La joven artista relató a la La Mañana, su interés por mantener viva la tradición campera a través de sus letras.
¿Cuándo descubriste que la música te apasionaba?
No recuerdo un momento de mi vida en que no haya tenido esa pasión. Nací en una familia de artistas, mi bisabuelo era cantante de ópera, y mi mamá tocaba la guitarra y cantaba folclore. Luego lo fui descubriendo en el colegio. Cuando se hacían obras de teatro, en el coro, o después también cantaba en misa. Siempre quise aprender guitarra, pero lo hice de manera autodidacta, soy la menor de siete hermanos y mis papás ya tenían bastante con el colegio. Las clases de canto las empecé con mi primer sueldo. Siempre buscando por el lado de la música.
¿Tenés una preferencia por el folclore?
En realidad no me gusta encerrarme en ningún género. Pero la verdad es que el folclore me tira mucho. En casa siempre se escuchó, y eso tuvo gran influencia. Mi papá siempre escuchaba Los Olimareños, mi mamá era fanática de Jorge Cafrune y me lo transmitieron. Después mi hermano me marcó mucho también escuchando Larbanois & Carrero, Santiago Chalar, La Sinfonica de Tambores, él es el que me sigue en edad y cómo se sabía todas las letras yo me las aprendía. También en el campo con mi familia se armaban guitarreadas, lo único que se cantaba era folclore.
Si bien sos de Montevideo, tenés un vínculo importante con el campo.
Sí, mi lugar en el mundo es Sierra de Carapé, el campo de mi familia, es el lugar donde soy más feliz, y después por el lado también de las ciudades del interior, eso siempre me interesó. Tengo muchas amigas del interior, y siempre tuve inquietud por ellas, por todo ese sacrificio que conlleva ser del interior, se tienen que venir desde muy chicas, madurar de una manera súper rápida. De ahí surgió ‘Florecita del interior’, que es en honor a ellas.
¿Creés apropiado que a la fusión de estilos y esas influencias que mencionas se le llame agropop?
Bueno, en realidad me río bastante, esa palabra surgió medio en chiste cuando grabé mis primeras canciones. Con el productor bromeabamos sobre el género que estábamos haciendo, porque, claro, era una mezcla de lo que soy yo, me encanta la capital y a su vez todo lo que es el interior y el campo, y lo quería meter todo en la misma bolsa. En mi casa así como se escuchaba folclore, se escuchaba también a los Rolling y todo tipo de música. No me siento encerrada en un solo género, ni tampoco creadora de un género. Creo que eso lo estamos haciendo todos los artistas. La palabra ‘agropop’ quedó por un chiste y a la vez que me río, me terminé identificando.
Los jóvenes han aggiornado el género, complementandolo con el uso de plataformas y redes sociales…
Sí, esa es la manera de llegar a los jóvenes. Los tiempos cambian y también el público, es importante mostrar que el folclore no es algo de viejos. Y eso no va solamente en la parte musical, capaz que estoy cantando algo súper pop, pero mi imagen está transmitiendo eso de las raíces con un videoclip. Por eso siempre está el sombrero ahí.
Ya estuviste otros años en el Prado y este año volvés a decir presente. ¿Cómo es ese escenario, el pedacito del campo en Montevideo?
El Prado lo vivo desde chica, con mucha ilusión, porque aparte yo soy del Prado, entonces es mi momento, cerquita de mi casa, y lo disfruto mucho, porque es esto de la fusión del campo y ciudad, y de eso se trata, acercar de una manera eso tan lindo a la gente de la capital.
¿Qué otros proyectos tenés?
Este tiempo me lo estoy tomando mucho para componer, grabar, intento aprovecharlo. Cuando todo vuelva a la normalidad me va a faltar el tiempo. Trato de no perder el contacto con el público, porque si bien no se puede cantar en festivales ni en shows, estoy volviendo a cantar en eventos más chicos, acústicos, que ya lo había dejado de hacer. También he podido ver lo importante de lo digital. Yo le huyo un poco a las redes, aunque no se note, porque las uso, aunque lo hago con esfuerzo, pero a su vez es la manera de estar conectada con el público. Estoy agradecida por tener esa herramienta.
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