La obra que está finalizada hace más de un año hoy cierra un llamado de licitación para la colocación de cortinas herméticas microperforadas para cubrir el frente de los pabellones del viento y las lluvias. Luego del vehemente reclamo del presidente Luis Lacalle Pou durante la apertura del 2º Congreso Nacional de la Granja, donde insistió en abrir la Central Hortícola del Norte, sus impulsores se muestran muy optimistas y recobran fuerzas. Mientras tanto, una gobernanza provisoria integrada por representantes de la Intendencia de Salto, del Ministerio de Ganadería, de las gremiales del norte, que en este caso representan a Salto Hortícola, de los operadores y las intendencias del norte del país desarrollan trabajos administrativos y la conformación del reglamento operativo.
La Mañana se entrevistó con el productor Ítalo Tenca, representante de la gremial Salto Hortícola, quien estuvo desde el inicio del proyecto.
¿Qué grado de preocupación genera la demora en la apertura de la Central?
Ese es nuestro mayor desvelo, porque era para marzo de 2024. Los mismos operadores que están en la ciudad solicitaron una zona de exclusión. Dijeron: “Nos vamos, pero si nadie queda dentro de la ciudad”. Hablamos con el intendente y se generó una zona de exclusión bastante amplia. La Junta Departamental la aprobó con 28 ediles en 29, pero los mismos ediles ante la movida de algunos operadores también de la ciudad se echaron para atrás. Entonces la zona de exclusión va a entrar en vigor el 30 de junio de 2025. ¿Qué significa eso? Que, si la apertura de la Central es antes de fin de año, tendremos dos mercados funcionando en paralelo.
¿En qué plazo se podría completar la venta de los 75 puestos?
Antes de abrir no se va a llenar. Ese escenario lo descartamos. Se han vendido 35 derechos de uso a productores, productores que también son intermediarios y quienes se dedican netamente a la comercialización. En el mejor de los casos, podremos llegar a abrir 40 puestos, pero con esos números en términos económicos perfectamente se puede funcionar. Una vez que entre a caminar, más gente va a querer adquirir su puesto. Creo que antes del año de funcionamiento los puestos estarán todos vendidos.
¿El desafío, entonces, es incluir a pequeños productores que por su volumen y altos costos están por fuera de este tipo de comercialización?
La comercialización de cercanía es clave. Un productor que hoy no tiene la posibilidad de comercializar en la capital, por su volumen de producción o porque los costos son muy elevados, tienen la chance de dos o tres veces por semana acercarse a la Central, pagar su espacio ese día y poder comercializar su producción. Ese es el gran desafío que nosotros tenemos como gremial de productores. Darle la chance a más gente para que comercialice su propia producción.
¿Hay posibilidad de captar la atención de más operadores?
Creemos que otros operadores que hoy no están viniendo a Salto van a llegar por la concentración de productos o que ya lo hacen, pero recorriendo muchas chacras. Es un fenómeno que se da con gente de Rivera, Tacuarembó, Paysandú y hasta de Cerro Largo. Pretendemos un espacio amplio y de funcionamiento ágil en el cual haya una concentración importante de productos.
¿Hay operadores que se nieguen a trasladarse a la Central?
Los operadores mayoristas que están dentro de la ciudad no quieren trasladarse. Aluden que es caro, que la infraestructura no es adecuada y que está muy lejos de la ciudad. Fueron varias restricciones que fuimos levantando, pero aun así no quieren ir. A nosotros nos parece que es por un tema de mayor competencia, porque el negocio va a estar en más manos.
Cuando la Central esté en funcionamiento, ¿qué impacto esperan que se produzca sobre el precio al productor y al consumidor?
Hay que ser bien claro. Para el productor tener la Central es clave porque el ingreso semanal te mejora sustancialmente. Para el consumidor, lo vemos como un blanqueamiento en la información de precios. Este mercado va a tener información que muchas veces no existe. Diaria o semanalmente se hará un informe de valores mayoristas y que el consumidor pueda ver cuánto se paga en ese mercado y cuánto le van a cobrar en el mercado minorista después.
¿Cuál será el impacto sobre el desarrollo local?
Tiene varios componentes. Uno es de ordenamiento territorial. Al sacar el mercado hacia afuera de la ciudad se elimina el tránsito pesado que hoy llega con productos, por ejemplo, de Montevideo. Después, evidentemente este fue un reclamo histórico del sector. Y laboralmente también. El efecto positivo que vemos es que si como productor a vos te queda un pesito más, lo reinvertís y esa reinversión genera más mano de obra.
¿Todos los productores del departamento pueden ofrecer sus productos en la Central?
La Central está abierta a todos quienes quieran incluirse. El tema es que la comercialización no es fácil para todo el mundo. Debés tener ciertas condiciones empresariales para que puedas desarrollarte. Tener un hijo o esposa que esté dispuesta a ir a vender, porque tampoco podés descuidar el predio.
¿De cuántos productores estamos hablando?
En el último registro oficial del departamento había alrededor de 390 empresas hortofrutícolas en el entorno de Salto, Constitución y Belén.
¿Cómo es la dinámica de compra de los espacios?
Si vos querés adquirir el derecho de uso, que es por 30 años, lo podés pagar al contado, tenés opciones de compra con financiamiento a tres o cinco años y también un alquiler diario. Al término de ese tiempo sos propietario del espacio y se trata de un bien transable.
¿Qué valor tienen los puestos?
Cada puesto es de 70 metros cuadrados, 40 destinados a exposición y venta y 30 para depósito de vacíos. Tienen un valor actual en el entorno de los US$ 17 mil más un gasto común de 11 mil pesos mensuales. Por ejemplo, un productor que decide comprar con una financiación a cinco años paga 25 mil pesos mensuales entre el valor del puesto y los gastos comunes y al cabo de ese tiempo es propietario.
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