Nacido en un barrio de Montevideo, descubrió la lechería cuando un conocido le comentó la posibilidad de estudiar en una de las tantas escuelas agrarias que tiene el país. Allí descubrió su vocación e insta a todos los jóvenes a acercarse al campo. “Yo ni sabía lo que era una vaca lechera”, cuenta, y hoy da charlas a otros estudiantes de su misma edad.
Entre las tantas actividades que tiene la Expo Prado, dirigida al público joven que la visita, se encuentra la primera edición Agro Para Jóvenes que este año se denomina “Oportunidades del campo” y que organizan la Asociación Rural del Uruguay (ARU) junto con el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL).
El evento que se realiza por primera vez este año cuenta con el apoyo de varias instituciones como el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Plan Agropecuario o Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), Conciencia Agropecuaria, las facultades de Agronomía y Veterinaria de Udelar, el Instituto Nacional de la Leche (Inale), el instituto Nacional de la Semilla (Inase), Colonización, la Sociedad de Productores Forestales, Anep y UTU, y ofrece la posibilidad de que jóvenes estudiantes de diversos centros de educativos accedan a información básica sobre el agro, en lo que parece ser el puntapié inicial de un proceso de ida y vuelta que integre y proponga interactuar a estudiantes del interior con sus pares de la capital, y de todos ellos con la actividad agropecuaria en sus diferentes modalidades.
Este año, en que se comenzó con el ciclo, Agro Para Jóvenes incluye tres jornadas, la primera se realizó el lunes 11, la segunda el martes 12 y la tercera este miércoles 13.
En la jornada del lunes 11 se mostró la evolución de la agricultura en función de los avances tecnológicos, comenzando con las primeras herramientas que requerían el uso de la fuerza física humana, la incorporación de animales de trabajo, los instrumentos complementarios, el desarrollo de la tecnología hasta el presente. Fue una muestra de la evolución que tuvo su inicio en la precariedad hasta la tecnología de avanzada que derivó en la autonomía de los equipos y maquinaria de trabajo y la incorporación de la inteligencia artificial.
De esa manera se llegó a la explicación del concepto “granja inteligente” cada vez más presente en los ambientes agropecuarios a través de drones, tractores, robots agrícolas, agricultura de precisión, satélites, GPS, alambrados virtuales, tambos robóticos, riego inteligente, monitoreo climático y aplicaciones móviles.
Otro de los temas presentado tuvo que ver con la ganadería extensiva y el rol que cumple ese sector productivo en las exportaciones, los beneficios del consumo de carne, el campo natural, etc.
Montevideano, de Flor de Maroñas, al mundo de la lechería
Uno de los módulos más interesantes fue el que presentó Leandro Romero, un joven de 17 años que es estudiante de la Escuela Agraria San Ramón en rubro lechería, tema sobre el cual expuso frente a otros jóvenes que escuchaban con atención.
La presentación de Leandro se centró en la actividad lechera nacional, la producción, exportaciones y las ofertas educativas para quienes quieran introducirse en ese sector.
Al cierre de la jornada que se extendió por buena parte de la mañana, Leandro Romero dijo a este semanario que la Escuela Agraria San Ramón se especializa en lechería y que todos sus cursos refieren a ese rubro.
“Estoy cursando segundo de Educación Media Tecnológica y al tercer año se sale como Idóneo en Lechería y bachiller agrario”. Cumplida esa etapa “pienso estudiar en la Faculta de Veterinaria con dedicación a la lechería”, comentó.
Agregó que nació y se crío en Montevideo, específicamente en Flor de Maroñas, y que hace un año y medio se mudó con su familia a San Bautista, agregó. Su vínculo con el sector lechero no es heredado ya que su familia se dedica a la avicultura.
Respecto a cómo llegó a ser el exponente más joven para un auditorio de muchachos tan jóvenes como él, dijo que fue idea de su profesor Santiago Martirena: “El me contó que estaba esta oportunidad y me planteó que podría exponer yo. Se fue armando la presentación y viendo qué es lo que podíamos decir para dar un pantallazo de la producción lechera en Uruguay y las ofertas educativas que tenemos para quienes se quieren integrar al sector”.
“Mientras estaba hablando me sentía bien”, dijo al ser preguntado sobre la experiencia de hablar en público y para un auditorio difícil como son los adolescentes. “A mí me gusta hablar, los que me conocen saben que soy de hablar, exponer, contar lo que he aprendido en la Escuela Agraria”, dijo.
Además de pasión por la lechería, Leandro también transmite gratitud: “Yo llegué a la Escuela Agraria sin saber lo que era una vaca lechera y gracias a lo que allí me han enseñado he ido aprendido. Todo lo que sé es gracia a la Agraria, fue allí donde descubrí la lechería”.
La juventud y campo
Sobre cómo ve el vínculo de la juventud con el campo, Leandro dijo que “la barrera” que divide a uno de otro “es falta de información, pero también de promover lo que es el campo en los jóvenes, y por eso estas instancias están muy buenas para poder despertar ese entusiasmo que es el campo y en mi caso particular me toca hacerlo pensando en la lechería”.
En mi caso, “yo me enteré por un conocido de que había una Escuela Agraria a la que podía asistir, pero no todos tienen esa posibilidad, y eso es falta de información. Por tanto, capaz que estas instancias en las que se puede promover la Agraria y que todos sepan y se enteren que está allí -porque no todos saben- son útiles para que quienes quieran puedan conocer y formarse en algo que hasta ahora quizá no saben que existe”.
“A mí me gusta la lechería, pero hay que decir que no es solo eso, hay unas 35 Escuelas Agrarias en todo el país y todas tienen un enfoque diferente, y trabajan otras áreas de la producción”, por lo que nadie debería quedarse afuera.
El conocimiento útil y aplicable
Otro punto que resaltó fue la utilidad de conocimiento que se adquiere: “Como dije yo llegué a la Escuela Agraria sin saber qué era una vaca, y desde ahí, desde no saber, uno va aprendiendo. Y no es que sea yo el que aprende, todos aprendemos, tengo compañeros que son brillantes en lo que hacen. Mi experiencia es que es un lugar donde se aprende, además de que es un muy lindo lugar”.
Lo que tiene de “difícil”, por llamarlo de alguna manera, es que los animales “tienen sus horarios” y por eso “hay que adaptar todos los horarios de las instituciones educativas al sistema productivo”.
En el caso de las vacas lechera, éstas “tiene su horario de ordeñe y hay que estar allí” cuando el animal lo requiere. Pero no todo el curso es así porque no se hace ordeñe todos los años, explicó.
Por último, Leandro hizo un llamado a todos los jóvenes que tienen alguna atracción o entusiasmo sobre el campo, para que no se queden con las ganas, sino que averigüen en los centros de estudio dónde pueden profesionalizarse, averigüen cuáles son las especializaciones, que son muchas y la variedad es para todos los gustos e inclinaciones. “Hay muchas opciones”, finalizó.
TE PUEDE INTERESAR