La veterinaria Andrea Carluccio dijo que es importante saber que los mosquitos son la única vía de contagio tanto para otros equinos como para el ser humano.
A fines de noviembre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) emitió un comunicado en el que se informaba que luego de los casos de encefalomielitis equina en Argentina se habían detectado animales que podrían haber sido contagiados en Uruguay. Días después se confirmó la presencia de la enfermedad en un caballo ubicado en el litoral. Desde entonces la enfermedad ha avanzado, registrando incluso un caso en humanos.
La Mañana consultó a Andrea Carluccio, veterinaria de libre ejercicio, especializada en equinos, residente en el departamento de San José, donde se dieron los mayores brotes de la enfermedad. La profesional explicó que se trata de una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados que actúan como vectores del virus. La transmisión puede ocurrir en cualquier momento del año, pero aumentan las posibilidades de ocurrencia durante las estaciones cálidas y húmedas.
“Existen tres cepas de la enfermedad: la del este, del oeste y la de Venezuela. La que se ha manifestado en Uruguay es la del oeste, que es una zoonosis, pero es la menos agresiva de los tres tipos existentes”. El virus produce “sintomatología nerviosa, desde leve somnolencia hasta convulsiones y muerte”, agregó.
Los mosquitos “tienen un buen desarrollo en las costas de arroyos, ríos, humedales, zonas con muchos arbustos y zonas con bajos, lo que llevó a que los primeros caballos que se enfermaron fueran de áreas con esas características en el litoral oeste y San José, que en una franja de setenta a ochenta kilómetros ardió de casos. En un momento, los primeros días de diciembre, tuvimos de ocho a diez casos por día, pero luego la enfermedad empezó a ser controlada por quienes lograron conseguir las vacunas”.
El problema es que la encefalomielitis equina “no era una enfermedad circulante en Uruguay”, por lo cual “no se acostumbra a vacunar y las dosis disponibles en el mercado son escasas”.
El mosquito es la única forma de contagio
La única forma de contagio es por los mosquitos infectados a través de las aves migratorias que llegaron a esta zona por el cambio climático. “Al picar a un ave infectada, el mosquito se contagia y ese mismo mosquito puede picar tanto a un humano como a un caballo” transmitiendo la enfermedad. “Los caballos se enferman más que las personas, son centinelas de esta enfermedad para nosotros”.
Sin embargo “un caballo no puede infectar a otro caballo y un caballo no puede contagiar a un humano. La única manera es por la picadura de mosquitos”. Por los tanto la recomendación es “cuidar a los caballos con un medicamento que es una cipermetrina (insecticida) pour-on de repetición cada quince días, o con la vacuna”.
La doctora Carluccio dijo que “las medidas de prevención” de la enfermedad son “el retiro de los caballos de los campos en los que hay más costas, de donde hay bajos o humedales, tratar de retirarlos de zonas donde suele haber muchos mosquitos; aplicarles el repelente y fumigar en las áreas de las casas y en las zonas en que están los caballos como las caballerizas, para bajar la población de mosquitos en esos lugares”.
“La mayoría de los que se están muriendo son los caballos de campo, aquellos que tienen buen estado corporal”, y a nivel de caballos deportivos “solo hubo un caso en Maroñas, una yegua que murió a pesar de estar vacunada”.
El problema que tienen los caballos de campo es que “no se ven todos los días, entonces cuando su propietario detecta la enfermedad los animales ya están en el suelo y convulsionando, en las últimas etapas. En ese momento ya no se pueden recuperar”.
Pero si se logra detectar la enfermedad de manera temprana, “las posibilidades de salvar el animal son mucho mayores”, aseguró.
La profesional dijo que “el cuadro clínico dura más o menos una semana”. Cuando comienzan con la sintomatología, lo primero que se ve es que “están como dormidos, parados, con la cabeza hacia el suelo” de tal manera que si uno los ve de lejos “parece que están comiendo, pero al acercarnos nos encontramos con que están parados sin moverse. Si uno quiere moverlos, los animales permanecen quietos, no se mueven, tienen dificultad para caminar, están con somnolencia, tienen ataxia y bruxismo. Esos son los síntomas primeros y más generales”.
