La emergencia agropecuaria por déficit hídrico que en los últimos meses afectó a una amplia zona del país incluyó al departamento de Rocha, pero pocas semanas después las lluvias en ese departamento generaron importantes inundaciones con graves perjuicios para la producción.
La Mañana consultó al Ing. Agr. Alberto Ruíz quien explicó que Rocha ocupa el 6 % del territorio nacional con 1.055.000 hectáreas, de las cuales aproximadamente 450.000 hectáreas ubicadas al norte y este del departamento son de zona baja con muy poca pendiente, lo que hace que ante un evento de crecientes dicha zona queda tapada con agua por períodos prolongados”.
Cada vez que eso ocurre se generan “pérdidas de animales, praderas, mejoramientos, cultivos de arroz y soja, e incluso de alambrados”; también se registran “rotura de rutas nacionales y caminos vecinales e infraestructura de riego infraestructura turística entre otras, lo que causa “perdidas millonarias por cada vez que ocurren dichos eventos”, comentó.
Estos fenómenos de crecientes “se están produciendo en el departamento de 2 a 3 veces por año”. El último evento de lluvias de fines de junio causó que “ahora estemos con tierras anegadas”.
Ing. Ruíz: ante la “consciencia del problema de las inundaciones no se puede permitir que la próxima creciente destroce nuevamente la zona”
Explicó que “la inundación es provocada por el escurrimiento de agua de la zonas altas del departamento y por el desborde del río Cebollatí”, un fenómeno que no es nuevo porque el tema de las crecientes en esa zona “ya fue estudiado hace 85 años por el ingeniero Florencio Martínez Bula”, oportunidad en que se “encontraron soluciones de represamiento del agua en la parte alta y haciendo vías de escurrimiento en la parte baja. De las obras proyectadas solo se hizo parte del canal 1”.
Posteriormente, “a fines de los años sesenta la Comisión Mixta de la Laguna Merín realizó otro plan” con características similares al del Ing. Martínez Bula, para los departamentos de Lavalleja, Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo. De las obra sugeridas se realizan en Uruguay, a fines de los años 70 y principios del 80, el canal Laguna Negra, el canal 2 y la represa de India Muerta”.
De ahí en más se realizaron un montón de proyectos y planes de regulación hasta que en el año 2004 se aprobó el “Plan de regulación hídrica variante 2001”, que prevé obras para mitigar los problemas y “consta de cuatro etapas”.
Las obras a realizar serían: en la primera etapa, “la derivación de las aguas por las cañadas naturales Estero de Pelotas, San Luis, Isla Negra, Agosto Cabrera, La Perra, Averías, hacia la Laguna Merín, con lo cual se estaría minimizando la salida de agua al Atlántico y mejoraría la playa de La Coronilla”.
La segunda etapa, “la protección de las poblaciones de San Luis y Barrancas”; tercera, “controlar el agua en la parte alta mediante la construcción de represas” en Paso del Álamo y Sauce Caído. Y cuarto, “estudiar cómo controlar los desbordes del Río Cebollatí mediante terraplén de contención”.
Las obras comenzaron en 1898 y se extendieron hasta 1910, concretándose ahora conocido Canal Andreoni que permite la salida del agua al océano en la zona del balneario La Coronilla
De las obras mencionadas, se realizaron el puente del camino de Barrancas, la limpieza del río San Luis, las derivaciones de la cañada de La Perra y de la de Agosto Cabrera, además de parte de la limpieza del Estero de Pelotas.
“Para este año se aprobó la ejecución del partidor de aguas en la cañada Averías”, expresó el Ing. Ruíz.
“También se solicitó a las autoridades nacionales la necesidad de realizar la limpieza de la cañada Sarandí de la Horqueta y finalizar la limpieza del Estero de Pelotas”, estas son obras en que puede contar con el apoyo de los productores porque “estarían dispuestos a dar una mano”.
Con respecto a los desbordes del río Cebollatí, Ruíz dijo la propuesta es que “se realice el estudio de impacto ambiental y técnico, de un anteproyecto intermedio que se le solicitó en su momento a la consultora, de un terraplén con vertedero lateral desde Averías a Paso del Gringo”. Esta obra “atemperaría los desbordes del río Cebollatí” porque volcaría un agua hacia el departamento de Rocha de forma “controlada”.
Finalmente el Ing. Ruíz consideró que ante la “consciencia del problema de las inundaciones no se puede permitir que la próxima creciente destroce nuevamente la zona. Es nuestro deber, como ciudadanos del departamento de Rocha y padres de familia empujar todos juntos con el Estado para que se realicen las obras” y de esa forma “podremos dejarle a nuestros hijos y nietos los campos para que puedan asentarse y producir, y lograr que esta zona sea uno de los polos de desarrollo agropecuario, industrial y turístico más importantes del país”.
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