Uruguay tiene mucho potencial para producir cerdos a gran nivel y volver a ser la cabaña de América, pero desde hace años se prioriza la importación en perjuicio del productor local, dijo el presidente de la Sociedad de Criadores de Cerdos.
Atendiendo una necesidad de los pequeños productores, el Parlamento votó a fines de 2022 la ley que habilita la faena predial de animales de granja con destino a autoconsumo o comercialización. La medida alcanza a los productores familiares que se encuentren registrados en el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y refiere a las especies de cerdos, ovinos, aves y conejos, nacidos y criados en el predio.
La misma norma señala que se debe entender por faena artesanal predial el sacrificio de los animales nacidos y criados en el predio del productor familiar, a pequeña escala, sin usar instalaciones y procesos industriales.
Casi dos años después de aprobado el marco legal y luego de algunas modificaciones, se redactó el texto de reglamentación con la participación de técnicos de varias áreas del MGAP, como la Dirección General de la Granja, la Dirección de Desarrollo Rural, Servicios Ganadero, la Dirección de Inocuidad y Bioseguridad y la Unidad de Descentralización.
El decreto de reglamentación atiende todos los aspectos de la faena incluidos las garantías de inocuidad, tan importantes para un país productor de alimentos. El sector productivo familiar asegura y espera que sea firmado a la brevedad por el presidente Luis Lacalle, ya que asegura la transparencia de la faena en los predios.
La faena predial alcanza productores familiares que están registrados en la Dirección General de Desarrollo Rural del MGAP, además se marca un máximo de animales por especie: no se podrán faenar más de 200 cerdos por año, el límite para las aves es de 400, los ovinos 50 y los conejos 1200.
La norma también impulsa el registro de los productores que aún no lo están. Las condiciones de faena se especifican detalladamente, asegurando las garantías del consumidor, para lo cual hay que cumplir con condiciones de higiene e instalaciones mínimas, como la colocación de tejido para evitar el ingreso de moscas, piso y mesa lavable, entre otros. Si bien no se trata de que el pequeño productor deba contar con una miniplanta de faena, tampoco podrá hacerlo debajo de un árbol.
El presidente de la Sociedad de Criadores de Cerdos, Luis Pedro Elhordoy, que también es asesor en producción de cerdos en la zona suroeste del país (San José, Colonia, Flores y Soriano), dijo a La Mañana que la faena predial “es histórica y de toda la vida, en el país”, y que “mucha gente vive de ella”, de ahí la importancia de reglamentar la ley.
“Lo que hace la ley, y ahora la reglamentación, es poner la casa en orden, que no sea al libre albedrío, sino que se permite, pero en condiciones adecuadas, además de imponer un límite en cuanto al número de animales que se pueden faenar por establecimiento”.
“Ni el abigeato ni la faena clandestina tienen nada que ver con la faena predial familiar”, aclaró Elhordoy, y destacó la importancia de que “los animales estén declarados y con todo en orden, en caso contrario se seguirá en la clandestinidad”.
Importamos carne de animales viejos y una con hormona prohibida
Por otra parte, el productor fue consultado sobre la situación de los cerdos en Uruguay, una actividad productiva que tuvo su brillo hasta hace algunos años, pero que por falta de políticas claras comenzó a decaer, reduciéndose a la mínima expresión en que está hoy.
“El país no tiene políticas claras en materia de producción, a corto, mediano ni largo plazo”, expresó Elhordoy. “No es que pidamos medidas proteccionistas, pero está ingresando carne de Brasil, Bolivia, y próximamente va a ingresar de Argentina por la caída y las pérdidas que tuvo Brasil en producción, como cantidad de animales y cereales, lo que modificó los precios, más el aumento de ventas a países asiáticos”.
Argentina tiene cuatro plantas habilitadas para vender a Uruguay, “pero es una carne de mucha más calidad que la brasileña”, explicó.
“La carne de cerdo de Brasil viene de animales de descarte que cumplieron su ciclo como madres. Por eso la bondiola pesa entre 3,4 y 3,7 kilos, lo cual indica que el animal es de 240 o 250 kilos en pie. En cambio, la carne que vendrá de Argentina y que empezará a ingresar en los próximos días es de animales de 130 kilos, de abastos especiales, o sea que una bondiola de esos animales va a pesar 1,5 kilos, aproximadamente. La calidad de la carne argentina es diferente y, además, libre de hormonas de crecimiento, cosa que no pasa con la de Brasil”, añadió.
“Esa hormona de crecimiento [ractopamina] está prohibida en 160 países, entre ellos Uruguay. Apenas se usa en cuatro o cinco, uno de ellos es Brasil. El uso de esa hormona prohibida favorece a Brasil porque los animales salen a faena antes, consumen menos ración, y los países que no la usamos estamos en desventaja”, subrayó.