El contagio humano
A fines de enero, el Ministerio de Salud Pública confirmó el primer resultado positivo para la enfermedad en una persona residente en el departamento de San José, y señaló que el MGAP había advertido que ante el contagio de varios animales de distintos departamentos era esperable la ocurrencia de algún caso humano, tal como se han presentado en otros países.
Carluccio recordó que la enfermedad ya se había dado antes en nuestro país, “hace muchos años”; y que en 2010 murió un adolescente de catorce años. Lo nuevo es que “nunca hubo una epidemia como la que vemos ahora, y si en el pasado murió algún caballo por esta causa ni nos enteramos”.
Sobre el caso del paciente de San José se trata de una persona que evolucionó bien, pero “estuvo un mes internado y muy grave durante varias semanas”.
Respecto a la forma de contagio en las personas, “la única forma de contraer la enfermedad es a través de la picadura de un mosquito infectado. El contacto con una persona o un caballo enfermo no genera riesgo. Eso también es así en caso de que el caballo esté lastimado y se tome contacto con el sangrado dado que la carga de virus en la sangre es muy baja, entonces las probabilidades son casi nulas”.
Otra cosa “importante” es que “no solo se enferman las personas que tienen caballos o que están cerca de estos, porque el mosquito vuela y en su capacidad de vuelo no tiene límites ni miramientos a quién picar”. O sea que “el mosquito puede picar a cualquiera y la enfermedad puede evolucionar a grave”.
Importancia de la alerta temprana
La cepa del oeste, que es la que está afectando a la región, “solo se contagia en caballos y humanos, no acepta otras especies; y de los caballos que se enferman, uno de cada tres muere, la letalidad es entre el treinta y el cuarenta por ciento”.
El cuadro del caballo dura una semana. “Cuando el animal empieza con la enfermedad, hay que tratarlo por lo menos por ese tiempo y al cuarto o quinto día ya vemos si se va a recuperar o no. De ahí la importancia de que la gente avise temprano. Si nos avisan cuando ven al caballo raro, como dormido o lento, ahí tenemos más chances de poder salvarlo, pero si nos llaman cuando el caballo está en el piso es porque pasaron varios días y las posibilidades se reducen”.
En San José, luego de los contagios registrados, se comenzó a vacunar a los equinos y el efecto ha sido positivo, pero lo potrillos muy jóvenes –de un mes– que no estaban vacunados, comenzaron a ser afectados. La respuesta fue vacunar también a los animales jóvenes”.
La dinámica de la inmunización es la siguiente: “Se vacuna el caballo, se revacuna a los veinticinco días y a partir de entonces queda inmunizado para esta enfermedad. La recomendación es vacunar una vez al año, pero en zonas donde hubo mayores casos cada seis meses. Lo mejor es vacunar en agosto o setiembre, que es el momento previo a que vuelva el calor y con él inicie la temporada de mosquito, así los animales están preparados”.
Agilizar la llegada de vacunas
Andrea Carluccio, veterinaria de libre ejercicio, especializada en equinos, dijo que en el caso de la encefalomielitis equina Uruguay “está bien parado con respecto a la enfermedad y las medidas que se van tomando, pero nos faltan vacunas. Los veterinarios estamos esperando a ver si las autoridades pueden agilizar su llegada para que sean más accesibles. Además, sería muy importante cubrir a todas las personas de bajos recursos”.
La profesional reiteró que es una enfermedad de denuncia obligatoria: “Los propietarios y los veterinarios debemos informar al Ministerio de Ganadería con el fin de llevar la epidemiología de la enfermedad, no es para interdictar el predio, solo para que tener el conocimiento de los casos que hay en el país”.
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