En el mundo hay más de 400 razas de perros de diversos tamaños y características. De los mamíferos, el perro es el animal con mayor diversidad. Su antepasado salvaje es el lobo y la domesticación aún no está establecida con exactitud pero se estima que fue hace más de 30.000 años, pero se sabe que fue el primer animal domesticado. Antes de plantar, antes de poseer ningún otro animal, el hombre ya disfrutaba de la compañía de los perros, y con la ayuda de este fue prosperando en todos los ambientes, incluso los más hostiles.
En Uruguay, los perros se vinculan a lo mejor de nuestra historia, con aquella frase del Gral. José Artigas: “cuando no tenga soldados pelearé con perros Cimarrones”, la cual ha sido analizada en cuanto representativa de su pensamiento y compromiso absoluto con sus principios y valores libertarios, pero también puso en la consideración de las siguientes generaciones una raza que hoy es un símbolo de nuestro país.
La historia del Cimarrón “es un poco atípica”, dijo Lucas Rodríguez Bazzurro, reconocido jurado de perros a quien La Mañana consultó para conocer más al respecto.
Los conquistadores españoles y portugueses llegaron a América trayendo sus perros “que no eran una raza definida”. Aquí “comenzaron a reproducirse” y con los años llegó un momento “en que había jaurías que azolaban la campaña, mataban el ganado, incluso atacaban a la gente, creando un problema serio. A fines de 1830 Fructuoso Rivera asume como presidente y da una serie de ordenanzas, entre ellas la matanza de perros que eran una amenaza para los campos y la gente”, expresó.
Al verse perseguidos, “los perros más inteligentes y astutos se escondieron en los montes”. “En mi familia se cuenta que un hermano de un tatarabuelo tenía una estancia en las zona del Zapallar y cuando llegó la ordenanza de Rivera seleccionó los perros que más quería y que consideraba los mejores, los llevó a las islas allí existentes y los largó para que sobrevivieran como pudieran, o se murieran. Así, los perros en las islas del Zapallar o de los montes de los distintos hacendados, ubicados en lo que hoy es Cerro Largo y Treinta y Tres, se empezaron a reproducir y generaron espontáneamente un biotipo que era muy similar al del Cimarrón actual”, contó Rodríguez.
“Pasados muchos años, en Melo, hubo un grupo de personas nucleadas por una señora de nombre Elvira Sambucetti de Pecoste que empezaron a hacer muestras de machos y hembras, pero siempre con un tipo muy parecido”. En esa tiempo había de varios colores, “se los fue seleccionando con la característica de tener un pelaje muy adaptable al clima nuestro: corto porque en verano hace calor, pero a su vez una capa de subpelo más abrigado que les protegía de las inclemencias del invierno.
Yo he llegado a juntar en un potrero 400 vacas de cría con sus respectivos terneros sobre la costa de un arroyo con maleza densa, con monte natural, con un peón y un solo perro Cimarrón
Esos perros tienen ese vigor híbrido que los hizo muy fuertes, muy saludables” y con un alto porcentaje de supervivencia: “una perra tiene 15 cachorritos y sobreviven los 15, no se muere ninguno, además las hembras son superbuenas madres”, aseguró el experto.
En cuanto a los machos destacó que “son poderosos, hipervoluntariosos, siempre dispuestos a trabajar, cumplir una función. En su momento cuando eran salvajes proveer alimentos para su hembra y crías, más adelante cuando fueron seleccionados por los humanos su mayor placer es satisfacer a sus dueños y que le hagan una caricia lo le digan una palabra de que estuvo bien”.
Son animales “muy espectaculares en el trabajo. Yo he llegado a juntar en un potrero 400 vacas de cría con sus respectivos terneros sobre la costa de un arroyo con maleza densa, con monte natural con un peón y un solo perro Cimarrón. El perro no deja atrás ningún animal”, subrayó. “Son excelentes conductores de ganado porque ellos mordisquean, le tiran el tarascón a la pata del ganado para mantener la fila del ganado andando, aprieta por la suavidad que tienen en la boca, pero no los lastima”.
