El nuevo presidente de CUSA explicó los desafíos del sector servicios y pidió incentivar la agricultura, además de agilitar los mecanismos de traslado de maquinaria por las rutas nacionales.
Enrique Erlatz es el nuevo presidente de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (CUSA). Su vínculo con el agro comenzó como productor, pero en 2005 se inició como contratista: “Fui productor sojero, pero con el boom y la llegada de los argentinos era muy difícil conseguir tierra para producir, optando por hacer los servicios agropecuarios”, con un área de trabajo que incluye los departamentos de Soriano, Río Negro, Durazno, Flores y Tacuarembó.
CUSA se fundó el 7 de diciembre de 2007, es una institución sin fines de lucro que nuclea a los contratistas agropecuarios de todo el país. Erlatz es socio fundador con amplia experiencia como integrante de la comisión directiva.
“Nace por la necesidad de contar con una referencia en las labores agrícolas y forrajeras, dada la importancia creciente que tenían los trabajos en los pools de siembra que había en el país” con empresas como El Tejar o Grobo entre otras, “que estaban por todo el país”. Los contratistas “nos agremiamos y contamos con el asesoramiento de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas. A partir de ahí hicimos una tabla de precios sugeridos para tener una referencia de los servicios para todo el país, porque hasta entonces no se sabía qué cobrar ni cómo cobrar”, recordó.
Actualmente CUSA tiene 120 asociados, pero llegó a tener 300, con una disminución que se explica por “el retiro de los pools de siembra que hizo que cayera la demanda de los servicios”. Junto con eso “hubo un retroceso de la frontera agrícola que disminuyó el trabajo de los contratistas”. Otra razón del descenso de socios fue “la variación de los márgenes, que ya no son los mismos y cualquier cultivo es un negocio ajustado” a lo que se agregan “los problemas climáticos que genera baches económicos”.
La tecnología no va a detenerse
“Los contratistas somos parte de la cadena productiva y todo lo que pasa en el sector incide”, subrayó Erlatz. La producción agrícola “tiene tres patas: la tierra, los agroinsumos y los servicios. CUSA es la referencia de los servicios y es parte del presupuesto de las chacras. Por tanto, necesitamos que al cliente le vaya bien para que siga produciendo. Debemos aplicar la mejor tecnología que podamos para que nuestros clientes logren los mejores resultados, tengan éxito en sus emprendimientos y no se corte el trabajo”.
Aclaró que los precios sugeridos por CUSA “no acompañan las variaciones de los commodities, porque el precio de la maquinaria la pone el fabricante en función de otros parámetros, por ejemplo, el acero”. Asimismo, si se quiere continuar en el ramo de los servicios “se debe tener la mejor maquinaria posible porque el que contrata quiere soluciones, no problemas. El contratista debe tener los paquetes tecnológicos actualizados”.
Otra realidad es que “la tecnología no va a detenerse, es un camino que vamos a seguir recorriendo y los que no se enganchen con eso, los que no inviertan en tecnología son expulsados por el sistema” y eso explica la caída del número de contratistas, aunque “somos más que los 120 asociados y uno de los objetivos de la Cámara es ampliar su padrón” para mejor su función de referencia de tarifas para todo el país.
Sobre la preparación de los operarios, Erlatz dijo que en Uruguay “no hay una escuela que enseñe porque el sistema educativo no acompaña la demanda tecnológica actual. Cuando llega una máquina nueva la preparación corre por cuenta del contratista o el importador de la maquinaria”.
Por otro lado, también es verdad que “las máquinas buscan que la mano del hombre incida cada vez menos, las de última generación se regulan solas y ofrecen la posibilidad de programarlas según la necesidad del trabajo. La tecnología ayuda a hacer un trabajo más eficiente, pero el operario debe conocerla”. La contra de la tecnología es que “demanda mayor mantenimiento y costos que no pueden trasladarse al productor”.
Altos costos operativos
La formación de la tarifa sugerida de CUSA tiene “básicamente cuatro variables: el valor de la maquinaria agrícola, el valor del dólar, los valores de los sueldos y el valor de los combustibles”, por tanto, quien se maneja con esos precios “debería poder acompañar los avances tecnológicos”, aseguró, y añadió que los trabajos de los contratistas “se cobran en dólares, pero el presupuesto de cada empresa se paga en pesos, o sea que si el dólar aumenta disminuye costos, pero si baja se encarecen”.
