de las críticas mayores que recibí fue que esto aleja las inversiones del país y yo siempre dije algo, nos hemos dado esta normativa que establece estos criterios de competencia, haciendo que muy lejos de alejar, asegure un clima de competencia que pienso que cualquier empresario que quiere invertir desea que existan reglas claras y esto asegura las leyes.
¿Cuál hubiera sido el perjuicio si el negocio se hubiera concretado?
Creo que entraríamos en una situación de dominio de mercado similar a lo que se vive en Paraguay, tienen una opinión negativa de esto. Quiero un ambiente de competencia, Minerva funciona como una empresa de primera línea, quiero que las cosas que funcionan con mucho equilibrio sigan. Minerva y Marfrig tienen ambas un 25% de la producción, dejando un gran porcentaje para la industria nacional. Todo este clima se vería distorsionado por el dominio de una empresa.
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