Consolidación de la raza
La señora Elvira impulsó, junto con Carlos Alonso que también fue un entusiasta de la raza desde el principio, las bondades de los cimarrones y el trabajo que realizaron “tiene el broche de oro cuando Jorge Nallem, uno de los jueces más prestigiosos que hay en Uruguay, ingresó en la Federación Cinológica Internacional (FCI) con sede está en Bélgica. Nallem viajaba a aquel país y como fan de la raza empezó a hablarles a los directivos de la Federación sobre los cimarrones”.
Eso motivó que en 2004 se realice, organizada por Nallem y la Sociedad de Criadores de Cimarrones, “una presentación en el Latu que era un simulacro de exposición”, dándose un episodio que puso a esta raza en la consideración mundial.
Los cimarrones son perros “molosos tipo Dogo, sin embargo ese día en el Latu había una fila con más de 130 ejemplares sostenidos por mujeres y niños, y en ningún momento hubo una pelea ni un gruñido fuera de lugar. Eso significa que si bien son perros bravíos poseen una estabilidad cerebral por la que saben cómo se tienen que comportar dada la situación”, dijo Rodríguez.
Ese episodio “motivó una fascinación de los directivos de la Federación Internacional por la raza Cimarrón y a partir de ahí empezó un trabajo normal que se hace con cualquier raza cuyo reconocimiento se pretende de la Federación, hasta que en 2017 fue reconocida oficialmente como una raza más. En este momento hay más de 14.000 registros de cachorros” lo que muestra el reconocimiento y crecimiento de la raza “no solo en Uruguay, también en Argentina, Brasil y Europa, por ejemplo en Alemania hay clubes especialistas en cimarrones”.
Ha pasado mucho tiempo desde aquel comportamiento salvaje y depredador que Rivera ordenó perseguir, hasta hoy, raza oficial uruguaya y perro oficial de los Blandengues.
Fuerte, trabajador, inteligente y amigable
El Cimarrón es “mediano, fuerte, relativamente rectangular lo que le permite facilidad de movimientos y giros. La cabeza tiene un tamaño importante pero el hocico es ligeramente más corto que su cráneo, los dientes muerden en tijera o sea que los incisivos del maxilar inferior están por dentro del maxilar superior y los labios son colgantes pero no exagerados, pendulares adherentes a la boca”, propio de animales que se debían enfrentar a gatos monteses y pumas, sostuvo Rodríguez.
“Su tórax tiene una buena capacidad, lo que es importante en perros de trabajo” que requiere pulmones y corazón fuertes. “La última costilla llega muy atrás y el tórax, si vemos al perro de perfil, desciende hasta el nivel de los codos”, describió.
Además “son perros inteligentes, y no es que sean bravos sino que tienen un temperamento y un cerebro muy estable. Ante una agresión a su dueño van a reaccionar naturalmente aunque no estén entrenados, de igual forma, si se los acostumbra a vivir en familia y con los chiquilines, van a ser uno más”.
El perro medio pesa en promedio 40 kilos, los machos son un poco más grandes que las hembras, los colores son bayos y atigrados, con o sin máscara negra, son los dos colores originarios de la raza, pueden tener alguna mancha en el pecho, la punta de la cola o los dedos de las manos, pero no pueden ser manchados. Viven entre 11 y 15 años.
Los interesados en adquirir un Cimarrón tiene que comunicarse con el Kennel Club Uruguayo, “averiguar quién ha inscripto cachorros en los últimos dos meses y solicitar los contactos” para asegurarse qué animal están comprando.
El precio promedio puede ir de 350 a 500 dólares, dependiendo de los antecedentes de los progenitores, pero quien no piensa llevarlo a una exposición no le da importancia a las características puede adquirirlo a un precio menor. “Yo aconsejo comprar perros como si se fueran a llevar a una exposición porque la diferencia de precio entre uno y otro será de 100 o 200 dólares, pero la diferencia estética del animal se va a disfrutar durante los 10 o 15 años que un perro de esas característica esté con sus dueños, echado en la alfombra o el jardín”, concluyó.
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