En definitiva, la carne de cerdo que nos llega desde Brasil “es de animales viejos y con una hormona que está prohibida; no obstante, la que va a llegar de Argentina va a ser de primera calidad, sin hueso, de un animal nuevo y a los mismos precios”.
Uruguay ha priorizado la importación a la producción
Según los datos publicados a comienzo de año, actualizados por la declaración jurada del Sistema Nacional de Información Ganadera, en Uruguay hay 113.000 suinos de los cuales 2744 son padrillos y 22.975 madres.
“Son muy pocos”, dijo Elhordoy, y eso es porque “se prefirió incentivar la importación y no la producción, pero hace 50 años la situación era otra, éramos la cabaña de América, con más de 50 cabañas de cerdos puros”, establecimientos que “importaban la mejor genética”. Eran tiempos en que “llegábamos a unas 400.000 cabezas”.
Uno de los problemas que tiene Uruguay para el desarrollo de la producción de cerdos es la genética: “La mejora tendría que llegar por ahí, más alguna política concreta de apoyo al consumo de la carne nacional, cuya calidad es superior a la importada, además de que hay que enseñarle a la gente a comer”.
“De todo lo malo que tiene la carne importada, lo bueno es que hemos mejorado en ese aprendizaje que significa comer diferentes recetas con carne de cerdo, porque si no nos limitamos al lechón de fin de año” y algún otro corte más, “sin mayores posibilidades de desarrollo genuino”, afirmó Elhordoy.
En cambio, ahora, “uno va a un supermercado y se encuentra con panceta parrillera fresca y uruguaya, con asado de cerdo, pechito, jamón con hueso”, además de que “hay algunas empresas que están trabajando la carne fresca, en el litoral”.
A la llegada de genética hay que agregar que “el productor debe aprenda a producir cerdos y dejar de producir chanchos. Quien produce chanchos desteta 7 lechones por madre y hoy en el mundo se están destetando 15 o 16 lechones por madre. Estamos en la mitad de la productividad”, comentó.
Otra de las carencias que tenemos es la disponibilidad de técnicos y especialistas capacitados. “Están faltando, pero es algo que tiene solución”, para eso se ha tenido reuniones en Argentina con representantes del gobierno, de la Federación de Productores de Cerdo de Argentina, con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, y esas instituciones nos van a dar apoyo profesional y normativo para que podamos adaptarnos a las buenas prácticas de la producción”, aseguró.
De cualquier forma, “tenemos buenas señales”, una de ellas es que “se está por instalar una empresa argentina que es de origen canadiense”. Eso “es una muy buena señal, con varias partes interesadas, entre ellas la Facultad de Veterinaria o las sociedades de criadores. Por lo tanto, es una producción que puede reconvertirse a partir de inversiones de capitales extranjeros. Es una negociación que no está cerrada aún, se está realizando y cerraría próximamente”, informó el presidente de la Asociación de Criadores.
“Cuando se hacen las cosas bien, las cosas funcionan”, enfatizó, y eso significa que “habrá un destino para la carne nacional. No tengo dudas de que en un par de años o tres, Uruguay podría convertirse en un mini exportador de carne de calidad y libre de sustancias prohibidas”.
Jurado en la Expo Prado
Los cerdos estarán presentes en la próxima Expo Prado, que se realizará del 6 al 15 de setiembre con una participación de unos 20 ejemplares.
Este año Luis Elhordoy estará a cargo de la jura en la Expo Prado, destacándose la cabaña La Virgen, de sucesores de Carlos Lodeiro, única que inscribe pedigrí en la Asociación Rural del Uruguay (ARU).
El cerdo tiene una trayectoria de más de cien años en la Expo Prado, su tradicional presencia se remonta a 1912, cuando un ejemplar de la especie, de origen ingles pisó la exposición por primera vez.
Jamones de menor calidad a un precio mucho más caro
Luis Pedro Elhordoy, presidente de la Sociedad de Criadores de Cerdos, cuestionó la calidad de la carne de cerdo que ingresa desde Brasil, muy inferior a la que se produce en Uruguay, pero los jamones elaborados con carne importada son muchos más caros que los que se hacen con carne nacional: “En el mercado local, un cerdo gordo especial vale 80 pesos el kilo, una cerda vieja vale 40 pesos. Los brasileños nos venden la cerda de 40, sin embargo, hace un rato estuve en un supermercado de gran superficie donde el precio del jamón de empresas uruguayas, elaborado con carnes uruguayas, está a $ 560 el kilo, y las chacinerías que importan carne tienen los jamones entre $ 780 y $ 1100 el kilo”, comparó. “O sea que los jamones hechos con carne uruguaya están casi a la mitad de precio que los jamones hechos con carne importada, lo que muestra la ganancia que pueden tener”.
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