El Ing. Ducós de Fucrea, también se refirió al concepto de factores de producción como forma de que el patrimonio productivo permanezca en manos de los que hoy son dueños y éstos no sean expulsados del campo.
La semana pasada se realizó en el Instituto de Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Treinta y Tres la “VII Jornada de Economía: Los números de la ganadería”, organizada por INIA, el Plan Agropecuario (PA) y la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea), siendo los exponentes Carlos Molina y Esteban Montes del PA, Juan Soares de Lima y Enrique Fernández de INIA, y Gonzalo Ducós de Fucrea.
En su calidad de coordinador ganadero Ducós, resaltó, entre otros datos, los mejores resultados de la producción diversificada sobre la exclusivamente ganadera, también introdujo el concepto de poder pagar los factores de producción como forma de que las familias productoras permanezcan en el campo y no sean expulsadas por inversores.
Respecto a los resultados de las empresas ganaderes o diversificadas, Ducós dijo que se considera ganadera aquellas cuyo producto bruto ganadero (vacuno, ovino y lana) supera el 80%; y en las que es menor a eso 80%, son empresas diversificadas”, entendiendo por diversificación cualquier otra producción no ganadera, por ejemplo la agricultura, la semilla fina, etc.
Analizados los resultados, lo que surge es que en una misma zona, el establecimiento que hace ganadería por elección, comparado con su vecino que produce diversificado, separado solo por un alambrado y en el mismo suelo “logra tener 3 veces el mismo ingreso” que el ganadero.
Observada la evolución desde 2016/2017 surge que el ingreso de capital de las empresas diversificadas es mejor que las ganaderas (gráfica 1).
La excepción, y por muy poco margen, se da en el ejercicio 2017/2018, que fue un período de seca; y el promedio del ingreso de capital fue 35% mayor. Dicho eso “la pregunta que nos debemos hacer es si la agricultura es más riesgosa”, planteó.
La importancia del valor agregado
En otro momento de su exposición Ducós planteó la necesidad de considerar cuánto valor agregamos con el concepto de poder pagar los factores de producción, algo en lo que los grupos CREA trabajan desde hace algunos años.
Tenemos un ingreso de capital que se compone en la renta, el interés y ese valor agregado (VA). La renta es lo se paga por la tierra que ocupan, y hay US$ 32 de interés sobre el capital, básicamente semovientes. Si las empresas tienen un ingreso de capital de US$ 118 se empata para pagar (tierra, trabajo y capital), sin agregar valor. Es por encima de ese ingreso que se genera valor agregado (Gráfica 2).
Eso es importante, dijo, y ejemplificó con el siguiente supuesto: Un productor con 2.000 hectáreas y una ganancia de US$ 100 fallece, su empresa pasa a manos de sus 4 hijos de los cuales solo uno tiene interés en el campo. Ese hijo que asume su tarea de productor tiene que pagar el costo de vida de la madre que enviudó, y tiene que pagar al resto de los hermanos la renta porque “los de afuera miran el patrimonio como una inversión” y si ese hijo productor no es capaz de retribuirles, tarde o temprano se lo van a reprochar. Y si “la cuenta es de US$ 65 de ingresos de capital pero la renta que darían por el campo es de US$ 95 o US$ 100 se genera un factor de distorsión tremendo porque la empresa se termina disgregando ya que no es capaz de pagar los factores de producción”.
Para los 3 hermanos a los que no les interesa el campo “es lo mismo que ese pago se logre con arrendamiento o no”, y aquí es donde se hace importante la remuneración de los factores de producción. “Hay que cambiar la mirada y pensar en empresas competitivas para que los patrimonios permanezcan en manos de los que hoy son dueños, porque de lo contrario, sino en un país que da certezas jurídicas lo que va a pasar es que vendrán inversiones van terminarán expulsando a ese hijo productor”.
En los últimos 6 años, “por debajo de los US$ 118 hubo 48 empresas, el resto (156) de las analizadas, todas estuvieron arriba en diferentes rangos”, o sea que el 76% de las empresas CREA retribuyeron los factores de producción. Pero desde 2016 a hoy sólo el 15% de las empresas lo lograron”. Ese 76% se explica por los precios. (Gráfica 3).
El dólar encarece la producción
El efecto del dólar sobrevoló las exposiciones en la “VII Jornada de Economía: Los números de la ganadería” realizada en INIA Treinta y Tres.
El Ing. Gonzalo Ducós (Fucrea) dijo en sus conclusiones que “cuando los precios son muy buenos nadie dice nada del atraso cambiario, era un costo oculto, pero ahora lo decimos porque las cuentas cambiaron, y hay que decir que del 10% se transformó en el 25%”.
La canasta familiar pasó de 10.000 kilos a 18.000 kilos de novillo como resultado de la inflación, el precio de lo que producen y el valor del dólar: “Nuestros productores cobran en dólares que lo están cambiando un 20% más barato, además el producto que ellos venden vale menos, es un 50% de incremento del costo de vida familiar de un empresario agropecuario”, enfatizó.
En el debate final del que participaron todos los exponentes de la jornada, Ducós insistió en cómo incidirá el dólar en 2023. Dijo que ese año el país tiene la particularidad de “enfrentar la negociación de todos los consejos de salarios en un momento único, todos a la vez, algo que nunca se dio, por lo tanto la política económica va hacer que el dólar siga planchado”; estamos en un escenario en el cual el dólar sigue bajando, y no tenemos la forma de calcular a cuándo bajará, señaló.
TE PUEDE INTERESAR