La soja comienza a mostrar cambios, uno de ellos es el riego que es marginal, pero crece respecto a años anteriores, además de estar cada vez más vinculado a la ganadería.
El segmento vinculado a la agricultura del ciclo Agroproyección 2021 realizado la semana pasada por Charrúa TV y La Mañana se tituló “Agricultura: Una proyección hacia el mediano plazo” y contó con la participación de los ingenieros agrónomos Sebastián Mazzilli de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO) y la consultora Exante; Licy Beux de la comisión de asesores agrícola-ganaderos de Fucrea; Jorge Sawchik, director de investigación agrícola de INIA; y el analista y periodista Ricardo Sosa, director de Monitor Agrícola y de 100% Mercados.
Mazzilli compartió datos surgidos a partir de la encuesta anual de la MTO, destacando el aumento del riego en el cultivo de soja, que “sigue siendo marginal” en apenas el 8% de la soja de primera como de segunda, pero consideró que lo importante es que va “aumentando año a año”.
Explicó que en la soja de primera ciclo 17/18 el riego fue del 1% y la de segunda 0%, pero en el ciclo siguiente 18/19 creció a 3% en la soja de primera y a 1% en la de segunda; y en 19/20 saltó a 8% tanto en la soja de primera como de segunda.
También destacó “cambios en el sistema de producción”, y dijo que es “muy relevante que hasta la zafra pasada los principales antecesores”, o sea lo qué va antes de la soja de primera, eran barbechos (26%) y el resto cultivo de cobertura (74%).
Pero a partir de la zafra 19/20 empezaron a aparecer otros antecesores con los cultivos de cobertura que siguen siendo mayoritarios (59%), el barbecho (20%), y aparecen cultivos de cobertura pastoreados (7%).
“No sabemos si eso se va a mantener en el tiempo, pero el cultivo soja está cada vez más vinculado a la ganadería en la medida que empieza a rotar con otros sistemas. Son cambios en la producción que empiezan a ser visibles”, destaco.
Mazzilli añadió que la soja de segunda fue sembrada “en mayor parte sobre brassica (33%), más que sobre cebada (24%), y el trigo sigue siendo el antecesor dominante (41%) pero ya se ven cambios en la secuencia”.
Hay que ser “optimistas pero cautelosos”
Licy Beux presentó los datos de las empresas Crea. Dijo que en el ejercicio 19/20 “las empresas más agrícolas lograron pagar todas sus cuentas y tuvieron US$ 120 de ingreso por Ha”. En el ejercicio 20/21, “si el verano se comporta como Niña, vamos a tener una bajada de US$ 40 por Ha. hasta los US$ 62”, y explicó que “las empresas ‘más agrícolas’ son las que tienen un componente de área mayor a la ganadería, y por tanto dependen del resultado del invierno pero mucho más del verano, y si el verano se comporta como se está proyectando, van a sufrir una bajada respecto al ejercicio anterior”, advirtió.
Según sus proyecciones, “las empresas más agrícolas ganaderas, también van a bajar pero no de forma tan significativa, pasando de US$ 148 en 19/20 a US$ 126 en 20/21”.
En otro orden dijo que es importante “ser optimistas pero cautos, trabajar defensivamente en lo que queda del ejercicio, con control de costos, restricciones de inversiones evitables, mejorar el perfil de deuda, cumplir con lo planificado aún ante la perspectiva de un ciclo de buenos precios agrícolas, hacer ajustes pero no cambios rotundos. Recordemos que los buenos ciclos suelen ser cortos y la diversificación nos defiende”, concluyó.
Volver a un sistema mixto más agrícola ganadero
El Ing. Jorge Sawchik recordó que hace 50 años la agricultura era “de un cultivo por año, básicamente trigo, con largos barbechos, laboreo convencional que determinó la pérdida de suelo en zonas importantes del país”.
Luego hubo “una caída de la actividad agrícola por los precios en los 80 y 90, y la aparición de la soja como motor de la expansión agrícola a partir de 2008 o 2009 que llevó a una superficie agrícola muy alta de casi 1,6 millón de Has”.
“¿Qué pasa con los sistemas de agricultura continua? – se preguntó. “En términos generales hay menor oferta de nitrógeno en el suelo y se depende más de los fertilizantes. En otras situaciones hay más salida de carbono que entra y ahí es muy difícil formar la materia orgánica que es el indicador clave de la calidad del suelo”.
En resumen hemos pasado por “pérdida de la calidad física del suelo, problemas de nutrientes, aparición de factores reductores del rendimiento y enfermedades, y una tendencia de reducción de rendimientos” debido a la edad de chacra.
“Tenemos una secuencia con predominancia de soja con alta variabilidad interanual; tenemos trigo y maíz con mayor requerimiento de nitrógeno; tenemos balance de carbono negativo en muchas chacras y eso tal vez está dado por pocos cultivos por año y limitantes de productividad”, dijo el técnico.
¿Cuáles son las alternativas?, “la primera el agregado de nitrógeno cuando tengo potencial de rendimiento, segundo corrección de nutrientes, tercero manejo del riesgo, y diseñar las consecuencias considerando efecto positivos, por ejemplo el maíz como antecesor de la soja, entre otros”.
Otras opciones pasan por la “inclusión de pasturas, volver a un sistema mixto más agrícola ganadero, o poder incluir cultivos de servicio como la vicia que fija nitrógeno y puede ser estratégico colocarlo en una rotación. Es importante que ambas fases de la rotación sean productivas e intensivas”.
Buenas perspectivas para la soja y el maíz
El periodista Ricardo Sosa cerró el capítulo agrícola analizando las perspectivas de los mercados de la soja y el trigo.
“En las dos primeras semanas de diciembre hubo un leve retroceso en el precio de la soja” con “precios a nivel local de 415, 420 dólares cuando hace un año estábamos en 310 o 315, recordó, y precisó que “el balance de la soja es el más ajustado en los últimos 6 años en la relación stocks-consumo de Estados Unidos”.
Ese indicador stock-consumo implica los stocks finales de un producto comparado con el consumo. “En la campaña 18/19 la relación stock-consumo era del 22,9” con abundante existencias de soja. “Pero en la campaña 19/20 comenzó a bajar (13,2%) y para la zafra 20/21 el USDA prevé una relación del 3,9% con stocks finales en Estados Unidos menores a 5 millones de toneladas, es la menor relación stock-consumo de soja desde la campaña 13/14 cuando los precios también eran muy importantes”, dijo.
Otro factor es la incidencia que puede tener un año Niña con riesgo productivo, no solo en Uruguay sino en la región (Argentina y Brasil), además de los movimientos que China haga como país comprador.
Sobre el trigo Sosa dijo que “hace tiempo que no se ve la combinación de precios, kilos, y calidad” como en la actualidad, con una producción superior a las 800.000 toneladas.
La Cámara Mercantil presentó a los molinos brasileños “el proyecto Urutrigo que apuesta a requerir un trigo que sea el que quieren los molinos brasileños que es nuestro mercado natural. Le presentaron y dijeron que este año podemos exportar 500.000 toneladas, pero Brasil hace su juego” y la verdad es que “no le importa demasiado lo que pueda pasar a Uruguay”.
Por eso Brasil “puede apelar a la compra de 700.000 toneladas fuera del Mercosur sin pagar el arancel externo común del 10%, y con eso le dice a Uruguay y Argentina, ‘señores, ustedes me pueden subir el precio hasta acá, cuando el precio que ustedes tienen sube, me conviene activar las compras de Rusia o de EEUU’. Así es como juega Brasil”.
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