Los titulares de prensa en todo el mundo coinciden en señalar la gravedad y la imprevisibilidad de las consecuencias que puede acarrear la pugna entre las grandes potencias, tanto en los planos económicos como políticos y tecnológicos, tormenta global cuyas olas pueden hundir los barcos menores que navegan los mares procelosos del comercio mundial.
La secuencia que describen los expertos se inicia con la agresiva posición del presidente de EEUU, imponiendo aranceles a prácticamente todas las importaciones de China, subiendo de esa forma el nivel de tensión, luego de varias escaramuzas, con idas y vueltas, que se suceden desde hace más de un año. China, que está dispuesta a devolver agravios ojo por ojo, respondió con una jugada de enorme repercusión, dejando a su moneda, el yuan, perder valor frente al dólar. La devaluación fue de 2,5 %, el dólar vale al cierre de esta nota (lunes 12 de agosto) 7,06 yuanes; para nuestros ojos el cambio luce como una insignificancia, para el mundo es un terremoto mayúsculo; en lo inmediato, el gran temor es que esta devaluación dé lugar a otras en la misma China, afirman los expertos, lo que podría iniciar una guerra de divisas generalizada entre los grandes actores del comercio internacional.
El impacto inicial del movimiento cambiario es que las exportaciones chinas ganan en competitividad, y en la misma medida se encarecen las importaciones que realicen.
No son buenas noticias para Uruguay; China es de lejos el principal comprador de nuestros productos, y viene creciendo año a año a gran ritmo. Por supuesto que es el destino de la mayor parte de nuestros productos cárnicos, pero también de la soja, lana, celulosa, y avanza en las compras de lácteos, cueros y cítricos.
Las importaciones chinas en dólares, medidas con la metodología aduanera, representan alrededor de 25 % del total de nuestras exportaciones, pero si se consideran también los embarques desde las zonas francas (que no se discriminan en la información corriente), seguramente supera el 30 % del total.
Un ejemplo ilustrativo: en la soja, que alterna con la carne vacuna en el podio del ranking de productos de exportación, en 2018, China compró el 86 % del total de las toneladas que exportamos. Algo similar ocurre con la celulosa y con la lana.
Los primeros efectos de la pugna entre gigantes son negativos para los vendedores de commodities: de pique bajaron de precio varias materias primas, alimentos, y otros productos importantes para nosotros. Así ocurrió, por ejemplo, con los lácteos en el primer remate de Global Dairy Trade, que constituye una referencia mundial para este rubro, que marcó una baja de 2,6 % de promedio de todos los productos, y de 1,7 % en la leche en polvo entera, nuestro principal lácteo de exportación. También se hundió el petróleo: el Brent, la referencia para Uruguay, bajó 10 dólares, un 15 % en un mes; no se sabe si es bueno o malo, porque ahorra dólares en la importación del crudo, pero debilita a nuestros clientes productores de petróleo, que son muy importantes en varios productos; más allá del balance, traemos a colación lo sucedido para ilustrar sobre la magnitud de los movimientos acaecidos en esta coyuntura.
Algo similar sucedió con la reapertura del mercado lanero australiano, que mostró una fuerte caída en dólares americanos, en parte adjudicable a la devaluación de la moneda australiana. El juego de las divisas es determinante en este escenario convulso.
La China carnívora
A medida que el ingreso de la población china aumenta, lo hace también el consumo de carnes, como es norma en todo el mundo. La carne vacuna que representa un pequeño porcentaje del consumo, frente a los enormes volúmenes de cerdo y de pollo, y también de pescado (aunque este nunca se suma), pero dada la población involucrada, China es el gran actor de la actualidad (y seguramente del futuro) en el mundo cárnico, al que enviamos la mayor parte de nuestros exportaciones.
Además de la carne vacuna, que detallamos más abajo, es el principal destino para las menudencias, las achuras comestibles, importante rubro procedente de la faena: este año viene adquiriendo el 82 % del total, en dólares .
