Por no poder cosecharse papa se recurrió a la exportación, pero los precios igualmente llegaron a un máximo histórico. También se importaron choclos y cítricos.
Mientras la soja acapara la atención por las complicaciones causadas por el exceso de precipitaciones, la granja también presenta importantes dificultades que no debería pasar desapercibidas.
Es verdad que las cosechadoras no pueden ingresar a las chacras sojeras sin romper el suelo, que el traslado de lo cosechado es dificultoso por el estado de los caminos, que cuando se puede cosechar y trasladar a planta se genera el problema de la humedad en los granos. Todo se resume en más gastos para toda la cadena agrícola, y en ese proceso de dificultades todo el país sale perdiendo, inclusive quien desde la comodidad de una oficina se siente ajeno y lejos de todas esas situaciones.
Pero la granja, de la cual se habla y escribe menos a pesar de ser indispensable para la seguridad alimentaria nacional, además de jugar un rol clave para la economía del país, también sufre la misma problemática. Y aquí sí hay una mayor conciencia de todos los ciudadanos porque sienten el efecto directo al hacer las compras en la verdulería o la feria del barrio.
El último informe del Observatorio Granjero señaló que debido a las “inclemencias del tiempo” hubo complicaciones para realizar la cosecha de papas “lo que redujo notoriamente la oferta nacional”, motivando la importación desde Argentina y Chile.
Los ingresos de ambos países apuntaron a “complementar la oferta de origen nacional en cantidad y calidad”, agrega.
La necesidad de importar papa significa que los productores peperos nacionales no pudieron cosechar según lo planeado e invertido. La Dirección General de la Granja debería evaluar y ponerle números a los costos extras o no planificados generados por las lluvias.
Por otra parte, la importación garantiza el producto en el mercado, pero con precios que empujan al alza “ya que la procedencia principal es de Chile porque en Brasil -debido a las inundaciones- se hace difícil encontrar buena calidad para importar”.
El resultado es que además de las pérdidas sufridas por el sector en lo nacional, el precio alcanzó “máximos históricos de 80 y 85 $/kg”, precisa el Observatorio Granjero.
Otro producto que se importó fue el choclo “tipo Super Dulce procedente de Argentina y de choclo común con partidas brasileñas”. El informe agrega que “se mantiene la oferta de partidas nacionales y son éstas las que marcan los valores máximos de comercialización dado que gran parte muestra calibres mediano y grande y calidad superior”.
La humedad y las precipitaciones también influyeron sobre la oferta y el mercado de las frutas cítricas: “Las precipitaciones persistentes verificadas en el litoral norte impidieron la cosecha, ya que la fruta cosechada mojada tiene problemas de calidad de piel y podredumbre poscosecha”.
A lo anterior se agrega una mayor demanda, propia de esta época del año.
Una cosecha disminuida por las lluvias y una demanda en aumento llevó a que los precios de la naranja y limón subieran.
Las mandarinas muestran una oferta que crece con diferentes variedades a disposición del comprador, pero no se han generado “cambios significativos en sus precios”.
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