Se espera que mejore el ritmo de ingreso al mercado nacional, descendiendo las importaciones. El presidente de Ansepa valoró la importancia de los productores nacionales para garantizar la soberanía alimentaria.
En Uruguay, la producción promedio de papa es de unas 87.000 toneladas anuales, alcanzando un récord hace 15 años cuando se produjeron 150.000 toneladas. El rendimiento medio por hectárea es de 25 toneladas.
El Anuario 2022 de la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) detalló que en el año hay “dos ciclos de cultivo”, uno es el llamado “de primavera, que va de agosto a diciembre”, y el otro “el de otoño, de mediados de enero a mayo”. “La papa de primavera abastece el mercado en los meses de verano y algo del otoño. En tanto que el ciclo de otoño, la de mayor peso en la oferta nacional, abastece el mercado entre otoño y primavera”. En este último es que estamos ahora.
En el año, la oferta es estable “debido a las cosechas escalonadas y la conservación realizada en cámaras de frío, galpones o en el suelo una vez que el ciclo del cultivo finalizó”, y la oferta es complementada con la importación fresca que depende de la disponibilidad nacional, con año en que es nula dada la buena producción local.
Ese año, debido al déficit hídrico y las olas de calor que afectaron al cultivo, se ha procedido a la importación, pero se espera que la producción nacional pueda atender la demanda hasta la próxima cosecha. En ese sentido, el Ing. Agr. Fernando Mietto, presidente de la Asociación Nacional de Semilleristas de Papa (Ansepa), dijo a La Mañana que Uruguay ha realizado importaciones, pero en la oferta del mercado interno juega un papel destacado la producción nacional.
En febrero pasado Ansepa fue citada por el MGAP y allí, con el ministro Fernando Mattos y otras gremiales de productores, “se evaluó una posible importación de papas”. Mietto destacó que el déficit hídrico es un problema, pero “la papa como otros rubos de la granja han sufrido la ola de calor y un cambio en la dinámica de población de plagas y enfermedades” producto de la sequía, por eso, luego del planteo del Mattos se realizó una “asamblea abierta de socios resolviendo llevar adelante el proceso de importación buscando satisfacer la demanda del mercado y asegurar el abastecimiento”.
El siguiente paso fue hacer un llamado público a todos los productores de papa del país independientemente que fueran socios o de Ansepa o no, “para que todos los interesados se acerquen y pudieran participar de la importación”. Así se inició el proceso de importación con la intención de cubrir la demanda.
El origen de la papa importada es Brasil, que presenta varios desafíos, por ejemplo “una dinámica de precio muy inestable con subas y bajas todos los días. Además, en Brasil las papas no están baratas, tienen una fuerte demanda interna sumado a la demanda argentina. Brasil abastece parte de Argentina, a Uruguay y el consumo propio. Eso aumenta la demanda y el precio sube”.
Hay oferta de papa nacional
De todas formas, se concretó la importación y al mercado ha ingresado el producto, pero la noticia hoy es que hay más oferta de papa nacional que hace que haya más producto en el mercado con la consecuente baja del precio. “Lo otro que visualizamos es que esa ventana de importación para complementar la oferta, en poco tiempo se va a terminar y vamos a estar abastecimiento el mercado con productos nacionales”, comentó.
Consultado sobre cuánta papa tiene Uruguay, Mietto dijo que la cosecha nacional hace que “el complemento importado sea menor y en el corto plazo no vamos a necesitar la papa importada porque la nacional va a estar abasteciendo el mercado”.
Por ahora la importación es de unos 20 viajes y “no se sabe cuánto será el total que se traiga del exterior, eso va a depender del ritmo de cosecha que comienza ahora y semana a semana va a ir aumentando con mayores ingresos a la UAM (Unidad Agroalimentaria Metropolitana).
“Las papas que tuvieron problema” de déficit hídrico o de olas de calor corresponden a siembras “hechas en diciembre, y la segunda quincena de enero” cuyo total “es una proporción pequeña del área general. Las sembradas a partir de febrero están en estado muy bueno a la fecha y van a abastecer la demanda nacional el resto del año”.
Soberanía alimentaria y la diferencia de precios entre el productor y el consumidor
El consumidor se pregunta cuándo y de cuánto será la corrección de precios a la baja. Sobre eso Mietto dijo que “el precio lo define el mercado y no el productor que muchas veces es el que pierde. En 2022 el productor recibió entre 8 y 10 pesos por kilo cuando en el punto de venta final difícilmente haya bajado de $ 40 y llegamos a ver valores de $ 69. Eso significa un 850% de diferencia”.
Lo que pasa es que hay una cadena de valor y cada eslabón tiene un margen que se transmite en costo: “Costo asociado a la logística de distribución o estructuras de puntos de venta, y Uruguay en ese sentido es muy caro, por lo tanto, los productores no pueden decir qué debe hacer la cadena hacia adelante, sabemos que la cadena también tiene costos elevados para llegar al punto de venta y eso se traslada” al precio. Por lo tanto, “la población debe entender que no tiene que cargar contra los productores lo que paga en el punto de venta”.
Además, cuando se analizan estos temas hay que tener presente “la soberanía alimentaria del país, si no tenemos productores dependeremos de la producción extranjera y eso no es seguro. Que la alimentación dependa de afuera es un camino peligroso. Tenemos que cuidar la producción nacional y tenemos que dar a los productores las condiciones para seguir funcionando”.
Situación de los productores
El presidente de Ansepa precisó que durante 9 o 10 meses de 2022 el sector de la papa vendió “muy por debajo de los costos de producción lo que hizo que todos los productores hayan quedado muy golpeados”.
Sumado a eso, “tenemos que parte de la cosecha de otoño 2023, que es la actual, tuvo un fuerte incremento de costo producto del riego, pero el riego no fue suficiente para salvar los cultivos de las olas de calor y la incidencia de plagas que fueron favorecidas por el cambio ambiental y de temperatura”.
De todos modos, “tenemos un volumen de área interesante y se espera que se satisfaga la demanda actual. La cosecha está iniciando y aun no es posible evaluar los rendimientos”.
La “picardía” de los formadores de precios
El director general de la Granja, Nicolás Chiesa, dijo que climáticamente se están dando las condiciones para una recomposición de frutas y verduras nacionales, lo que empujará los precios a la baja.
En declaraciones al programa Arriba Ge
nte de canal 10 el jerarca consideró que “es cuestión de tiempo para que la oferta se recomponga”, y se espera una baja de precios, sin embargo, advirtió sobre la “picardía” de algunos operadores que mantienen los precios.
“A veces hay picardía. A veces en el precio minorista puede pasar que prefiero seguir manteniendo los precios y aumento la ganancia porque ya el consumidor está acostumbrado a pagarlo caro, entonces, de aquí a que haya una competencia entre los minoristas a veces demora más”, expresó.
Ante ese comportamiento, es “importante que el consumidor esté enterado y elija en dónde comprar”, porque “no es lo mismo en un supermercado que en una feria o en la UAM”, que hay una parte donde se puede comprar al por menor.
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