Y también en otros subproductos de la faena, como grasas, harinas y otros productos con destino a la industria, en los que representa el 51 % del total vendido en dólares.
En carne ovina, el segundo sub rubro en valor del sector cárnico, después de la carne vacuna, este año, las compras chinas vienen representando el 36% del total.
En resumen, observando solo las exportaciones del sector cárnico, que incluyen todas las carnes y sus subproductos, en lo que va del año suman US$ 1.230 millones, y China adquirió US$ 688 millones, prácticamente el 56 % del total.
Principal importador general
Las importaciones chinas en dólares, medidas con la metodología aduanera, representan alrededor de 25 % del total de nuestras exportaciones, pero si se consideran también los embarques desde las zonas francas, ronda el 30 % del total.
Con un enfoque dinámico es aún más impresionante, por el ritmo de crecimiento que registra: respecto al año pasado, las compras chinas de productos cárnicos crecieron un 39 % en dólares, pero específicamente las de carne vacuna, aumentaron más de un 43 %, pegando un salto alto respecto al sostenido crecimiento que lleva varios años de duración, como puede verse en la gráfica adjunta.
Esa tendencia de crecimiento tuvo recientemente una aceleración notable debido a la expansión incontenible de la epidemia de fiebre porcina africana, que desarticuló la enorme producción china de carne de cerdo y de paso se extendió a los vecinos, también importantes productores a escala regional y mundial, con poblaciones numerosas y consumos cuantiosos equivalentes. Un desastre a escala gigantesca, que está muy lejos de haberse superado.
Precios y volúmenes
En el primer momento, los chinos aumentaron sus compras de carne vacuna, previendo que los faltantes de carne de cerdo, que constituye por lejos la de mayor consumo, no podrían ser cubiertos por importaciones del resto del mundo. Los precios de la carne vacuna respondieron con una suba, en consonancia con el aumento de la demanda.
En lo que va del año, el promedio de precios de la carne exportada a China subió un 8.9 %: de US$ 2.965 la t canal, a US$ 3.229, respecto a igual tramo de 2018, sobre todo por lo ocurrido en los últimos meses. Pero si es significativa la suba de precios, es mucho más relevante el aumento en los volúmenes exportados, que superan en 31 % a los del año anterior. Con la suma de ambos conceptos – precio y volumen -, las ventas solo de carne vacuna a China recaudaron en los que va del año, hasta el 3 de agosto, un 43 % más que el año pasado: US$ 565,5 millones. En los últimos meses, más del 60 % de los volúmenes exportados fueron a ese destino.
Destino hegemónico de carne
Las ventas, en dólares, de carne vacuna a China en los que va del año, son 43 % mayores que el año pasado: US$ 565,5 millones. En los últimos meses, más del 60 % de los volúmenes exportados fueron a ese destino.
El precio de la carne que va a China, si bien subió respecto al año anterior, sigue ubicado por debajo del promedio general, lo que revela el tipo de producto que se coloca en ese país, donde no van los cortes de mayor valor, y absorbe aquellos productos de bajo valor que prácticamente no tienen colocación alternativa. Productos, además, que pueden, en general, cumplirse con vaca, una res de menor precio y que por ahora se consigue en nuestros campos, un dato importante cuando faltan novillos, como es el caso en la actualidad.
Más recientemente, la demanda china se moderó, informan los operadores, y no se mantiene el tono de demanda que tuvo hace dos o tres meses. Los últimos negocios se concretan a menores precios, afirman.
Asia, en particular China, es el continente que lidera las compras de carne vacuna, con más del 50 % del total de los volúmenes que se transan. En la otra punta, la UE, que tanto nos hace sudar para adjudicarnos un mínimo cupo sin aranceles, apenas representa el 4 % del total en toneladas. Y para el futuro, estos rasgos sólo habrán de acentuarse: apuntar a Oriente parecería que debe ser la consigna.