Llegaron desde los lugares más alejados de la capital en busca de un futuro, pero nunca se olvidaron de donde salieron. Crearon una organización denominada Proyecto Puentes que apoya a escuelas y liceos rurales, recolectaron canastas de alimentos para los ancianos del interior profundo en plena pandemia y apoyan a los jóvenes de los hogares estudiantiles públicos en Montevideo. Para financiar sus actividades editaron “Cuentos del Pedregal”, un libro donde se reúnen los mitos y leyendas del campo en forma humorística y amena.
“No te olvides del pago si te vas pa la ciudad, cuanti más lejos te vayas más te tenés que acordar”. Tal vez este verso de uno de los temas más representativos de Alfredo Zitarrosa pueda servir de ejemplo de esta historia que tiene como protagonistas a jóvenes que llegaron a Montevideo en busca de su futuro, provenientes de los pueblitos más alejados del interior. Cuando a veces las luces de la ciudad encandilan y hace que se pierda la memoria, ocho jóvenes estudiantes de la Facultad de Comunicaciones de Udelar, se tomaban un tiempito para mirar hacia atrás y acordarse de donde salieron. Como casi todo en Uruguay, un mate compartido y una rueda de amigos tal vez fue el ambiente ideal para comenzar a transitar un camino que les posibilitara devolver algo de lo tanto que habían recibido de esos pagos que aún hoy quedan lejos del asfalto.
Trascurría el año 2006 cuando justamente por casualidad o cosas del destino “una cantidad de gurises que éramos de zonas bien rurales” coincidieron en las aulas de la Universidad, dijo a La Mañana Juan Echague uno de los fundadores de Proyecto Puentes, anteriormente conocidos como Fundación Jóvenes Rurales.
Todo comenzó con una biblioteca
Sin recursos económicos pero con muchas propuestas en mente, comenzaron a recolectar libros usados entre los asistentes de esa casa de estudios y armaban bibliotecas que luego donaban en las escuelitas y liceos de los pagos de sus orígenes. Ya el primer paso se había dado y el vínculo con los maestros y profesores rurales cobraba otro cariz. Juan contó que a través de ese ida y vuelta aparecieron otras necesidades “que a nosotros nos parecían que no era tan difícil” de cubrir. Y entonces surgieron las jornadas de limpieza, pintada de salones o cambio de cielo rasos en el menú de actividades.
Si bien originariamente la propuesta estuvo pensada para las localidades al norte del río Negro, de donde son oriundos sus fundadores, actualmente tienen presencia en todo el país. Además de colaborar cubriendo algunas necesidades de los centros educativos de los pagos chicos, también brindan cursos de huertas orgánicas a las mujeres del medio rural. La mayoría de estas familias habitan en viviendas de Mevir y aprovechan algún lugarcito del predio para tener su propia huerta, en una tierra que en el norte tal vez no sea apta para este tipo de producción domiciliaria. Así es que cobran vigor los talleres para la elaboración de abonos orgánicos que enriquezcan esa tierra de basalto. Al finalizar estos pequeños cursos las beneficiarias reciben semillas, herramientas y materiales didácticos para continuar su formación.
En los hogares estudiantiles
Además de colaborar con los centros educativos del interior profundo, también dan una mano en los hogares estudiantiles que tienen las intendencias en Montevideo. Se trata de “mejorar la calidad de la estadía de los gurises” que también son oriundos de los lugares más alejados de los centros urbanos. Es normal que Proyecto Puentes reciba cómo donaciones electrodomésticos o mobiliarios en buen estado que ellos mismos se encargan de distribuir entre estos centros, conocedores de las necesidades que tienen algunos de estos lugares.
Con la llegada de la pandemia de Covid 19 había otras necesidades que cubrir y el proyecto comenzó a recolectar alimentos no perecederos para entregar a los abuelos de esos pequeños pueblo y parajes del interior profundo. Echague indicó que “se sumó bastante gente” durante los dos años que funcionó la propuesta. Particularmente contaron con el apoyo de escolares y liceales de colegios privados de la capital del país, donde cada alumno colaboró con un alimento no perecedero. De esta manera lograron ayudar a un buen número de abuelos con quienes ya tenían un vínculo anterior debido a los trabajos previos que se habían desarrollado en esos poblados.
Y llegó “Cuentos del Pedregal”
Sostener las actividades del Proyecto es siempre todo un desafío para sus integrantes que cada año deben afrontar para continuar beneficiando a muchos uruguayos. En ese sentido este año “había que hacer algo que fuera original y a la vez le diera un beneficio a la persona” contó Juan que en la actualidad se encuentra promocionando “Cuentos del Pedregal”, un libro espléndidamente logrado donde en sus diez cuentos se “intenta rescatar la tradición oral” del medio rural y “revivir los mitos y costumbres de la gente del campo”. Esas historias que aún siguen sonando en las ruedas de mates y fogones camperos se transformaron en diez cuentos humorísticos que además de servir para ilustrar esos mitos y leyendas, también tienen el cometido de “sacar un poco a la gente de este ambiente negativo que estamos viviendo”. El diseño de tapa y contratapa es una de las tantas obras maestras del floridense Guillermo Hansz, quien además fue uno de las primeras personas en tomar contacto con el contenido de la obra y también uno de los primeros en impulsar su edición.
El entrevistado contó que este trabajo literario, donde se resume lo que vivió en su infancia, pasó por el filtro de algunos escritores que le dieron el visto bueno y el empujón final para su publicación. La respuesta del público ha sido muy gratificante y los comentarios que han recibido sobre el contenido tienen muy conformes a los integrantes de la organización. En primera instancia los canales de ventas pasaron por el contacto directo con amigos y conocidos de los integrantes del proyecto. Actualmente se encuentran recorriendo los medios de prensa del país para dar a conocer el material y cerrar de buena manera esta primera edición que contó con quinientos ejemplares. En las recorridas por pueblos y ciudades además se aprovecha para vender los ejemplares que la gente les solicitan ya sea a través de contacto personal o solicitándolo a través del número 094886914. Los organizadores ya piensan en una segunda edición, aprovechando la receptividad del público y la necesidad de continuar recaudando fondos para su funcionamiento.
Su propia personería jurídica
Actualmente la organización es asesorada por el equipo técnico del Programa Sembrando de Presidencia de la República para la tramitación de su propia personería jurídica. Echagüe entiende que se trata de una mano muy importante por las dificultades que representa realizar este tipo de tramitaciones. Agrego que se trata de un gran paso que les posibilitaría acceder a otros tipos de apoyos y mejorar los servicios que brindan a la sociedad.
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