“No fue un buen año”, así definió Christian Nolte la zafra pasada, que no generó los resultados esperados por el impacto y el protagonismo que tiene la soja en comparación a otros cultivos de menor área.
“Cuando un país agropecuario como Uruguay sufre una sequía como la de los últimos meses el impacto es en toda la cadena”, dijo a La Mañana Christian Nolte, gerente general de Cofco. A nivel de empresas, éstas “se preparan para recibir un volumen” de productos agrícolas y para ese total estimado “se hicieron contratos por lo que hay que pagar se usen o no”, y se establece “una estructura diseñada para el volumen”. Por tanto, “si se proyectó determinado volumen y se recibe menos, hay sobrecostos importantes que impactan muchísimo en los resultados finales. Es algo que les pasa a todas las compañías” similares a Cofco, precisó.
En el caso de las compañías preparadas y planificadas, “esa planificación lleva a tomar espacios, contar con determinados servicios, realizar contrataciones de diferentes tipos, todo apuntando a determinado volumen”.
Precisamente, para tener mayor estabilidad y dar un mejor servicio se debe hacer “por varios años”, por tanto, “el año en que quiebra la producción y lo hace en un rango tan importante como fue este año, el impacto es total”, señaló.
La cosecha de soja “fue un cuarto, de lo que es una cosecha habitual y eso impacta muchísimo, no solo por la cantidad menos que rindió, sino también por ser el producto de mayor volumen. No hay ningún otro (cultivo) que tenga esa magnitud de volumen”, entonces, aunque no estamos cien por ciento dedicados a la soja, “el impacto es más del 70% de la facturación”.
Respecto al resto de los cultivos, Nolte dijo que “no tuvieron un impacto grande”.
Cofco trabaja con trigo, cebada y maíz, pero “si se analiza el área de cada uno se puede ver que el impacto es menor” ante una “soja que el año pasado era de 1.080.000 hectáreas y de trigo menos de 300.000 hectáreas, lo mismo la cebada que eran unas 200.00 hectáreas”.
Igual la colza, con la cual Cofco no opera pero el año pasado fueron 300.000 hectáreas, por tanto “el mayor producto por lejos es la soja y esa proporción termina afectando”.
“A cada uno afectará de forma diferente”
Sobre qué hacer en una situación así dependerá de cada empresa, pero un paso a dar es el de “tratar de restringir todos los costos posibles y si hay algo que se puede renegociar o ajustar al año siguiente, hay que hacerlo”.
Como fue dicho, “una empresa grande puede apostar sus inversiones a varios años para adelante, entonces puede haber un año malo, pero hay un margen hacia el futuro y a eso es que se apunta. Todo depende de la empresa y del diseño que esa empresa tiene”.
“A cada uno afectará de forma diferente”, y sin duda que “también diferente será la afectación en una empresa chica”, expresó.
Consultado si desde el punto de vista empresarial la zafra pasada fue mala, Nolte prefirió no definir el año en términos de “bueno o malo, pero explicó: “en trigo y cebada la zafra no fue mala, pero terminó afectando muchísimo la soja y es imposible poder revertir ese resultado. La definición sería que no fue un buen año”, precisó.
Sobre el estado actual del trigo y cebada, comentó que “los cultivos se implantaron bien con una buena fertilidad en el suelo por la sequía, lo que hizo que los cultivos de verano no pudieran extraer los nutrientes como hacen habitualmente. Eso generó que los nutrientes quedaran disponibles para los cultivos que vinieron después generando un excelente desarrollo”.
Estamos “en la puerta de la cosecha, cruzando los dedos por la lluvia que tanto esperamos anteriormente, que no venga toda junta cuando estamos por cosechar”.
El peso del tamaño es relativo
En otro orden, expresó que “es muy relativo” comparar el tamaño de una empresa con la capacidad o instrumentos que tiene para hacer más llevadera una situación crítica por magros resultados productivos.
“Nosotros o cualquier otra empresa de nuestro tamaño tiene que honrar los contratos, cumplirlos y hacerse cargo. Tenemos que responder y afrontar esa situación. En cambio, una empresa más chica, una empresa familiar puede renegociar mucho más sus contratos de los que podríamos nosotros”.
A veces sucede que “nos dicen ‘negociá vos que vas a tener más poder de negociación’, pero eso es relativo porque a veces nos pasan el precio de un servicio y como eres un referente del mercado hay valores que no te lo pueden bajar porque significa bajar el mercado, y por ahí una empresa chica consigue acuerdos mucho más competitivos que nosotros, porque cobrarle unos dólares menos a aquellos que son más pequeños no le va a cambiar el mercado ni van a ser referencia para otros. Pero si a nosotros nos cobra dos dólares menos puede tener un efecto importante en la facturación, y otras empresas más grandes pueden tomar esa baja como referencia y pedir que como a aquel otro le bajaste dos dólares se aplique esa rebaja también a ellos”.
La compensación en la oferta mundial
Consultado sobre la situación global con sequías, excesos de agua cada vez más frecuentes o guerras en zonas graneleras, el gerente general de Cofco dijo que a nivel mundial está la oferta y la demanda que es la que impone el mercado. “Siempre la agricultura fue así: si hay problemas en algunos lados, también hay sobreproducción en otros”, y se compensa.
“El año pasado en Uruguay y Argentina estuvimos muy afectados por la seca, pero Brasil tuvo una superproducción y eso a nivel de mercados compensó en la oferta mundial. O sea que tiene que pasar algo muy grave a nivel del mundo para que impacte en el mercado global. Lo que nos pasa a nosotros, por muy grave que sea, no se traslada al mundo”, indicó.
Cabe consignar, que la posible distorsión del mercado no tiene por qué provenir de un evento climático únicamente, también suceden guerras o conflictos, o incluso decisiones políticas que por distintas razones toman los gobiernos.
Sobre el clima, Nolte dijo que “los expertos en el tema comentan que hay una tendencia de déficit marcado. En la zona lo sufrimos por tres años, no fue solo el año pasado, a pesar de que fue cuando más lo sentimos”, en realidad “veníamos de otros dos años en que arrastrábamos un déficit acumulado”.
Ese déficit acumulado nos llevó a que faltara agua en los pozos tajamares y represas, “que se secaran fue el resultado de la sumatoria” de los años previos. Ahora “aparentemente viene lloviendo más, tenemos alguna recarga, en algunos lugares más que en otros, con una lluvia importante en algunas zonas de Brasil y el norte de Uruguay, pero en el sur todavía no ha llovido como para compensar”.
“Lo que uno espera es que la lluvia importante venga después de cosechar el trigo y la cebada así los cultivos no se dañan -comentó-, y a partir de ahí podamos recargar las represas y todo lo que es reserva de agua”.
Aparentemente, por lo que dicen los climatólogos “estamos en una condición Niño y eso daría lluvias por encima de lo normal, más acentuado en diciembre, enero y febrero, pero hay que ver qué sucede”, concluyó.
“Siempre hay un aprendizaje”
El gerente general de Cofco, Christian Nolte, dijo que si se compara la sequía pasada con la seca anterior de hace 30 años, hoy la afectación no fue tanto como aquella porque estábamos mucho mejor preparados.
“Todo esto que nos ha pasado deja un aprendizaje -reflexionó-, y deberíamos poder aplicarlo. Seguramente el riego sea una alternativa para mitigar lo que nos pasó, pero no existe una herramienta perfecta que cubra todas las circunstancias que se dan en la cadena agrícola, aunque el riego es una de ellas”.
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