El Paso Severino Viejo reapareció con todo su esplendor después que un déficit de tres años fue vaciando paulatinamente el lago del mismo nombre. Hoy los memoriosos regresan al lugar para recordar viejos tiempos, contarle historias a las nuevas generaciones y fotografiarse, porque tal vez sea la última vez que tengan esta oportunidad. Eso sí, todos a su modo desean que llueva porque la zona y el país lo necesita.
La camioneta circulaba donde no hace mucho tiempo estaba todo tapado de agua. A ambos lados de un viejo camino que aún perdura aunque hace muchos años no veía la luz del sol, pululan los restos de cucharetas ahora brillando bajo el sol. El puente se encuentra a más de doscientos metros de la cota y a mitad de camino detuvimos la marcha para proseguir caminando. En determinado momento nos hundimos en el barro hasta las rodillas, inclusive ya sobre el puente. Nunca nadie hubiera imaginado que después de tantos años se podría pisar nuevamente el Paso Severino Viejo.
Lo que ustedes están viendo en imágenes es el viejo puente Paso Severino que desde hace más de 35 años se encontraba en las profundidades de las aguas del lago del mismo nombre utilizado como reserva para la potabilización de toda el área metropolitana. Este paisaje muestra claramente que el país se encuentra en problemas pero en esta oportunidad el foco de esta nota irá dirigido a la historia que rodea el lugar.
Ubicado en lo que en algún momento fue la carretera que unía los pueblos de 25 de Mayo, también conocido como Isla Mala y Mendoza Chico en el departamento de Florida, este viejo puente atravesaba uno de los brazos de Río Santa Lucía Chico. Hoy cuando la bajante es importante y los visitantes o memoriosos pueden acercarse a él caminando más de doscientos metros donde debiera haber agua, se puede apreciar el hilo de agua que aún corre producto de la corriente del propio río.
Mucho quedó bajo agua
El lago Paso Severino se encuentra en medio de la cuenca lechera, rodeado de tambos, praderas y en su mayoría vacas holandesas. Desde 1987 cuando terminaron las obras de la presa y el lago comenzó a expandirse por kilómetros y kilómetros, se generó en la zona un micro clima más húmedo que se percibe en cada estación. Tiene una capacidad normal de 70 millones de metros cúbicos de agua y cubre 20 kilómetros cuadrados.
El proceso de expropiación de los campos que iban a quedar bajo agua fue largo y complejo. Muchos establecimientos quedaron inundados y otros perdieron gran parte de sus predios en momentos en que todavía los tambos empleaban a un importante número de personas. Este escenario cambió el paisaje de la zona dejando atrás un importante número de pequeños establecimientos rurales y dando paso a un inmenso espejo de agua.
El auge económico de la obra
La construcción de la presa fue toda una revolución para los pueblos cercanos, necesitados de fuentes laborales. El movimiento económico entre 1983 y 1987 fue intenso y este auge, aunque duró lo que la obra, apuntaló las economías de la zona.
El grueso de trabajadores que realizaron esta obra provenía de las poblaciones cercanas, especialmente de 25 de Mayo y Mendoza. Durante la construcción de la presa, esa zona del país vio como tal vez nunca el apogeo de una fuente laboral que parecía nunca acabar. Pero las obras finalizaron y la actividad volvió a centrarse en las tareas agropecuarias, el comercio y alguna que otra industria, que también con el paso del tiempo desapareció.
Un complejo de barracas, comedores, salas de reuniones, parque y canchas fueron construidas para ingenieros de varios países y trabajadores. Actualmente forman parte de las atracciones del Centro Recreativo Paso Severino en manos de los trabajadores de OSE pero que también puede ser visitada por todo tipo de públicos.
Entre pesca y recuerdos
“Es un poco novedoso, hasta lindo verlo” dijo Hernán Clavijo un vecino de Mendoza que desde pequeño concurría al lago a pescar, aunque en esta oportunidad debió transitar con su vehículo trescientos metros para llegar al agua. “Pero a la vez es un poco triste, no es tan lindo ver esto así” dejando entrever su añoranza por lo que hasta hace poco fue un inmenso espejo de agua. “Tengo 38 años, desde que tenía cinco” concurría con sus mayores a pescar, “esto nunca se vio” concluyó. Y para finalizar optó por cierto optimismo cuando señaló “vamos a ver cómo termina esto, si llueve de una vez por todas y se llena de nuevo”.
Asombrado por lo que veían sus ojos Luis Alberto dijo “la verdad que es un poco admirable ver todo esto en ruinas, parece que hubiera habido una guerra acá”. Con algunos años más y varios recuerdos en su haber comenzó a describir experiencias como cuando cruzaba ese puente desde Mendoza en bicicleta para concurrir a los bailes de 25 de Mayo. Cada día que pasa el agua está cada vez más lejos del tope del puente y ya planean pescar encima de él, porque tal vez después que empiece a llover no lo vean más. “Para llegar a llenar el cauce va a ser medio complicado, tiene que llover mucho” sostuvo. En sus inicios a este lago le llevó dos años completarse como se lo conoció después. El vecino no descarta que esta vez si las precipitaciones vuelven a ser normales, llenar el embalse lleve el mismo tiempo.
Actualmente ese viejo camino carretero se volvió nuevamente transitable y no precisamente para visitar al pueblo vecino. Sobre todo los fines de semana son muchos los floridenses que tras conocer la noticia, llegan hasta la zona porque una parte de su historia personal se encuentra en ese viejo puente que por muchos años estuvo bajo agua.
Una batalla histórica en Paso Severino
Paso Severino fue el escenario de uno de los principales enfrentamientos entre las fuerzas gubernistas comandadas por el General José Gregorio Suarez y las del caudillo blanco Timoteo Aparicio en el curso de la Revolución de las Lanzas. Esta batalla que enfrentó a 5.000 gubernistas y 4.000 revolucionarios se llevó a cabo el 12 de setiembre de 1870. Las caballerías gubernistas fueron casi totalmente diezmadas presentando cuantiosas bajas en el campo de batalla. Una estancia del lugar que aún se mantiene en pie fue el hospital que atendió a los heridos que se contaban por miles.
TE PUEDE INTERESAR