Es la mayor muestra ganadera y agroindustrial, pero cuando se recorren sus calles, se visitan los estands o sus galpones, se descubre que es mucho más que eso, un lugar de reencuentro que fascina y encanta.
En una jornada gris y con algunas lloviznas, este viernes 10 se inauguró una nueva edición de la Expo Prado que organiza la Asociación Rural del Uruguay (ARU) y que se extenderá hasta el domingo 19 de setiembre.
Desde los días previos se pudo ver mucho movimiento de quienes trabajan en la preparación de los estands, levantando estructuras, recibiendo mercadería, insumos, decorando, acondicionando todo para estar a la altura de lo que un evento así significa para el país. Como si fuera una pequeña ciudad, las calles internas de la Rural se llenaron de vehículos, camiones, tractores, trabajadores yendo de un lado al otro cargando sus herramientas, todos en una carrera contra reloj y compenetrados para estar lo más cerca de la perfección como sea posible.
Por fin el viernes llegó y a las 09.00 horas las puertas se abrieron para una exposición ansiosa por despertar y que promete ser mejor que la del año pasado, en un marco de pandemia controlada pero para la cual se deben seguir cumpliendo los protocolos y cuidados ya por todos conocidos.
Como suele ocurrir, el primer día se observó poco movimiento en comparación a lo que es característico en las exposiciones de la ARU que es visitada por miles de personas. Sin embargo, desde la mañana hubo actividades de destaque como por ejemplo la conferencia “La economía uruguaya pospandemia” organizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) donde se analizó el nuevo escenario de la economía nacional, o el lanzamiento de la 25ª edición de la Expoactiva Nacional, organizada por la Asociación Rural de Soriano (ARS), evento que contó con la presencia del presidente de esa institución, Jorge A Rodríguez, y el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) Ignacio Buffa que concurrió en lugar del ministro Fernando Mattos que se encuentra en una misión oficial en Brasil, además de otras autoridades.
Al mediodía la presencia de público continuó siendo moderada, el cielo continuó gris y las lloviznas volvieron a amenazar con su molestia pertinaz, pero ajenas a todo eso, las calles de la Rural se llenaron de olor a asado y en algunas parrilladas se veían los cortes vacunos o corderos haciéndose a fuego lento a la espera de los buenos paladares. El paisaje y el olor gastronómico es una estampa natural e infaltable de cada año.
Detenerse a observar el movimiento de la gente es un espectáculo aparte. La Rural es un lugar de encuentros, gente que se aprecia y que hace mucho tiempo no se veía, pudo volver a confundirse en un abrazo, fuertes apretones de mano y esa expresión de alegría en sus caras, tan difícil de describir, pero que todos conocemos y hemos vivido cuando volvemos a ver a aquel que estimamos y hace tanto tiempo no veíamos.
Porque la Expo Prado eso, gente de todo el país reunida en un solo escenario de calles angostas, donde tarde o temprano el encuentro es inevitable.
Los niños son también protagonistas. Sumergidos en un mundo que para ellos es casi mágico expresan su encanto por todo lo que la exposición tiene para mostrarles.
Aunque el olor a asado persistía, el medio día se fue rápido.
En las primeras horas de la tarde el presidente Luis Lacalle asistió a la conferencia “El día después…” organizado por la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE) y ARU, donde participaron los ministros Azucena Arbeleche (Economía), Pablo Mieres (trabajo) y Francisco Bustillo (Relaciones Exteriores), y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac Alfie.
Los eventos se fueron sucediendo con estand que se inauguraban mientras algunos niños seguían corriendo y los amigos extendían sus charlas tanto como podían, hasta que la noche llegó más rápido de lo deseado, y otra vez ese olor a asado invadiéndolo todo.
Comenzó la Expo Prado.
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