La organización también llama a los gobiernos a promover los beneficios que ofrecen los animales terrestres porque no son fáciles de obtener en alimentos vegetales.
Este martes 25 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicó un informe sobre el consumo de carnes, huevos y leche como “fuentes cruciales de nutrientes muy necesarios que no se pueden obtener fácilmente de los alimentos de origen vegetal”.
La organización destaca que es “vital durante etapas clave de la vida, como el embarazo y la lactancia, la infancia, la adolescencia y la vejez” que se acceda a tales alimentos.
El estudio se titula “Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a dietas saludables para mejorar la nutrición y los resultados de salud”, y hasta ahora es “el análisis más completo” sobre “beneficios y riesgos del consumo de alimentos de origen animal”, basado “en datos y evidencia de más de 500 artículos científicos y unos 250 documentos de políticas”, dice la FAO en un artículo difundido hoy.
Propiedades que ofrece el alimento animal y que no tiene el vegetal
El alimento de origen animal como los mencionados “proporcionan una gama de macronutrientes importantes, como proteínas, grasas y carbohidratos y micronutrientes que son difíciles de obtener de los alimentos de origen vegetal en la calidad y cantidad requeridas”, además de que los alimentos originados en animales terrestres proporcionan “proteínas de alta calidad, una serie de ácidos grasos esenciales, hierro, calcio, zinc, selenio, vitamina B12, colina y compuestos bioactivos como carnitina, creatina y taurina”, todos elementos que “tienen importantes funciones de salud y desarrollo”.
La FAO advierte que niños y mujeres embarazadas de todo el mundo sufren deficiencia de hierro y vitamina A: “Más de 1 de cada 2 niños en edad preescolar (372 millones) y 1.200 millones de mujeres en edad fértil sufren de la falta de al menos uno de tres micronutrientes: hierro, vitamina A o zinc. Tres cuartas partes de estos niños viven en Asia meridional y oriental, el Pacífico y el África subsahariana”.
Se observa que entre país hay una importante brecha en el consumo de alimentos como los mencionados: Una persona en el Congo “consume en promedio sólo 160 gramos de leche al año, mientras que alguien en Montenegro consume 338 kilogramos”; lo mismo respecto a los huevos: “Una persona en Sudán del Sur consume 2 gramos en promedio al año en comparación con un promedio de 25 kg para una persona en Hong Kong. La persona promedio en Burundi consume solo 3 kilogramos de carne al año, en comparación con 136 kilogramos para alguien que vive en Hong Kong”.
Con una “dieta adecuada, los alimentos de origen animal pueden ayudar a alcanzar las metas de nutrición” planteadas en la Asamblea Mundial de la Salud y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las que tienen que ver con “la reducción del retraso en el crecimiento, la emaciación entre los niños menores de cinco años, el bajo peso al nacer, la anemia en mujeres en edad reproductiva y la obesidad y las enfermedades no transmisibles en adultos”.
Los desafíos del sector productor
Asimismo, no se deben descuidar los “desafíos” que enfrenta la producción animal, entre ellos las “cuestiones relacionadas con el medio ambiente” como por ejemplo la emisión de gases de efecto invernadero; la mejor “gestión” procurando una mayor productividad, o el bienestar animal; “la salud animal”, como es el caso de la resistencia a antimicrobianos; los temas zoonóticos o de inocuidad alimentaria.
Sobre la salud humana, el texto menciona que se debe cuidar “el consumo aún en niveles bajos de carne roja procesada” porque puede dañar la salud. “Sin embargo, el consumo de carne roja sin procesar en cantidades moderadas (de 9 a 71 gramos por día) puede tener un riesgo mínimo, pero se considera seguro con respecto a los resultados de enfermedades crónicas”.
De todas formas, “la evidencia de cualquier vínculo entre el consumo de leche, huevos y aves de corral en adultos sanos y enfermedades como la enfermedad coronaria, los accidentes cerebrovasculares y la hipertensión no es concluyente para la leche como tampoco es significativa para los huevos y las aves de corral”.
Ante esas evidencias, el Subcomité de Ganadería del Comité de Agricultura de la FAO “alentó a los gobiernos a actualizar las directrices dietéticas nacionales para considerar, cuando corresponda, cómo la carne, los huevos y la leche pueden contribuir a las necesidades específicas de nutrientes durante el curso de la vida de los seres humanos”.
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