¿Cuál es tu pasión?
El campo, sin duda alguna. Me crie en la ciudad, fui a la escuela pública pero cada fin de semana, vacaciones de invierno o verano, había que escaparse al campo, fueron y serán para mí las mejores vacaciones, no voy a decir que no me guste la playa, el mar, pero si me das a elegir, me voy al campo, un asado al aire libre, una siesta bajo de la sombra de un árbol y un baño en el arroyo.
¿Cómo le diste forma a tu pasión por la vida de campo?
Mis estudios se relacionaron al campo, hice el bachillerato en la UTU de la ciudad, en la orientación agraria, después de finalizado, seguí Técnico agrícola-ganadero en Bañado Medina, Cerro Largo. Me queda aún defender la tesis.
En lo laboral –la mayor parte en el campo– realicé tareas en un feed lot, zafral en INIA, trabajé en la esquila, fui peón rural, peón forestal, administré campos, atendí en una barraca, todas actividades que me han ayudado a conocer desde diferentes lugares la actividad agropecuaria.
Un consejo para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que tú.
No sé si soy el mejor dando consejos, pero lo que sí sé, es que no hay que rendirse. Todos tenemos problemas, todos en algún momento sentimos que ya no podemos seguir, que no nos sale una bien, pero ahí es cuando hay que mirar al costado y apoyarse en los que nos rodean. Soy agradecido porque en los momentos que caí estaba rodeado de familia y amigos que te impulsan a seguir y no rendirse. La otra parte está en uno mismo. Hay que tener bien claro a dónde queremos llegar, y lo que tenemos que sortear para llegar a eso, pero sin nunca perder la esencia personal de cada uno y menos olvidarse de dónde venimos.
¿Qué desafíos has tenido que sortear?
El trabajo a cielo abierto no es changa, hay que meterle el pecho al frío, al calor, a veces el horario se extiende, la familia está lejos y más, pero me quedo con una mini anécdota para compartir, finalizando el tiempo de estudiante hice la pasantía en campos de la Tercera Sección de Treinta y Tres, con costas a la laguna Merín. Los que conocen saben que es de los inviernos bravos, campos planos, el viento siempre de frente, botas de goma casi todo el año, si es muy llovedor, y tapado de agua. Mi compañero en ese momento fue un perro que compré como ayudante en el campo y terminó siendo compañero de vida. Cuando terminaba la semana laboral, lo subía al tanque de la moto, hacíamos 35 km rumbo a Rincón, donde dejaba la moto en la comisaria, lo metía en la cajita para viajar y nos íbamos en bus a la ciudad. Era lo mejor para recargar energía, irnos a ver la familia. Obvio que se pasaba volando, la semana a veces se hacía eterna y el fin de semana era un abrir y cerrar de ojos. Pero aprendías a valorar, así fuesen cinco minutos en familia. La madrugada del lunes a volver al campo y toda la odisea de vuelta. No me quejo, nunca lo hice, siempre me gustó trabajar y en cada lugar que estuve siempre aprendí algo. En realidad se aprende todos los días, pero tuve la suerte de cruzarme con gente que a su modo siempre me dejó alguna lección de vida.
¿Qué te inspira?
Mi familia y amigos, destaco a mis abuelos, sin duda, y a mi madre y mi padre de crianza y corazón –los dos, unos luchadores de la vida–, vengo de la mesa llena los domingos, que hasta que no se sienta el abuelo no se arranca a comer, del siempre dar sin esperar nada a cambio, de los valores de familia que ya casi ni se ven. Los almuerzos arrancan a las 12, pero nos agarra sentado la noche, se come, se hace sobre mesa y, si pinta, terminamos con bingo apostando a monedas y alguna guitarra y canto de por medio. Por suerte, vengo de ese palo y el día de mañana quiero transmitirles lo mismo a mis hijos.
¿Tu lugar en el mundo?
Son dos, el campo y la casa de los abuelos. A veces paso a visitarlos sin avisarles y ya están con la sensación de que justo ese día llego yo, me esperan con un café caliente, la cocina a leña prendida, un mate y ahí llega la charla hasta que nos ponemos al día. Con eso soy feliz, no pido más nada.
¿Algún proyecto a realizar?
Estoy trabajando en un proyecto de partos en ovinos, como tema de la tesis para la tecnicatura y me gustaría poder implementarlo en los productores relacionados a este rubro.
¿Qué valor es fundamental para desarrollar la actividad?
Relacionado al rubro ovino, que es donde más sumé experiencia, esa gente no se rinde nunca, y si llegado al caso se rinde, quedate tranquilo que el mismo rubro te hace volver. Hace poco leí una nota a Ruffo Mariño –al cual conozco y a toda su familia–, desde la cuna está metido en la oveja, criador de corriedale. La vida le dio un golpe grande, los perros, robos, una atrás de otra, hasta que llegó un momento en que se hartó. Aquellos a quienes correspondía solucionar todo eso nunca le dieron una respuesta, y dejó el rubro, pero le duró poco. La Sociedad de Criadores de Corriedale se puso en contacto, productores amigos le extendieron una mano y volvió al ruedo. Eso tendría que ser la vida en sí, tener más empatía y dar a quien necesita una mano.
¿Qué reflexión te merece la tarea de producción ovina?
El sector ovino ha sido bastante golpeado, sino es por el abigeato, es por perros sueltos, bajos precios, menos oportunidades de mercado, falta de mano de obra y más, pero si hay algo que caracteriza a la gente de este rubro es la pasión y entrega por lo que hacen.
¿Qué es la felicidad para ti?
Siempre digo nunca se está 100% feliz, pero tampoco es razón para estar amargado. La idea es dejar de pensar en lo que te falta y pensar en lo que tenés. En mi caso, me siento rico y privilegiado, tengo trabajo, tengo un techo, una familia y amigos que me apoyan, mis perros, entonces sí, soy feliz. No pido mucho más, soy agradecido y disfruto de lo que tengo.
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