La mayar problemática de las empresas que integran CUSA “es la baja rentabilidad” motivada “por los altos costos operativos. Son muchas las horas de trabajo que se necesitan para cubrirlos”, subrayó.
El sector tiene un problema adicional: “A los empleados hay que pagarles muy bien para que sea un trabajo atractivo en comparación con otros”. Ahí “tenemos un problema y eso es algo que pasa en todo el mundo: cuando alguien se va para la ciudad después no quiere volver al campo, y la única forma es pagándole bien, y ese mayor pago va en desmedro del margen”.
Generar políticas para atraer inversores
“El sector necesitaría mayor número de empresas solicitantes de servicios agropecuarios, lo que generaría condiciones para más inversiones. Mucha gente se ha ido del campo y no ha habido un reemplazo”, describió. Explicó esa situación señalando que cuando se dio la explosión de la agricultura y “se extendió la frontera agrícola” había más oportunidades de trabajo, “sobre todo en los departamentos más marginales”. El buen momento pasó y “los productores dejaron esas tierras, que fueron ocupándose y que son usadas en la producción, pero no requieren de los servicios que ofrece CUSA porque muchas pasaron a la forestación o a la ganadería”.
La forma de recuperar esas tierras es “generar políticas de Estado para atraer inversores, se deben dar condiciones como bajar los costos operativos, bajar el valor de la renta de la tierra, bajar el costo de los fletes, que es muy elevado”.
Mientras no se tomen medidas que lleven a un costo menor, “quien hace las cuentas siempre va a optar en no hacer inversiones en agricultura”.
Flexibilizar el transporte de maquinaria
Respecto a la inversión en infraestructura Erlatz dijo que en este período de gobierno “se hicieron más rutas y puentes, y quienes andamos en las rutas nos hemos sentido beneficiados”.
No obstante, planteó que “se debería ser más flexibles en el trasporte de maquinaria en los camiones y buscar agilizar el sistema”.
La normativa tiene una serie de exigencias “que están bien” porque hacen a la seguridad vial, pero “hay que solicitar al ministerio una custodia que en zafra es una complicación importante porque no hay la cantidad suficiente de funcionarios. El resultado es que queremos trasladar una máquina de un lugar a otro y las personas encargadas de la custodia no están disponibles hasta dentro de cuatro o cinco días, lo que atrasa el trabajo u obliga a que la máquina tenga que ser trasladada por tierra, lo que lleva el doble de tiempo que el camión”.
Es un tema importante “para los productores y los contratistas, porque el retraso de un día parece poca cosa, pero es prioritario”.
En un día “una megamáquina puede sacar 60 o 70 hectáreas de cosecha, que son miles de kilos, y eso es mucha facturación para el contratista y muchas toneladas que salen del campo y van a la planta de silo”.
El rol de la custodia es importante, pero debe agilitarse para que la producción no se detenga por falta de funcionarios. Su tarea consiste en “custodiar el camión que traslada la máquina que por su tamaño va pasado de ancho y alto. No es un tema directo del contratista, sino más del rubro transportista, pero nos afecta en el desempeño del trabajo”.
Sobre la caminería rural el presidente de CUSA dijo que dependen de las intendencias y señaló que “hay lugares donde los caminos fueron dañados por los problemas climáticos conocidos. Los caminos en mal estado enlentecen la llegada de los camiones, complican el transporte por tierra de las máquinas, generan roturas de ruedas o cubiertas que tienen un costo importante”.
El maíz en problemas
Erlatz también comentó los trabajos agrícolas que se realizaron o se están por realizar en el país. Dijo que en el litoral el maíz de primera ya terminó de sembrarse y a fines de octubre o los primeros días de noviembre comenzará la siembra de la soja de primera. Desde mediados de noviembre en adelante se van a hacer las cosechas de colza, canola, cebada y trigo. A eso seguirá la siembra de maíz y soja de segunda.
Este año el maíz de segunda “será el más afectado en el área”, principalmente “por el golpazo que nos dimos con la chicharrita que derivó en un promedio desastroso en la cosecha que no dio para cubrir costos y dejó baches económicos importantes con fortunas en pérdidas por falta de rendimiento”.
Otro factor que empujará a reducir el maíz de segundo es el año Niña, “que genera una crisis hídrica y eso frena al productor”. La soja de segunda y el sorgo “se verían menos afectados porque son más resistentes a la falta de agua”. Finalmente, estimó que “este año la soja de primera tendría un aumento en el área”.
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