Es más conocida como la “Escuelita del Obelisco” por la zona donde se encuentra, muy cerca del lugar donde se produjo la Batalla de Sarandí. El día de la educación rural es una buena excusa para celebrar en comunidad y poner en valor los logros obtenidos con sacrificio y dedicación.
El día de la educación rural no pasó inadvertida para la comunidad de la Escuela 58 “Batalla de Sarandí”, del departamento de Florida. Esta vez la celebración fue por Zoom aprovechando las nuevas tecnologías disponibles y la buena conectividad de la zona, donde niños y docentes intercambiaron con sus pares de ese departamento, disfrutaron de varias interpretaciones que los niños de la escuela de música prepararon para la ocasión y se divirtieron con la participación de “Melita cuenta cuentos”. Es un día que “lo disfrutamos a pleno” dijo a La Mañana la maestra y directora del centro educativo, Virginia Castelli.
La escuela dista apenas unos metros del obelisco erigido como memorial donde se produjo la Batalla de Sarandí, el 12 de octubre de 1825, uno de los hechos histórico más sobresaliente para el futuro del país. Por su cercanía física, así como por su importancia histórica, se trata de un acontecimiento muy presente entre los niños y sus familias, materia de estudio permanente durante el año escolar. La docente contó que desde los primeros días del año ya comienzan a preguntar e inclusive a imaginar cuál será su participación el próximo 12 de octubre. Siempre intentando innovar sus actuaciones durante los actos en el predio histórico ubicado en el medio rural a 10 kilómetros de la ciudad de Sarandí Grande aparecen las primeras interrogantes: “Este año, maestra, ¿hacemos una canción o bailamos?” Y desde el vamos empiezan a planificar lo que sucederá ese día. Además, participan en los actos centrales que se desarrollan durante esa fecha en la ciudad junto a otros centros educativos y la presencia de autoridades nacionales, departamentales y locales.
Cuando el frío y la lluvia dicen presente
Si bien ahora la maestra viaja en su propio auto al centro educativo que dista 10 kilómetros de la ciudad de Sarandí Grande, no siempre fue así y los viajes a sus lugares de trabajo se tornaron por momentos bastante sacrificados. Trasladarse en moto en los rigurosos inviernos no era tarea fácil y por momentos debió recurrir a varias recetas caseras para soportar el intenso frío. “Me ponía papeles de diarios, bolsas de nylon y después el equipo de lluvia”, recordó Castelli. Por ese entonces debía recorrer 50 kilómetros para dictar clases en Palermo, un paraje también del departamento de Florida.
Las intensas precipitaciones del último mes desnudaron una serie de inconvenientes para llegar hasta la escuela. “Acá siempre tenemos varios percances”, sentenció la docente, que subrayó que las lluvias cada vez más recurrentes en los primeros meses de este año generaron complicaciones y por momentos cortaron el paso durante varias horas. Al centro educativo asisten 14 niños de la ciudad y 10 que viven en el medio rural, donde sus familias trabajan o están al frente de predios ganaderos, agrícolas o lecheros.
Trabajo en clave de comunidad
Mientras la docente atiende a los niños de 3º a 6º año y está al frente de la institución, la maestra Vivianza Carreras se encarga de la educación inicial hasta 2º año. Minutos antes de las 10 de la mañana, hora de ingreso a clases, un micro con los estudiantes de la ciudad de Sarandí, autos, camionetas y motos de varios puntos de la zona también conocida como el Obelisco trasladan a los niños para iniciar la jornada educativa. El equipo se completa con una auxiliar de servicio que a finales de junio dejará la actividad para pasar al régimen jubilatorio.
Como sucede en el resto del país, la campaña está cada vez más despoblada, pero reconoce que “es hermoso trabajar en el medio rural”. Después de 10 años al frente de la institución, definió a la comunidad como “una gran familia”, que cada vez que es llamada a participar en una actividad organizada por la escuela no duda en hacerlo sin importar si se trata de un día lectivo o durante los fines de semana.
Alguno de los logros de la escuela incluyó a las familias, como la construcción del pequeño invernáculo que sirve tanto como materia de estudio o para la producción de algunos alimentos para el comedor escolar. Este tipo de producción protegida forma parte del proyecto Sembrando Saberes, que semana tras semana mantiene a los niños sumergidos en el mundo de la producción vegetal. Con la donación de columnas de madera y el trabajo en equipo de padres y vecinos, levantaron la estructura del invernáculo y construyeron los juegos utilizando maderas también donadas de la zona.
Proyecto de cocina y farmacia natural
Mientras los más pequeños de inicial hasta segundo año meten manos en la cocina y preparan postres para compartir con sus compañeritos en el día de sus respectivos cumpleaños, los más grandes transforman plantas medicinales en tizanas. El proyecto anual de aula implica para los primeros años la elaboración de diferentes postres, el último de ellos fueron muffin decorados con merengue italiano que prepararon para festejar el cumpleaños de uno de sus integrantes.
Mientras tanto, los niños de tercero a sexto trabajan sobre el proyecto Farmacia Natural, que después de pasar por un proceso de secado se depositarán en sobrecitos. Hasta ahora abordaron las propiedades del romero, palma imperial, orégano, menta y ruda. Para el cultivo, cuidado y desarrollo de estas plantas medicinales y aromáticas destinaron un espacio fuera del invernáculo que trabajan durante un día a la semana.
Utilizando las experiencias acumuladas durante el proceso de los proyectos en desarrollo, la apuesta es pintar murales conteniendo esos aprendizajes en las paredes de la escuela. La que está cerca del invernáculo será utilizada para plasmar aquellos elementos relacionados con este tipo de producción, sostuvo la docente, mientras planifican otros espacios donde se reproducirán parte del trabajo de este año.
En Florida hay 63 escuela rurales
Florida tiene 63 escuelas rurales y un total de 863 niños inscriptos. Para el inspector departamental de Primaria José Miguel de Souza es fundamental la construcción de ciudadanía a partir de la “formación de los niños”. En este sentido enfatizó que se les da la misma importancia a los estudiantes del medio urbano que del rural. El jerarca sostuvo que el cuerpo docente está en medio de un proceso de transformación, que pasó de basarse en contenidos a competencias y que los ha mantenido reunidos y planificando gran parte de lo que va del año.
Las intensas precipitaciones crearon un conjunto de situaciones particulares en el medio rural y las escuelas no estuvieron exentas. En uno de los casos, las lluvias durante las horas de clases impidieron que varios niños pudieran regresar a sus hogares por la crecida de un paso en la zona. Con la colaboración de otros papás y vecinos, reunieron colchones y ropas de cama y durante esa noche se quedaron en la escuela al cuidado de la maestra. Miguel de Souza fue muy enfático: con pasos cortados no se cruza.
Al serle consultado sobre el estado edilicio de las escuelas rurales del departamento, dijo que las reparaciones son permanentes. Averías eléctricas y problemas de cañerías son los problemas más comunes.
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