Es necesario que los jóvenes “puedan iniciarse en el sector para que sus padres o abuelos se puedan retirar dignamente”.
El viernes 12 de noviembre se realizará la elección de presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), una institución que desde 1933, hace 88 años, se constituyó en “el factor común que une a los productores lecheros uruguayos y la voz que sintetiza su sentir, sus propuestas, sus ideales y las esperanzas de toda la familia tambera nacional”, según afirma en su página web. Los candidatos en pugna son los productores Leandro Galarraga (Lista 10) y Carlos Torterolo (Alternativa 2021).
Galarraga dijo a La Mañana que “la falta de cuenca es una de las principales dificultades” del sector. “Las cuencas no tradicionales han tenido una pérdida importante de productores: la de Paysandú resultó muy debilitada con el cierre de Pili y la de Cerro Largo perdió muchos productores que remitían a Coleme y eso generó una reducción de la remisión”.
Otro problema y “de los principales, tiene que ver con la pérdida de productores” y en eso afectan las dificultades generadas para el recambio generacional. “Para iniciar un tambo los jóvenes necesitan un gran capital, pero en Uruguay no hay créditos acordes, los que hay en plaza son de 10 o 12 años, precisamos un capital que respalde y por eso estamos trabajando en créditos a 25 años como hay en Nueva Zelanda”, expresó.
Es necesario que los jóvenes “puedan iniciarse en el sector para que sus padres o abuelos se puedan retirar dignamente”. Lo que está sucediendo ahora es que “muchos jóvenes que se están iniciando lo hacen por resignación de sus familias al capital que han logrado trabajando toda su vida porque ven que esa es la única forma”. Para cambiar eso se requiere “un mecanismo de garantías que puede ser por el Fogale”, precisó.
El modelo neozelandés
Consultado sobre el modelo sharemilking que se aplica en Nueva Zelanda, por el cual el dueño del campo y el productor comparten porcentajes de ganancias y costos, el candidato por la Lista 10 dijo que ese modelo no se aplica en Uruguay aunque no descartó su viabilidad.
En Nueva Zelanda “hay una ley que lo ampara, hay créditos y un marco legal. En Uruguay sería posible trabajar en eso y sería una gran herramienta para quienes se quiera retirar del tambo y que puedan conseguir algún joven con capacidad de emprender, que ponga el trabajo y parte del capital. Ese modelo se puede llevar adelante, pero hay que darle un marco legal”.
“Lo más importante es el aspecto social”
Por otra parte, Galarraga dijo que la iniciativa del Instituto Nacional de la Leche (Inale) de que la producción crezca un 50% en los próximos 15 años es totalmente viable ya que en los últimos años el crecimiento en Uruguay fue del 4% anual.
El problema es que no se puede dejar de lado “el aspecto social que para la ANPL es lo más importante”, precisó. Mientras crece la producción “se pierden productores y tenemos que trabajar en herramientas para los jóvenes, de lo contrario van a seguir creciendo grandes capitales y se van a seguir perdiendo productores y eso nos preocupa”.
“Una cosa es la producción de leche, otra cosa son los tambos del medio rural, con sus familias. La lechería debe crecer en manos de muchos productores y no de cada vez menos”.
Las reformas ineludibles
Galarraga insistió en la necesidad de contar con “crédito a largo plazo” pero hay otras medidas “también importantes como lograr una tarifa eléctrica única fija para que el productor pueda ordeñar y prender sus motores en cualquier horario” y no tener que “adaptar su trabajo al costo de la tarifa de UTE” como ocurre actualmente en muchos establecimientos, que “para ahorrar energía ordeñan en horarios de calor insoportable o inhumanos terminando a las 3 de la mañana”.
“Otro tema es un proyecto acerca de un fondo anticíclico, nosotros exportamos el 80% de la leche y estamos abiertos a los mercados internacionales con precios que no podemos manejar. La actividad lechera es cada vez más cíclica, tenemos subas y bajas de precios cada vez más seguido, y cuando caen los precios internacionales se nos traslada esa baja de la industria a los productores y quedamos muy expuestos. Esa ha sido una de las principales causas de las pérdidas de los productores”. Con un fondo “anticíclico podríamos amortiguar esas caídas de precios internacionales”, señaló.
Conflictividad
Consultados sobre la conflictividad laboral, Leandro Galarraga como Carlos Torterolo señalaron que los trabajadores tienen derecho al paro, sin embargo resaltaron que la industria láctea tiene la particularidad de que se trata de un alimento perecedero, que se produce a diario, la capacidad de almacenaje es limitada y que se debe procesar para no tener que desecharla.
“La leche no tiene margen”, dijo Galarraga, otras empresas pueden soportar un conflicto por mayor tiempo, pero no la industria láctea. Por eso “tenemos que apelar a diálogo con los funcionarios de la industria, tanto los productores que somos los dueños de Conaprole como los trabajadores de la cooperativa debemos apelar a la razón y al diálogo para solucionar los problemas antes de llegar a un conflicto. Conaprole no es una industria más, es una cooperativa de 1.700 familias que son los productores que remiten la leche todos los días”, apuntó.
Torterolo por su parte, dijo que “otro tema que tiene muchísimo impacto en la confianza de los productores en el sistema es la conflictividad laboral en la industria. Eso es un desánimo continuo, cada vez que hay un conflicto el productor pierde el sentido de pertenencia de la cooperativa y eso va erosionando y debilitando el sistema”, advirtió.
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